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TEXTO IRREVERENTE | LOS FANTASMAS - Septiembre es el mes de los desastres naturales en México. Los temblores lo han hecho suyo. Ayer se cumplieron 39, 7 y 2 años, respectivamente, de los sismos de 1985, 2017 y 2022...

Septiembre es el mes de los desastres naturales en México. Los temblores lo han hecho suyo. Ayer se cumplieron 39, 7 y 2 años, respectivamente, de los sismos de 1985, 2017 y 2022. El más terrible fue el primero con un número incuantificable...

Por Andrés Timoteo

LOS FANTASMAS

Septiembre es el mes de los desastres naturales en México. Los temblores lo han hecho suyo.

Ayer se cumplieron 39, 7 y 2 años, respectivamente, de los sismos de 1985, 2017 y 2022.

El más terrible fue el primero con un número incuantificable de víctimas por la desidia gubernamental para contarlas a fin de minimizar la responsabilidad oficial.

Lo bueno es que ayer no hubo sacudida, ¡bravo!

En septiembre también la penuria ha venido del cielo. Los huracanes Lorenzo y Karl azotaron a México en ese mes, uno en el 2007 y otro en el 2010.

Ambos entraron por Veracruz. Karl inundó toda la conurbación Veracruz-Boca del Río-Medellín de Bravo, y causó estragos en otros 115 municipios.

Tocó tierra mexicana el 17 de septiembre por segunda vez - dos días antes lo hizo en la Península de Yucatán- en playa de Chachalacas del municipio de Úrsulo Galván.

En la entidad mató a 15 personas y damnificó a medio millón.

El impacto visual más grande se dio en la conurbación ya citada, golpeada por el desbordamiento de los ríos Cotaxtla y Jamapa que obligó a la evacuación de quince mil personas de un centenar de colonias y fraccionamientos donde la totalidad de viviendas quedaron inundadas, sin electricidad y aisladas.

Los colegas reporteros que cubrieron ese desastre han de recordar muy bien aquel 'golpe de agua' en el Cotaxtla que sorprendió a los lugareños que fueron arrastrados por la corriente junto con ganado, sembradíos y casas.

¿Cuántos ahogados y aplastados hubo en esa creciente?

No se sabe oficialmente, la cifra en todo el estado se ajustó a 12 pero los lugareños hablan de por lo menos una veintena tan solo allí. Son muertos 'fantasmas' que nadie contó -ya se dijo- porque no convenían a la estadística oficial.

Pero esos difuntos están en el imaginario colectivo. Los ignoró el gobierno, pero se manifiestan en lo taumatúrgico. En Cotaxtla y otros lugares arrasados en aquel 2010 abundan los relatos de aparecidos y ánimas en pena.

Uno habla de dos niños que se aparecen cerca de río durante algunas noches y piden ayuda a los caminantes para rescatar a sus padres que están atrapados en la corriente, pero en realidad los intentan desviar de su camino y llevarlos a la afluente donde los empujan.

Otro relato es sobre una mujer enlodada que llora a gritos a la orilla del camino.

No es la Llorona clásica pues ésta lleva un bebé en los brazos que murió ahogado.

Cuando el transeúnte se le aproxima con la intención de ayudarla ésta se desvanece como si fuera de humo.

Y los que habitan cerca de los barrancos ribereños cuentan que en las madrugadas lluviosas se pueden escuchar los gritos con llamados de auxilio de gente que se ahogó en aquella barrancada del 2010. Vaya susto.

ESPANTOS VERDADEROS

Sin embargo, lo que da más miedo son los engendros vivientes porque el paso del huracán reveló verdaderos demonios del mundo empresarial y gubernamental que fueron corresponsables del desastre humanitario.

El ejemplo más evidente está en los fraccionamientos de Medellín de Bravo donde la voracidad de empresarios como los Barquín condenaron a las inundaciones a miles de habitantes.

Esos inescrupulosos construyeron sobre zonas inundables sobornando y coludiéndose con autoridades para los permisos respectivos.

También están los que hicieron propaganda política con la tragedia como el innombrable que hasta caminaba descalzo en los anegamientos. Un populista de espanto.

Los remanentes pluviales del huracán Karl se prolongaron hasta octubre de aquel año y a medianos de ese mes los desfogues en las presas Temazcal y Cerro de Oro, en Oaxaca, sobre ríos veracruzanos provocaron la inundación de Tlacotalpan durante varias semanas.

En un recorrido que hizo el entonces gobernante por esa ciudad, los lugareños lo corretearon reclamándole apoyos en efectivo que acostumbraba a dar.

Al tiempo que huía de la turbamulta, el tipo les lanzó una frase tan burlona como reveladora de su populismo ramplón:

"No tienen llenadera".

¿Lo recuerdan?

EL HOMBRE DEL SACO

Al final del aquel terrible sexenio, el periodismo documentó que el gobierno fidelista inflaba las cifras de damnificados a fin de robarse el dinero proveniente del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), lo que originó una investigación federal pero que nunca se concluyó.

Mientras unos estaban en la pena, el innombrable y sus secuaces andaban en la pepena.

El ciclón Kark y la tormenta tropical Mathew también sirvieron de pretexto para que el mandatario gestionara un endeudamiento estatal por 10 mil millones de pesos, autorizados por el congreso local cuarenta días antes de terminar su sexenio.

Supuestamente sería para ayudar a los damnificados, pero tal dinero nunca les llegó. Todo se lo robó el 'hombre del saco' rojo.

Ese dinero, botín de los espantajos, todavía se debe.

Ah, y uno de los que alertó sobre el más depredador de todos los ciclones habidos y por haber fue el entonces diputado local Sergio Vaca.

Al posicionar en la tribuna su rechazó al endeudamiento señaló que "el peor huracán que sufrió Veracruz es el Huracán Fidel".

¡Cuánta razón tenía el abogado de los pobres!

*Envoyé depuis Paris, France.