
Por Andrés Timoteo
LA FIESTA FEMINICIDA
Hace unos días, una agencia informativa publicó un recuento de los feminicidios que van en Veracruz durante este 2025: 17 hasta el primero de abril.
El Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres (OUVMujeres) informa sobre 7 hasta el 31 de marzo. No se han pronunciado otras organizaciones civiles.
Por su lado, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) solo tiene actualizado su reporte hasta el mes de febrero y el mismo solo tiene dos feminicidios en el primer bimestre del año.
O sea que las autoridades federales nada más reconocen el 12 por ciento de la estadística documentada por la prensa veracruzana.
Y la Fiscalía General de Veracruz ¡no reporta nada! Ni un solo caso, no al menos públicamente. El SESNSP se nutre con la información que le proporcionan las fiscalías estatales, entonces lo que se entiende es que el gobierno veracruzano únicamente ha registrado dos feminicidios en lo que va del año.
En su sitio web, la Fiscalía sube boletines de las famosas Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz desgranando supuestos procesos contra agresores pero sin dar la cifra acumulada.
No es nada nuevo, claro, sino parte de la estrategia para maquillar la tendencia feminicida.
Así se ha hecho desde la llegada de la tuxtleca Verónica Hernández Giadáns a esa oficina: trasquilar los datos cambiando el delito de feminicidio por el de homicidio doloso o de plano ignorándolo para así rebajar la estadística.
Y solo para que se rían un rato hay que rememorar el boletín emitido el 23 de julio del 2024, el año pasado, en el que Hernández aseguraba que bajo su gestión los feminicidios disminuyeron en más de la mitad.
"A partir de 2019 el número de víctimas se redujo un 55 por ciento, mientras incrementaron 164% las capturas a los agresores, 61 la apertura de carpetas, 168 las vinculaciones a proceso y 457 las condenas dictadas, con corte al 30 de junio del presente", expone.
Traducción: con su antecesor, el oaxaqueño Jorge Winckler, los feminicidios estaban imparables pero apenas llegó ella a la Fiscalía todos los feminicidas emprendieron la huida, los que se quedaron fueron detenidos y encarcelados y los que todavía no mataban a una mujer se aguantaron las ganas. Risas.
¿Alguien le creen a la tuxtleca?
Por supuesto que no. Lo que reporta es una mentira llana fácilmente desmentida por los reportes de las organizaciones civiles que miden la eficiencia en la procuración de justicia en el país y que colocan a la Fiscalía local con un 98.2 por ciento de impunidad y solo un 1.8 por ciento de justicia impartida.
¿Feminicidas huyendo asustados porque la señora Hernández está en la Fiscalía?
Al contrario, deben de estar a las carcajadas porque los asesinatos que cometen ni se cuentan ni se castigan.
Con ella, la fiesta de los feminicidas ya lleva seis años. Y parece que va para largo.
¡A LOS TENDEDEROS!
Ahora mismo ya pasó de ser una incógnita a convertirse en un agravio que la gobernante en turno -la que prometió cuidar a las mujeres- mantenga a Hernández Giadáns al frente de la Fiscalía General.
La sostiene a pesar que es enemiga declarada de las féminas, sus congéneres, de obstaculizar el registro de las agresiones que padecen y negarles el acceso a la justicia.
Vaya, la mantiene aun cuando es la personera de su exprotegido y traidor, Patrocinio Cisneros.
No hay justificación ni judicial ni de conveniencia política para su permanencia en dicha encomienda.
Y un solo caso en esa lista de feminicidios en este año, el más reciente, es motivo suficiente para la remoción de la fiscal y sus colaboradores.
El primero de abril, Marion Lizbeth Rodríguez Hernández fue asesinada en el puerto de Veracruz por su expareja sentimental.
El tipo la acosaba y logró llegar hasta ella para matarla pese a que la víctima lo denunció desde el año pasado ante la Fiscalía Regional donde le prometieron proceder en su contra y ella le ofrecieron un teléfono móvil con botón de pánico para que lo usara en caso de inminente peligro. No lo usó porque nunca se lo dieron.
Marion fue dejada en la indefensión total. No le proporcionaron ni botón de pánico ni la orden de alejamiento ni patrullaje en las inmediaciones de su vivienda ni la llevaron a un refugio seguro.
Es más, ni siquiera le dieron protección en una tienda OXXO como lo anunció la gobernante el pasado 7 de marzo. Todo es una charada.
El agresor andaba libre y hostigándola hasta que la coció a puñaladas. Fue una evidente negligencia criminal.
De ese feminicidio también son culpables Hernández Giadáns, la fiscala regional Mauren Leslie Ruiz Rodríguez -otra mujer insorora como su jefa- y el agente del ministerio público que atendió la denuncia -¿alguien saben su nombre?-.
Y si la gobernante Rocío Nahle no los despide y les inicia un proceso judicial, los colectivos feministas deberían, por lo menos, exhibir sus nombres y fotografías en los tendederos, esas las mantas con la lista de agresores de mujeres.
Se lo han ganado y en una de esas hasta la zacatecana podría aparecer en las mismas por mantener a esos agresores de mujeres en la Fiscalía.
*Envoyé depuis Paris, France.