Por Andrés Timoteo
LOS RELÁMPAGOS DE AGOSTO
El presidente Andrés Manuel López Obrador está entrampado en el Cono Sur porque no puede defender abiertamente al dictador venezolano, Nicolás Maduro, quien se intenta robar la elección presidencial para reelegirse por tercera ocasión.
Hacerlo significaría avalar lo que el denunció y tomó como bandera propagandística desde el 2006: un mega-fraude electoral.
Y en esta entrampada geopolítica hay un común denominador entre Maduro y López Obrador: su odio a la democracia.
Guardando las proporciones, en ambas naciones hay regímenes de autócratas con sus respectas marionetas sucesorias: Hugo Chávez-Nicolás Maduro y López Obrador-Claudia Sheinbaum.
Vaya, es como la profecía novelada por Jorge Ibargüengoitia en "Los Relámpagos de Agosto" (1964), un retrato de los enjuagues y trampas de la clase política posrevolucionaria.
Precisamente ahora que está comenzando agosto, la novela de Ibargüengoitia es una lectura oportuna y además entretenida.
Tiene un episodio imperdible.
El diálogo entre el general Guadalupe Arroyo -el protagonista- y el presidente en funciones, Vidal Sánchez -al que describe como un caudillo ladino y diabólico- cuando éste le pide su opinión sobre su elegido para sucederlo como mandatario interino, Eulalio Pérez H., un "abogadillo ratero y de cuerpo flácido".
"-Yo quiero ser tu amigo, Lupe, me dijo. Sé que eres un hombre sincero y quiero que me digas qué opinas de Eulalio.
Con el valor civil que siempre me ha caracterizado, le dije: ese individuo no tiene energía bastante ni es simpático, ni tiene méritos en campaña (militar). Nunca podrá hacer unas elecciones libres.
(Había muerto el presidente Marcos González, otro caudillo, Vidal Sánchez era el mandatario sustituto y Pérez sería nombrado presidente provisional para que convocara a nuevos comicios).
-¿Pero quién quiere elecciones libres? Textual (me dijo Sánchez). Yo me escandalicé ante tanto descaro y le recordé los postulados sacrosantos de la Revolución.
Él me contestó: -¿sabes a dónde nos conducirían unas elecciones libres? Al triunfo del señor Obispo.
Nosotros, los revolucionarios verdaderos, los que sabemos lo que necesita este México tan querido, seguimos siendo una minoría.
Necesitamos un gobierno revolucionario, no elecciones libres.
Para alcanzar este fin -el gobierno revolucionario- debemos estar unidos y nadie se une en torno a una figura enérgica, como tú, como yo, como González.
Necesitamos alguien que no tenga amigos, ni enemigos, ni simpatías, ni planes, ni pasado, ni futuro: es decir, un verdadero fantoche.
Por eso escogí a Eulalio. Debo admitir que estuve de completamente acuerdo (pensó Lupe)".
Vaya, ¿a poco no encaja con Sheinbaum y lo que pasó el 2 de junio para ungirla sucesora?, ¿con Maduro relevando a Chávez', ¿o con la Revolución Bolivariana y la "cuarta transformación"?
RECESO CONSTITUCIONAL
Hay otro episodio que parece recrear el rechazo del tabasqueño a cumplir con la Constitución, su intención de desmantelar la Suprema Corte y la baladronada del "no me vengan con que la ley es la ley", cuando los generales discutían cómo imponer al nuevo presidente interino.
"Propongo -dijo Canalejo, el Ave Negra del Ejército Mexicano- que el compañero Anastasio Rodríguez, que es diputado, promueva en la Cámara la anulación del Inciso N de la Constitución por improcedente. -¿Improcedente por qué?, preguntó Anastasio.
-Improcedente porque no nos conviene, muchacho —le explicó con mucha calma. Entonces, ¡que se borre el Inciso N y se declare en receso la Constitución!". Tal inciso impedía la llegada de un presidente por prelación.
E Ibargüengoitia ofrece una posible profecía sobre el tabasqueño al terminar su sexenio. En el epílogo su novela se expone:
"cuando deportaron a Vidal Sánchez y a Pérez H., los supervivientes de la Revolución del 29 regresamos a México como héroes".
Es decir, ya sin poder esos malandrines fueron extraditados a Estados Unidos. No los juzgaron en México donde eran mandamases.
A la ecuación actual entraría lo que el capo Ismael "El Mayo" Zambada diga sobre el tabasqueño en el juicio que le harán en el país vecino.
CAUDILLO HECHIZO
Por cierto, para corroborar que López Obrador se cree un caudillo, al estilo de los generales posrevolucionarios, en enero del 2022 anunció su "testamento político" algo que no se veía desde el siglo pasado.
El último que hizo un "testamento político" fue Francisco I. Madero, leído en 1921.
A Álvaro Obregón no le dio tiempo porque lo mataron antes de asumir un segundo mandato.
Plutarco Elías Calles sí lo tuvo pero ni se leyó ni cumplió porque su sucesor, Lázaro Cárdenas, lo exilió.
Desde 1921 no hubo un legado escrito de los caudillos en el poder para designar sucesor y dictarle lo que debía hacer, hasta cien años después con López Obrador.
En la novela de Ibargüengoitia se cuenta:
"El primer bombazo fue la publicación del Testamento Político de González que hasta después se descubrió que era apócrifo (pero) que llevó a mis antiguos compañeros y entonces enemigos a una muy buena situación política".
Lean o relean "Los Relámpagos de Agosto" porque habla de lo que ahora se está viendo.
*Envoyé depuis Paris, France.
