Por Andrés Timoteo

LA “GENTE RARA”

Ecos del Parroquiazo del domingo. ¿Rocío Nahle va a cerrar el Café de la Parroquia si es gobernadora?

Falso, nadie crea ese bulo que surgió de los ‘queda-bien’ que la rodean.

Ni Nahle ni cualquier otro gobernante se atrevería a atentar con ese ‘ecosistema jarocho’ compuesto de ‘lecheros’, canillas, bombas con nata y mucho cotilleo.


Desde las mesas de La Parroquia, sea la de los “200 años” donde ocurrió el griterío o de cualquier otra sucursal, los veracruzanos componen al mundo, corrigen a los técnicos del fútbol, encuentran la cura del Covid-19, cronican los chismes de la sociedad y suben o bajan políticos.

El Café de la Parroquia es como todas las cafeterías icónicas del mundo: una ventana para conocer la ciudad, el país y el orbe.

Es, por supuesto, un estilo de vida, el ‘savoir faire’ -diría los franceses- del pueblo jarocho.

Y, desde luego, espacios para el debate de ideas, algunas frívolas y otras trascendentales, pero todas caben allí.

La sugerencia disparatada de cerrar la cafetería fue de la comapeña Rosa Hernández Espejo, quien a pesar de no ser jarocha ocupa una curul federal y ahora busca quedarse por otros tres años en calidad de representante ‘cachirula’ de los porteños y boqueños.

Ella en un intento de descalificar a los comensales que abuchearon a la zacatecana, acusó que los que acuden a tomarse un café a La Parroquia de ser “gente rara” y “fifís que se levantan tarde”.

Después, a través de los que le manejan las redes sociales para su campaña, recurrió a la locura: proponer un boicot a la cafetería o de plano clausurarla.

Y se fueron como ‘hilo de media’ en descalificaciones contra el lugar.

Sus manejadores cibernéticos -ojo, que no expertos en ‘granjas de bots’ ni nada por el estilo pues comapeña es muy básica, limitada y no le entiende a eso, sino empleados que solo le apachurran las teclas al móvil- acusaron que el Café de la Parroquia “es un refugio de prianistas y que hay que acabar con él y con ellos”.

De ese grado la tirria.

Vaya, Hernández Espejo hizo lo que ni siquiera Javier Duarte se atrevió cuando también le gritaron en ausencia ¡Fuera! -no estaba físicamente allí- en una de las sucursales.

Ahora, Nahle debe agradecer a la comapeña que le endilguen otro exabrupto: la amenaza de cerrar un lugar emblemático para los jarochos.

¿Qué pretenderán la comapeña Hernández y los otros “cerradores de Parroquias”?, ¿Que en su lugar abran franquicias de El Viejón y La Charra que son los restaurantes más famosos de Río Grande, Zacatecas?, ¿Que sustituyan los Huevos Tirados por las Enchiladas Mineras o El Lechero por un Colonche de Tuna? Los raros son ellos. Risas.

Claro, el embuste no le funcionó a la diputada federal quien otra vez recurre a la mentira a fin de defender a la zacatecana.

Hace días acusó al empresario Arturo Castagné de cometer desfalcos millonarios en la Fundación Veracruz Produce cuando éste dejó de ser su titular hace 16 años.

Nahle debería sugerir a la comapeña hacer voto de silencio o de plano que terceros le coloquen un trozo de ‘masking-tape’ para contener sus disparates.

¿Y LOS CLASEMEDIEROS?

Más ecos del Parroquiazo que no fue solo ‘fuego amigo’ o ‘ataque yunista’ sino un acto político y como tal hay que leerlo.

Una lectura es que al parecer a Morena y a la zacatecana Nahle no les funcionará haber impuesto como candidata diputada local a la editora de un periódico porteño por medio de la cual buscan atraer a los votantes de las clases media y alta.

Estos clasemedieros son los clientes asiduos de el Café de la Parroquia a los que ahora llaman “raros”, “flojos”, “fifís” y hasta los amenazan con cerrarles la cafetería. Y si la directiva del rotativo ya es candidata, ¿por qué no llamó a su gente para arropar a Nahle en La Parroquia?, ¿no que se echarían a la bolsa a esos electores?

Además, los observadores no pronostican buen futuro para esa candidatura porque aluden que el diario no ha dado voz a las causas sociales en las últimas cinco décadas y por lo tanto no tiene base popular que reconozca, respete y le quiera dar el sufragio a su propietaria.

Ya se verá.

Lo que si es cierto es que la editora del decano es mucho mejor opción que otros que buscaban tal postulación en el distrito 14 como los impresentables Fernando Arteaga, que pretendía reelegirse, o Ramón Álvarez Fontán.

La empresaria al menos da un poco de altura al partido guinda. Y tampoco es que el panismo lleve a gente proba y votable para hacerle competencia.

CUESTIÓN DE ‘BISNES’

Hablando de ímprobos, hace un tiempo se hizo la pregunta.

¿Cuánto cuesta una candidatura en Morena?

Hoy se sabe un aproximado.

El fidelista José Ruiz Carmona habría pagado 7 millones de pesos -aunque otros aseguran que más- por ser candidato a diputado local en el distrito 15.

Ruiz ha contado a sus cercanos que eso le “invirtió” al proyecto de Rocío Nahle -léase: eso le cobró Claudia Tello a nombre de la zacatecana- ¿Mucho dinero?

Para nada, el motejado “Pepín” asegura que con Nahle en la gubernatura en menos de un año recupera esa “inversión” y “de ahí pa’l real serán puras ganancias”.

No es cuestión de pueblo sino de ‘bisnes’.

*Envoyé depuis Paris, France.