Por Andrés Timoteo
LAPSUS BRUTUS
La semana pasada, la primera de precampaña, ubicó a la laguna de Catemaco en el litoral costero, lo que demostró su desconocimiento de la geografía veracruzana.
Y esta semana, la segunda de precampaña, tuvo otro ‘lapsus brutus’ con el desprecio grosero que le hizo a la prensa porteña durante una reunión con el empresariado organizado.
Esos dos temas dominaron la agenda mediática de los primeros quince días de proselitismo de la zacatecana Rocío Nahle.
Del precandidato opositor, José Yunes poco se puede decir.
Su primera semana de precampaña destacó por el acto agrario del 6 de enero y sus acompañantes, entre ellos la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, pero la semana que concluye no dio campanazo.
Quizás el consuelo para sus seguidores es que no incurrió en pifias como lo hizo la de Río Grande, Zacatecas, pero no tuvo ningún mitin destacable y ningún pronunciamiento que haya sacudido al electorado.
Tal vez durante estos primeros días tal vez al peroteño le pueda funcionar atenerse al calamitoso comportamiento de la zacatecana Nahle, pero no será siempre así.
Si solo le apuesta a las pifias de la morenista se quedará en la nadería.
Pero regresando lo que les hizo la zacatecana Nahle a los colegas reporteros de la zona conurbada es indicativo de que señora más que despreciar -pues no le alcanza para esa actitud porque ni es letrada ni especialista en el ejercicio informativo ni tiene la estatura política- es que le incomoda el ejercicio periodístico.
Particularmente le molestan aquellos que no la llenan de halagos ni se avocan a difundir sus comunicados si no que revisan su desempeño como funcionaria y ahora en la competencia electoral documentan su condición de zacatecana y no veracruzana.
La prensa que trata el tema no miente ni difama, como ella se queja, porque ella nació en Río Grande, Zacatecas, no en Veracruz.
Eso no es una falacia si no un hecho comprobado.
Pero el tema le causa conflicto existencial y la altera al grado que pidió excluir a los medios informativos que no le son afines de la reunión con los empresarios.
De acuerdo a la crónica de un locutor que se coló en la reunión, ahí Nahle se lamentó que “muchos medios o comunicadores mientan, difamen e insulten, sin embargo (sic) confío en los medios serios y profesionales para trabajar de manera cordial”.
Es decir, como candidata y como gobernante, si es que gana, únicamente tratará con los que ella considera comunicadores “serios y profesionales”.
¿Cuáles serán?, ¿Los boletineros que le hacen vocería? Algunos de esos mismos estuvieron en la reunión y la llenaron de elogios y ‘selfies’.
Ella junto con sus asesores mediáticos seleccionaron a los representantes de los espacios informativos que ingresaron y al resto lo dejaron afuera de manera petulante.
La candidata no se detuvo ni siquiera para excusarse educadamente ante los reporteros que la esperaban.
No le hacían falta, de acuerdo a su apreciación, pues ya tenía a la prensa maleable adentro.
EL “JUCHITÁN POWER”
Pero vale la pena reparar en ese momento de repudio a los periodistas porque revela como ven a la prensa en los intestinos de su campaña.
La agresividad mostrada por los asesores mediáticos de la zacatecana confirma lo que se dice en los corrillos reporteriles:
Que la vocera nahlista, Adriana Muñoz, está saciando la animadversión que tiene con muchos colegas a los que ha excluido de todo, desde la transmisión de comunicados y de los “chats” comunitarios hasta de la gestión de entrevistas con la candidata.
A su alrededor ha integrando una suerte de cofradía de escribidores afines -algunos ni siquiera son periodistas – a la que bautizaron el “Juchitán Power” -por el lugar de origen de la portavoz-.
Los demás no le merecen más que el maltrato.
Así desahoga viejos resabios, pero las consecuencias las pagará su jefa. Al tiempo, como dice el clásico.
Y el mejor ejemplo de esa actitud se dio en la reunión del miércoles en la que Muñoz incluso asumió el papel de guarura y se colocó en el acceso de las oficinas atajando a los compañeros e ignorando sus peticiones.
Algunos dicen que la instrucción para los guardaespaldas de Nahle era darle de moquetes a los reporteros entrometidos.
Afortunadamente no se llegó a eso, pero estaban dispuestos.
Ah y la crítica para los colegas que estuvieron en el lugar es que se comportaron demasiado propios ante ese par de ordinarias.
Por lo menos hubieran cantando la consigna argentina adaptada a la campaña local: ¡Tiene miedo, la Zaca tiene miedo!
Pues vaya que la riograndeña le teme a la prensa porteña siempre aguerrida e irreverente.
Por cierto, la vocera Muñoz ha confiando a sus cercanos que no quiere ser una simple coordinadora de Comunicación Social si gana la zacatecana.
Busca ser secretaria de despacho en el gabinete nahlista. “Ahí está el dinero”, dice entusiasmada.
Y está más que dispuesta para consolidar el “Juchitán Power” en el sexenio venidero.
Total, si pudieron Flavino Ríos y Jorge Winckler, otros oaxaqueños en gabinetes pasados, ¿ella por qué no?
*Envoyé depuis Paris, France.