Por Andrés Timoteo

'MOCHES' DEL AGUA

La alimentan los arroyos Ocotal y Texizapan, pero tiene un mar de fondo a pesar de estar en plena sierra popoluca.

La presa Yuribia no es un botín sino un caño por donde fluye dinero mal habido -no en sobres de papel sino en 'moches' líquidos- y un instrumento político- partidista que desde hace quince años está al servicio de Morena y el proyecto obradorista.

Cada año, Tatahuicapan, municipio donde se ubica dicha presa, es noticia porque sus pobladores cierran las válvulas que abastecen los ductos dirigidos a Coatzacoalcos, Minatitlán y Cosoleacaque dejando a sus 300 mil habitantes sin el líquido.

El fin de semana se dio un episodio más de ese estira-y-afloja entre los tatahuicapeños y las autoridades municipales de Coatzacoalcos, principalmente.

La negativa del alcalde Amado Cruz para cumplir el acuerdo de costear obras de infraestructura en el municipio popoluca colmó la paciencia de los serranos.

Y no hubo agua potable desde la noche del viernes hasta el martes cuando se reabrieron las válvulas.

Había el compromiso de Cruz Malpica para financiar la construcción de un taque de almacenamiento de agua en Tatahuicapan con un costo de 9 millones de pesos, pero no lo cumplió.

¿Cómo lo iba a pagar si las arcas municipales las vació para la campaña electoral de la zacatecana Rocío Nahle?

He ahí la punta del problema, no hay dinero porque el erario lo usó para la cosa electoral.

Pero hay más trasfondo.

Ahora mismo, el gobierno cuitlahuista y sus voceros en la prensa pretenden cargar la responsabilidad del conflicto al alcalde morenista de Tatahuicapan, Eusebio González, y generar la percepción de que todo se debe a su ambición personal.

Solo lean lo que le escriben esos amanuenses del régimen a González Hernández para demonizarlo: que es un alcohólico empedernido, un vulgar ambicioso, un ratero, un desestabilizador, que presiona para que un hijo suyo lo suceda en la alcaldía y que se alió con el exdiputado y exalcalde del lugar Esteban Bautista para chantajear a Cruz Malpica.

Toda una historia de ficción a fin de esconder el meollo del asunto, que la presa Yuribia es una máquina de hacer dinero que no solo va a parar al ayuntamiento de Tatahuicapan sino que durante años ha lubricado el engranaje del partido Morena.

Desde hace décadas, las autoridades de Tatahuicapan aprendieron que Yuribia era un instrumento para allegarse recursos de otros municipios y el gobierno estatal a cambio de agua potable, pero desde el 2010 esos fondos los partidizaron ocupándolos en financiar el movimiento político del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

Sirvieron para la conformación de Morena que entre el 2011 y el 2014 pasó de surgir como una asociación política nacional a registrarse como partido político formal.

La movilización de gente y su afiliación, el costeo de mítines y asambleas, y, en especial, la promoción de López Obrador para la campaña presidencial del 2012 y su posterior promoción poselectoral fueron pagados en buena parte por lo que generaba Yuribia.

Nadie olvide que en enero del 2017 el gobernador panista Miguel Ángel Yunes reveló un convenio que su antecesor Javier Duarte hizo con López Obrador y la entonces dirigencia estatal de Morena, en manos primero de Gloria Sánchez y después de Manuel Huerta, para financiar al partido guinda con 2.5 millones mensuales.

Eran 'moches' salidos de la tesorería estatal disfrazados de apoyo extraordinario a los indígenas de Tatahuicapan para que mantuviera las válvulas abiertas de los ductos de Yuribia.

LA PERRA BRAVA

¿Y quién recaudaba ese dinero mensualmente?

Una pista, en ese mismo 2017, la diputada morenista del sur, Eva Cadena, quien se hizo famosa cuando fue filmada recibiendo un 'moche' en sobre amarillo para López Obrador, señaló que ella únicamente obedecía órdenes de la zacatecana Nahle que era la recaudadora en jefe del proyecto obradorista en Veracruz.

¿Cuánto le dio Duarte a los morenistas con el pretexto de Yuribia?

Solo multipliquen 2.5 millones de pesos por mes y dan 30 millones al año. En cinco años y ocho meses -teóricamente restando los últimos tres en los que el mandatario huyó del país- suma una bolsa de ¡170 millones de pesos!

¿Y quién atestiguó ese trato a nivel municipal?

El entonces alcalde Esteban Bautista -hasta el 2010 cuando arribó el duartismo-, ahora futuro diputado local y a quien los cuitlahuistas acusan de ser corresponsable del conflicto del fin de semana.

Ojo, solo los cuitlahuistas lo señalan, no los nahlistas.

El diputado electo es cercano a la zacatecana y una de las fichas para presidir la Junta de Coordinación Política de la legislatura venidera.

Nadie se equivoque, Bautista conoce las tripas del acuerdo con Duarte y es cómplice superlativo de Nahle en esos enjuagues recaudatorios.

En fin, sin el dinero producido por Yuribia -expoliado del erario estatal- Morena no hubiera prosperado tan rápido en el estado.

Y el reciente jaloneo por el agua de Tatahuicapan no es más que un pleito intestino entre los guindas cumpliéndose el dicho popular de que "cuando la perra es brava hasta los de casa muerde".

Ergo, se pelean los 'moches' del agua.

*Envoyé depuis Paris, France.