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TEXTO IRREVERENTE | NI JUSTICIA NI MEMORIA - Son dolores viejos que nunca se van, los que no tuvieron un bálsamo para aliviarlos y que con el tiempo se vuelven tan silenciosos como crónicos. Dolores que la voz aprende a callar...

Son dolores viejos que nunca se van, los que no tuvieron un bálsamo para aliviarlos y que con el tiempo se vuelven tan silenciosos como crónicos. Dolores que la voz aprende a callar, pero que ahí siguen, como dijera el magnífico Pablo Milanés...

NI JUSTICIA NI MEMORIA

Son dolores viejos que nunca se van, los que no tuvieron un bálsamo para aliviarlos y que con el tiempo se vuelven tan silenciosos como crónicos.

Dolores que la voz aprende a callar, pero que ahí siguen, como dijera el magnífico Pablo Milanés.

Dolores que no dejan sanar ni a las personas ni a la sociedad porque no fueron tratados con los dos únicos remedios efectivos: la justicia y la memoria.

En el puerto de Veracruz hay dolor añejo que hoy cumple 22 años: la explosión de mercancía pirotécnica y posterior incendio en el mercado Miguel Hidalgo.

Esta tragedia sigue sin justicia para las víctimas y sin memoria colectiva que ayude a procesar la pérdida y aminorar el dolor social.

Vaya, tan no hay memoria a más de dos décadas que ni siquiera existe una lista de las víctimas mortales reconocidas oficialmente.

Nadie sabe sus nombres completos.

Si en algún momento se tuvieron -que seguramente así fue-, no trascendió al público. La prensa indagó algunos, pero no más de una decena.

Oficialmente son 28 personas las que perecieron quemadas o asfixiadas en aquella tarde del 31 de diciembre del 2002.

La prensa documentó al menos otras dos víctimas que las autoridades se han negado a reconocer como tales.

Una es Oscar Daniel Campos Triana de 10 años quien acompañaba a su madre, Petra Triana, aquella tarde del incendio y cuyo cuerpo nunca fue encontrado.

El niño sigue, hasta la fecha, en calidad de desaparecido. Fue la víctima número 29.

La número 30 fue el joven Iván Gómez Gómez quien ayudó a rescatar a varias personas pero en esa faena respiró aire ardiendo que le quemó la traquea y los pulmones.

Murió días más tarde en un hospital, pero el gobierno no lo quiso anotar en la lista de víctimas formales de la tragedia.

Para ninguna de esas treinta víctimas fatales hay memoria. Lo contado por los medios de comunicación es insuficiente.

No existe a la fecha ninguna investigación gubernamental seria, tampoco académica o de alguna organización civil que haya documentado rigurosamente lo sucedido.

El olvido y el desaseo forense fueron parte de la estrategia gubernamental para encubrir a los responsables, atajar pesquisas y hacer perdidiza, en la bruma del tiempo, la exigencia de justicia.

TODOS IMPUNES

La lista de los responsables de esa tragedia es casi la mitad del listado de los fallecidos y no se habla de responsabilidad culposa, por descuido o negligencia, sino de verdaderas actuaciones criminales.

  1. El entonces alcalde porteño, el panista José Ramón Gutiérrez de Velasco, cuyos inspectores fueron señalados de cobrar 'derecho de piso' a los vendedores ambulantes adyacentes a la nave central del mercado a cambio de dejarlos vender pirotecnia ilegalmente.

2.- Dos inspectores fueron señalados por testigos de haber iniciado el fuego en uno de los puestos luego de que su propietario se negara a pagar la extorsión. Nunca fueron identificados y mucho menos castigados.

3.- En la zona se localizó una bodega propiedad del empresario Carlos Gutiérrez de Velasco, padre del edil, quien hacía negocios con los vendedores de explosivos a los que alquilaba el local para que almacenaran los productos ilegales. Jamás fue investigado ni sancionado.

4.- El gobernador Miguel Alemán quien se rehúso a suspender sus vacaciones de fin de año para acudir a la zona del desastre y días después cuando le preguntaron respondió: "Yo no soy bombero", una expresión tan frívola como indolente. Nunca le importaron las víctimas y la entonces Procuraduría de Justicia no hizo nada para allegarles justicia.

5.- El regidor de Comercio, Carlos Díaz Mendiola, y los directores municipales del área, Carlos Camacho, Roberto Velázquez Vinay, Fernando Martínez Boneta y Yari Garduza, que coordinaban el 'cobro de piso' a los comerciantes tampoco fueron castigados por su implicación.

6.- Los inspectores de Comercio, Álvaro Espinosa, José Alberto Burgoa y Juan Olivero Díaz, al igual que sus jefes, solo pagaron 21 mil pesos de fianza y para el 2003 ya estaban exonerados de los cargos.

Díaz Mendiola, Garduza y Gutiérrez de Velasco fueron arropados por el PAN, su partido, y siguieron en la política.

Vaya, el apodado Joserra hasta fue diputado local.

La única detenida por toda esa tragedia fue la comerciante Jovita Macario Romero quien estuvo solo tres años en prisión. Lo demás fue impunidad y descaro.

ELLOS Y SUS 'CUETES'

Hoy, a 22 años sigue la indolencia y el olvido.

Al parecer ni siquiera se hizo la misa luctuosa para recordar a las víctimas. ¡Hasta la Iglesia las olvidó!

Y del gobierno estatal una burla indolente: la única porteña integrante del gabinete nahlista, Dulce de la Reguera, no guarda respeto y prefiere quemar al Año Viejo estallando miles de cohetes.

¡Hará fiesta con los mismos artefactos que en el 2002 mataron a 30 jarochos!

Allá ellos.

Para esas víctimas obviadas va un recuerdo necesario desde estás páginas.

¡FELIZ AÑO!

Y para todos los lectores y colegas de NOTIVER, un abrazo cálido en esta Nochevieja.

Alzamos la copa deseando para ellos paz, salud y amor en el Año Nuevo, lo demás es opcional y resistible.

Ah y por favor hagan la fiesta sin tronar pólvora.

*Envoyé depuis Paris, France.