Por Andrés Timoteo

LOS PANTEONES
París es la ciudad de los panteones. Tiene 17 cementerios y cinco de ellos son famosos en todo el orbe y verdaderos museos.

El más ilustre es el Panteón de París, un hermoso edificio neoclásico ubicado en el Barrio Latino e inspirado en el legendario Panteón de Agripa, en Roma.

Allí reposan los restos de la 'crème de la crème' entre las mentes más brillantes del país galo, setenta genios de la ciencia, las artes y la política desde Alejandro Dumas -padre-, Emile Zola, Jean Monet y Víctor Hugo hasta Voltaire, Pierre y Marie Curie, Jean-Jacques Rousseau y Jean Moulin.

El segundo más famoso es el de las Catacumbas de París, una extensa galería subterránea de antiguas minas de piedra caliza que alberga los restos óseos de 6 millones de personas.

Es una red de 300 kilómetros del subsuelo de la Ciudad Luz aunque solo 800 metros están abiertos al público.

Son los osarios de los que fueron pobres en vida, los que estaban en fosas comunes o los que sucumbieron a las pestes y las guerras, pero también allí se encuentran los restos de algunos ilustres cuyos huesos terminaron anónimamente en esos túneles. Se habla del cuentista Charles Perrault, autor de La Cenicienta y Caperucita Roja, y del fabulista Jean de La Fontaine.

Los huesos de éste último también han sido ubicados en otros cementerios.

El tercero más célebre es el Palacio de los Inválidos que alberga las tumbas de Napoleón Bonaparte y su hijo Napoleón II así como otros miembros de la realeza en el imperio creado por Bonaparte.

También están los sepulcros de los jefes militares que participaron en las guerras napoleónicas.

Hay en total 85 tumbas, además de otras nueve que solo contienen los corazones de algunos nobles y jefes de la milicia pues el resto de sus cuerpos se encuentran en otros cementerios de Europa.

Un cuarto cementerio famoso, aunque menos visitado, es el 'Cimetière des Chiens' o Cementerio de los Perros que funciona desde el siglo XIX en la periferia parisina, en la villa Asnières-sur-Seine, y que en la práctica es un panteón de mascotas en general pues ahí están sepultados, además de perros, gatos, caballos, loros, vacas, ovejas, hurones y cerdos.

De sus 40 mil tumbas, la más afamada es la Rintintin (1918-1932), el perro protagonista de películas norteamericanas y que incluso tiene su huella estampada en el Paseo de la Fama de Hollywood.

REYES Y CRONOCOPIOS
La Basílica de Saint-Denis, al norte de París, también es llamada El Panteón Real pues alberga los sepulcros de 167 monarcas franceses desde la Edad Medía -comenzaron a sepultar a los reyes fallecidos en el año 639 -hasta la época de la Revolución Francesa.

Las dinastías más famosas de la realeza gala yacen allí: merovingios, carolingios, Capetos, Valois y Borbones.

Los sepulcros más visitados son los de El Rey Sol, Luis XIV y su nieto, Luis XVI, decapitado al inicio de la Revolución Francesa y cuya muerte en la guillotina puso fin a la saga milenaria de monarcas franceses.

La Corona francesa fue restaurada años después y solo por algunas décadas con la proclamación de Napoleón Bonaparte como emperador en 1804 y concluyó con la muerte de su sobrino Napoleón III en 1870.

Menos de setenta años duró esa nueva dinastía que no fue de "sangre real" ni fue aceptada en Saint-Denis para ser enterrada allí.

En el resto de los panteones civiles, que son 14, hay tres igual de famosos y que sin estar declarados legalmente como tales son verdaderos museos de visita obligatoria: Montparnasse, Montmartre y Père Lachaise donde están las tumbas de personajes ilustres que cada año reúnen a miles de turistas.

En Montparnasse están los sepulcros de Charles Baudelaire, Guy de Maupassant, Samuel Beckett, Jacques Chirac, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir y otros.

Hay también difuntos latinoamericanos como el escritor mexicano Carlos Fuentes, el poeta peruano Cesar Vallejo y el argentino Julio Cortázar.

Por cierto, encontrar la tumba de Cortázar es como leer su novela Rayuela, un reto a la inteligencia pues el visitante se tarda un buen tiempo y a veces no lo logra sino recurre a un mapapara librar el laberinto de lápidas hasta su sepultura.

Y sobre ella está un 'Cronocopio', el personaje de los cuentos cortazarianos, para que se distinga de las demás.

Ahí también está el mausoleo del exdictador mexicano Porfirio Díaz centro de devoción de algunos retardatarios que añoran aquellos días de "Orden y Progreso" que en los hechos fueron sangre y represión.

Los visitantes de esa tumba son mayoritariamente mexicanos y que lo hacen por curiosidad y morbo, como para verificar que el carnicero oaxaqueño terminó en uno de los panteones más bellos, caros y famosos del mundo.

ÁNIMAS EN PENA
Como en todos los panteones del mundo, desde el más grande y lujoso hasta el más pequeño y ruinoso, los franceses tienen leyendas que los rodean.

En Basílica de Saint-Denis se dice, por ejemplo, que por las noches se escuchan lamentos, pasos, gritos y otros ruidos de ultratumba.

"Aquí hay muertos que no descansan", cuentan.

Y se lo atribuyen a la serie de profanaciones hechas después de la Revolución Francesa, en la década llamada 'La Terreur' (El Terror), cuando los que dirigían la nación ordenaron a través del Tribunal Criminal Extraordinario la exhumación de 90 difuntos para ser juzgados 'post mortem', decapitados y echados a fosas comunes.

En el siglo XIX, ya en el reinado de Napoleón II, se rescató a la mayoría de los esqueletos reales y los devolvieron a sus tumbas, pero otros nunca fueron recuperados.

Son esos los que penan llorando su extravío.

Incluso hay quienes juran haber visto los espectros de Luis XVI y del reina María Antonieta deambulando con sus cabezas cercenadas en las manos.

La leyenda urbana cuenta que la escritora británica J. K. Rowling se inspiró en esa historia de las ánimas descabezadas de Saint-Denis para crear a Sir Nicholas Casi Decapitado, el fantasma que se pasea en la escuela de Hogwarts en la saga Harry Potter.

En un siguiente texto, otras leyendas de los panteones parisinos para honrar estos días de difuntos.

*Envoyé depuis Paris, France.