Por Andrés Timoteo

LAS TRAMPAS DE LA FE

El caso del obispo emérito de Chilpancingo, Salvador Rangel, reportado como desaparecido y luego localizado inconsciente en un motel de Morelos, debe tratarse con las pinzas del escepticismo y sobre todo con la sospecha de que se trata de una venganza y escarmiento con tufo político.

La duda debe mantenerse sobre la versión oficial que intenta atacarlo por un supuesto tema de afinidades personales y con una feroz campaña mediática para que la opinión pública lo considere un "desviado" sexual y así restarle fuerza a su voz denunciadora.

No hay que olvidar que Rangel ha sido un crítico puntal de los gobiernos emanados de la "cuarta transformación" y especialmente de la administración de Evelyn Salgado, la mandataria morenista de Guerrero.

Conocedor de lo que ocurre en esa entidad, el religioso ha señalado sin tapujos que la gobernadora Salgado tiene nexos con el crimen organizado, tanto mafiosos como familiares.

Entonces, su "desaparición" y ahora descredito personal está bajo la suspicacia de ser una intentona oficial para silenciarlo.

Hay voces que denuncian un conciliábulo desde el poder a fin de exhibirlo con unas puesta en escena que incluyó secuestro y 'sembrado' de drogas y otros objetos para lograr el denuesto.

La Comisión del Episcopado Mexicano (CEM) percibió esa intentona y se pronunció contra el manoseo mediático que busca dañar la reputación de la víctima y de la propia Iglesia.

El secretario de la CEM, Ramón Castro acusó que existe una 'fábrica de 'bots' de 'ya saben quién' para tratar de desprestigiar a la Iglesia.

Ese 'ya saben quién' es el presidente Andrés Manuel López Obrador quien siempre enfurece cuando obispos, cardenales o sacerdotes se pronuncian por la crisis de seguridad y violencia del país, le exigen cuentas o señalan delitos de su gobierno y de los mandatarios y alcaldes guindas.

Solo vean cómo los corifeos mediáticos del régimen se ceban furiosos contra el obispo para provocar el mayor daño posible a su credibilidad usando y distorsionado asuntos personales.

Por eso, la clave es no caer en esa trampa de la fe -de la fe ciega al autócrata de palacio nacional que lidera la secta 'chairiana'-, y echar mano del escepticismo informativo y político.

No creer en la infamia usada como reporte ministerial ni en la noticia sesgada de los voceros del obradorato.

MONSEÑOR GERARDI
Guardando las proporciones, el caso de Rangel Mendoza recuerda al del obispo guatemalteco Juan José Gerardi asesinado el 26 de abril de 1998 en el curato del templo San Sebastián por orden de los mandos castrenses.

Las autoridades difundieron hasta el hartazgo que se había tratado de un 'crimen pasional' e inventaron todo tipo de infundios: que lo mató un sacerdote que era su amante, que fueron seminaristas a los que violaba y que contrataba sexoservidores en las barriadas.

En realidad fue un plan de la milicia para castigar a monseñor Gerardi quien presidió la Comisión para el Esclarecimiento Histórico sobre la 'guerra sucia' y represión durante 36 años de dictadura militar en Guatemala.

Dos meses antes de su homicidio, el obispo había presentado el informe "Guatemala: nunca más" en el que se documentaron 150 mil asesinatos, 50 mil desaparecidos, 200 mil huérfanos, un millón de exiliados entre el 1960 y 1996.

CASTILLO, VERÓNICA...
Pero no hay que ir tras-fronteras para saber lo que un gobierno autoritario es capaz a fin de silenciar voces críticas.

En Veracruz sucedieron dos casos contra sacerdotes defensores de los derechos humanos y puntuales censores del poder.

Uno es el del padre Ángel Castillo en el puerto de Veracruz quien presidía la Pastoral de la Movilidad Humana y dirigía la Casa del Migrante Emaús.

El entonces alcalde priista Jon Rementería -sí, ese persignado que comulga cada domingo en misa – se confabuló con el gobierno estatal para tenderle una trampa al religioso utilizando la Policía Intermunicipal.

Lo detuvieron en octubre del 2008 supuestamente alcoholizado y le acercaron una prostituta para que lo acusara de no pagarle sus servicios sexuales.

Además le 'sembraron' alcohol y drogas en su camioneta, y difundieron masivamente la noticia. Así lo callaron y se cerró el refugio de migrantes.

Otro caso fue el del sacerdote Julián Verónica a quien en junio del 2008, el procurador fidelista Emeterio López le inventó una investigación por haber abusado sexualmente de un seminarista.

La fidelidad amenazó con detenerlo y hasta envió granaderos a rodear el templo Cristo Rey de la Paz en Peñuela, Amatlán de los Reyes.

Verónica siempre ha dado testimonio a favor de los pobres, los migrantes, los ecologistas, los desaparecidos y las causas democráticas.

Fue y sigue siendo crítico pertinaz de los gobiernos corruptos, por eso también lo hostigaron durante el duartismo.

En el 2014, fue amenazado con un atentado por respaldar a los pobladores que se oponían a la construcción de la presa hidroeléctrica El Naranjal en el río Blanco y por denunciar el asesinato de ambientalista Noé Vázquez en el 2013.

Al padre Verónica no lo doblaron, sigue ejerciendo el ministerio y la defensa de las causas justas.

*Envoyé depuis Paris, France.