Por Andrés Timoteo
LA VEINTENA
Hace veinte días que al exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros no se le ve por Veracruz.
Aparentemente nadie ubica su paradero desde que fue fotografiado en el aeropuerto “Heriberto Jara” esperando para abordar un avión y su ausencia alimenta la especulación y el morbo regocijantes.
Y se dice que genera regocijo porque son muchos los que esperaban el momento de verlo en desgracia política y fuera del aparato de gobierno.
Lo curioso es que el mismo bajacaliforniano ha contribuido al misterio sobre su ubicación ya que a través de sus escribanos ha mandado a decir que permanece en Veracruz, en su mansión de Coatepec. Pero nadie lo ha visto.
Otros lo ubican “operando” -ajá sí- en la Ciudad de México y otros más descansando en su querida Baja California.
En las redes sociales también ocupan del exfuncionario con ‘memes’ pues ya lo hacen en Medio Oriente, el Congo y hasta en San Basilio de Palenque, la versión colombiana de San Lorenzo de los Negros (Yanga).
Pero más allá de que esté o no físicamente en Veracruz, nada ha cambiado en esta veintena -desde el 17 de noviembre cuando lo fotografiaron en la terminal aérea- pues sigue conservando sus cotos de poder en el gabinete estatal.
Por más versiones de que su gente está saliendo del organigrama cuitlahuista -difundidas en gacetillas por su archienemigo tuxtleco, Juan Gómez – nada es cierto.
No hay ‘purga’ ni ‘limpieza’ de los funcionarios allegados a Cisneros. No, hasta el momento. Su sucesor Carlos Juárez fue su subordinado como subsecretario de Gobierno y si bien no obedece directamente a intereses del bajacaliforniano -es tabasqueño y fue impuesto desde el altiplano – sí le tiene suficiente miedo para no desafiarlo.
Y tanto que han cantando la salida del experiodista y actual subsecretario de Asuntos Jurídicos, Israel Hernández Roldán, pero ahí sigue.
Lo mismo Brenda Cerón de la Comisión de Búsqueda y Naldy Rodríguez del Instituto Veracruzano de Acceso a la Información (IVAI), por citar algunos.
NI FACTO NI EFECTO
También continúa su personera más poderosa, Verónica Hernández, inamovible en la Fiscalía estatal. La señora se siente tan sobrada, aun en la ausencia de Cisneros, que se negó a acudir a la primera reunión que el gobernante en turno Cuitláhuac García tuvo con los representantes de los colectivos que buscan desaparecidos, el 10 de noviembre.
Tras eso, varias activistas anunciaron que la renuncia de Hernández Giadáns se añadiría al pliego petitorio que presentaron al mandatario y por el cual días antes se movilizaron bloqueando el centro de Jalapa. No pasó nada.
A la segunda reunión, el 23 de noviembre, la fiscala sí acudió pero con una actitud parca y altanera. Se limitó a informar lo menos posible.
“Repitió la cantaleta que da a los medios, cifras alegres y a presumir logros inexistentes y siempre viéndonos por encima del hombro”, contaron algunos de los asistentes.
¿Por qué Hernández Giadáns permanece en el cargo ahora que ya no está su padrino? La deducción no es complicada: porque nada ha cambiado ni en las formas ni en el método ni en las tramas ni en las transas.
Cisneros sigue conservando poder en el gabinete estatal por mucho que sus odiadores le recen el ‘Requiescat in pace’.
La permanencia de la fiscala Hernández es el parámetro de que el bajacaliforniano sigue con don de mando en el gobierno cuitlahuista.
Claro, veinte días fuera no son nada, dirían algunos, pero el bajacaliforniano sigue vigente porque García Jiménez también le tiene miedo a que revele la información que le sabe.
Y la conservación de sus cotos de poder es también un parámetro para medir la supuesta influencia de la zacatecana Rocío Nahle en gobierno estatal.
Algunos candorosos ya le acomodan el término de “gobernadora de facto” en estos últimos meses del sexenio estatal.
Dicen que ella es ya la que decide y conduce el barco político-gubernamental pues García Jiménez solo se limitará a cortar listones y portar la representación.
Empero, el motejado “Bola 8” no se ha ido del todo y sus huestes están intactas. ¿Cuál mandataria decisora? Ni de facto ni de efecto. Risas.
QUE SIEMPRE NO...
En este contexto y también como indicador de la autoridad de plastilina que tiene García Jiménez está la situación Brenda Cerón cuya salida de la Comisión de Búsqueda fue anunciada por el mandatario tras la reunión del 10 de noviembre con las madres buscadoras, pero doce días después resultó que siempre no se va.
Cerón ocupó esos días en coaccionar a varias activistas para que pidieran que no fuera excluida de la terna para nombrar a un titular formal.
¡Y para Ripley aceptaron considerarla!
Obvio que no fue ella la que actuó a ‘motu propio’ sino por injerencia de sus madrinas Guadalupe Osorno, secretaria de Protección Civil, y la exdiputada Tanía Carola, además del padrino interpósito, Cisneros Burgos.
No importa sus nulos resultados en estos cuatro años -fue nombrada en mayo del 2019 como encargada de despacho-, su frivolidad y desatención de las víctimas ni el cuestionado manejo del presupuesto de la comisión, la señora Cerón Chagoya pretende quedarse en la nómina estatal.
Tampoco es algo que sorprenda, ya se había anticipado la intención del cuitlahuista -¿o del ‘bolaochismo’?- para mantenerla el mayor tiempo posible y darles largas a quienes pidieron su renuncia.
Ahora encontraron la forma no solo para que permanezca el resto del sexenio sino más allá.
*Envoyé depuis Paris, France.