Por Andrés Timoteo
LAS ÚLTIMAS VOCES
Una de las palabras inherentes del exilio español en México es Veracruz, el puerto que fue umbral de salvación de veinte mil republicanos que huyeron de la represión franquista. La segunda palabra es Lázaro Cárdenas, una suerte de santo al que todavía veneran en los hogares de los exiliados ibéricos.
El presidente mexicano y el puerto de Veracruz resuenan en las últimas voces del exilio, en aquellos que llegaron a México siendo bebés o niños y hoy son ancianos casi centenarios.
El diario El País publicó hace poco un amplio reportaje ( https://urls.fr/oV0r5z ) y un documental ( https://urls.fr/gq40ZO ) de las periodistas Carmen Morán y Elena San José titulado "Los últimos exiliados en México de la guerra civil española" que inicia describiendo a dos mujeres de origen asturiano quienes siempre regresan, faltaba más, al puerto de Veracruz.
"Regina Díaz y Aída Pérez pasean tomadas del brazo por Veracruz. Charlan como solo pueden hacerlo dos amigas que se conocen desde hace más de 80 años y la brisa marina las devuelve a un pasado que se hace presente en cada aniversario".
"A ese puerto llegaron hace 85 años miles de exiliados españoles en buques fletados por el Gobierno republicano al final de la Guerra Civil. En 1939 arribó el primero, el Sinaia, en el que viajaba Regina con tan solo seis meses. Tres años después, el Nyassa dejó en la costa a Aída, con cuatro añitos cumplidos a bordo".
El texto es divertido. Son los recuerdos y anécdotas vivas contadas a la distancia. Habla de un amor dividido entre dos patrias y la melancolía indirecta de los que solo conocían España, su "patria lejana", a través de lo inculcado por sus padres que sí la añoraban del todo. Aquí unos párrafos que intentan resumirlo:
"Esos niños, hoy ancianos, son los últimos testigos del penoso éxodo español, aunque nunca tuvieron nostalgia propia y su memoria de aquello es heredada. Eran niños cuando llegaron a un país desconocido. No sabían por qué estaban allí".
"Las razones se llamaban guerra y exilio. Se convirtieron en mexicanos de alma española y hoy, en el otoño de una vida que no eligieron, miran sin nostalgia y con cierto orgullo por el retrovisor de la historia".
"Se criaron bajo los mismos volcanes que causaban extrañeza a sus mayores; pasaron la infancia escuchando que la paella no salía igual en México por culpa del agua, y todavía hoy tienen que responder la impertinente pregunta de si quieren más a papá o a mamá".
“Yo quiero a los dos. Quiero a España porque es la tierra de mis padres, es donde nací. Pero quiero a México porque aquí crecí, me casé y tuve a mis hijos. ¿A quién quiero más? No lo sé”, dice Conchita Michavila, (quien era) un bebé de 9 meses en aquel barco de bandera francesa, el Sinaia".
¡DILO EN MEXICANO!
"Votan en las elecciones mexicanas, pero también en las españolas y hasta en las europeas. Politizados y laicos con un solo dios que les inculcaron en casa: Lázaro Cárdenas, el presidente que abrió las puertas de México, el país en el que han nacido sus hijos y donde han enterrado a sus padres".
"El desembarco en el puerto de Veracruz, donde los esperaban el presidente Cárdenas y un pueblo abierto y entusiasta, fue mucho más que un encuentro feliz. La República española encontró en la Revolución Mexicana un proyecto similar, republicano, demócrata, progresista, de valores laicos, públicos, de respeto por la cultura".
"El agradecimiento (a Cárdenas) es tal que todavía hoy enciende las pasiones. 'Cuando hacíamos reuniones, si alguien decía algo [malo] de Cárdenas, nos lo comíamos vivo', incide con humor Carmen Hernández, quien llegó con dos años a bordo del 'Nyassa'. Ahora tiene 84".
Los "mexicanos de alma española" están contrariados por el rifirrafe de no invitar al rey Felipe VI a la toma de posesión de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Republicana por herencia familiar, Regina Díaz dice que "ella eliminaría todas las monarquías.
'Todas, pero si en España ha funcionado. Total, en México no hay monarquía y la política tampoco funciona', afirma".
"Y a los hermanos Alejandro y Vicente Rodríguez -de 89 y 87 años-, ¿qué les parece que Felipe VI no fuera invitado a la investidura de Sheinbaum, a la que votaron? -'Una solemne tontería, vamos a dejarlo ahí', dice Alejandro. -'Algo más que una tontería', le secunda su hermano. -'¡Dilo en mexicano, hombre!' -'Bueno, pues una pendejada', ríe Vicente al otro lado del sofá".
VAS PERO VUELVES
"Cada cinco años, los pocos exiliados que van quedando vuelven a las costas de Veracruz a honrar el mar que los llevó a México y al que entregan las cenizas de sus mayores. Frente a esas olas depositan su memoria, comen, bailan y todavía hoy participan de asombrosos reencuentros".
"Ahora que la violencia se ceba con México, ven una España de promisión. Muchos de sus nietos estudian y viven allí y otros viajan para descubrir un país muy distinto del que se consumía bajo la dictadura franquista".
"España nos están ganando, tenemos que apresurarnos aquí", dice Aída. "'Alguna vez nos planteamos irnos a vivir allá', dirá también Carmen Hernández, 'pero al final te vuelves porque México es México'”