Por Andrés Timoteo

LA OTRA PANDEMIA
Zumban y zumban a nuestro alrededor asestando piquetes. Ya se les considera una micro-fauna ordinaria a soportar, aunque en algunos inoculen la muerte.

Son los mosquitos Aedes Aegyti que transmiten el dengue y que están mutando para dejar de ser endémicos y convertirse en globales.

Dos estudios publicados en el 2023 por investigadores argentinos y brasileños revelaron que el insecto ha evolucionado a fin de resistir al frío y ciertos insecticidas.

Es decir, ya vive, se reproduce y ataca en regiones que antes no podía por tener climas frescos.

Y lo segundo es que ya puede resistir determinados tóxicos y no tardan en superar el 'abate'.

El 'abate' o Temefos es un larvicida que se vierte en depósitos de agua para eliminar las larvas y huevecillos, pero si la advertencia científica se cumple pronto no habrá nada que detenga a esos insectos.

Por lo pronto, su reinado se extiende.

En abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó alerta sanitaria tras documentarse 9 millones de contagiados en todo el orbe, y de esos 5.2 millones se registraron en América Latina y el Caribe.

El 2024 es el año de mayor propagación de la fiebre y en el cual el Aedes aegypti ya se cataloga como vector global.

En todo el mundo ha matado este año a 5 mil personas.

Es una pandemia silenciosa y a la que se le tiene poco miedo, cuando debería lo contrario pues nadie está exento de infectarse, solo basta algún mosquito comedido que lo pique.

Al Aedes aegypti le llaman 'mosco hogareño' o 'mosco limpio' porque no se reproduce en aguas turbias ni contaminadas sino en las limpias, en los depósitos domésticos de agua y los reservorios que se forman con la lluvia.

En cualquier botella, tapa, canal obstruido, lata, charco, oquedad en llantas y otros cachivaches, ahí se reproducirá y en cuanto las larvas se conviertan en mosquitos irán directo a las viviendas porque el cuerpo humano es como un radiador que los atrae.

Y para completar la amenaza, ahora, tras el paso de la tormenta tropical Alberto y la próxima llegada de otros huracanes sus sitios de anidación se multiplicarán por millones.

Al momento ya hay dos vacunas desarrolladas para prevenir el desarrollo de los cuatro principales serotipos de dengue -DENV-1, DENV-2, DENV-3, DENV-4-, aunque su efectividad depende de algunas condiciones.

Una es Dengvaxia o CYD-TDV del laboratorio francés Sanofi-Pasteur y la otra es Qdenga o TAK-003 de la empresa japonesa Takeda.

PIQUETES CAROS

Al parecer la más socorrida es Qdenga porque se puede aplicar a partir de 4 años mientras que Dengvaxia tiene una alerta para inyectarla solo después de los 9 años y únicamente en pacientes que hayan padecido la enfermedad anteriormente.

En México ya se aplican desde mediados del año pasado, pero lo malo es que no está a disposición de toda la población.

El sector salud no la aplica, el gobierno de la "cuarta transformación" se niega a comprarla e incluirla en el catálogo de medicamentos suministrados gratuitamente.

Vaya, si no le dio prioridad a la vacuna contra el Covid-19 que mataba más, ¿alguien cree que le destinarán dinero para comprar las dosis contra el dengue?

Entonces, los que necesiten esa vacuna -los que ya ha padecido el dengue anteriormente y sean susceptibles a que el próximo contagio les resulte mucho más agresivo- y los que quieran inmunizarse preventivamente tendrán que comprarla por su cuenta.

La Dengvaxia cuesta entre 3 mil 800 y 4 mil 200 pesos, y la de Qdenga es un poco más barata porque va de los 2 mil 500 a los 3 mil 200 pesos, pero aún así vacunar a la familia es un gasto elevado.

El promedio de integrantes por familia es de cinco, entonces con el precio más barato se requiere un desembolso de los 7 mil 500 a los 12 mil 500 pesos y con el más elevado de los 12 mil 600 a los 21 mil pesos.

¿Y si son siete u ocho o más de familia?

Pues mejor que se enfermen todos y que Dios reparta la sobrevivencia.

Por ello, la moraleja más actual de esta pandemia vieja y silenciosa es que el piquete del mosquito sale gratis, pero el pinchazo para inhibir las consecuencias es carísimo para las mayorías.

TIJERETAZO

De acuerdo al último reporte epidemiológico de la Secretaría de Salud, en el país ya se acumulan 17 mil casos de dengue y 26 defunciones -8 en Guerrero, 5 en Morelos, 2 en Quintana Roo, 3 en Tabasco, 2 en Michoacán, 2 en el Estado de México y uno en Colima), pero Veracruz no registra ninguna muerte a pesar de que es la tercera entidad con la mayor incidencia de contagios, mil 600 hasta esta semana.

La razón es que el gobierno cuitlahuista falsea las cifras como lo hizo con la Covid para dar la impresión de que no se está repitiendo la negligencia del año pasado cuando acumularon 40 muertes.

El tijeretazo se comprueba porque la prensa a reportado hasta tres muertes.

La última fue la de la niña Abril Valencia Calderón de 12 años en Jalapa el pasado 18 de junio.

Los otros dos decesos fueron en el sur del estado y la Cuenca del Papaloapan en abril y mayo.

Vaya, en los hospitales veracruzanos no habrá medicina ni vacuna contra el dengue, pero sí difuntos y una tijera afilada para ocultarlos.

*Envoyé depuis Paris, France.