Por Andrés Timoteo


NI LOS TOROS

Las fiestas no se viven igual de lejos que desde adentro.

Sin embargo, la percepción mediática es importante cuando se trata de una política pública para apuntalarlas a fin de apostar por el turismo.

Y en el caso de Tlacotalpan, este año su festejo patronal estuvo deslucido para el resto del estado, del país y del mundo.


El evento no ocupó grandes espacios informativos y, vaya, ni siquiera el maltrato de los toros fue noticia destacada, lo que es un síntoma del abandono institucional.

No hubo promoción suficiente ni porque el festejo serviría de marco para la nueva Secretaría de Cultura.

La misma fue aprobada por los legisladores el 11 de enero y el 14 quedó vigente con la publicación del decreto en la Gaceta Oficial, o sea hace ya 25 días, pero la dependencia sigue operando como el Instituto Veracruzano de Cultura (IVEC) -hasta el sitio web continúa siendo el mismo- y con la misma parsimonia -léase: sin hacer nada, inoperante-.

La única variación es estatutaria pues Silvia Alejandre pasó de directora a secretaria de despacho, pero de ahí todo sigue sin cambiar.

Y se habla de Tlacotalpan porque la propuesta original que el gobernante Cuitláhuac García hizo en el 2018 al iniciar su sexenio fue que esta dependencia trasladaría su sede a la llamada Perla del Papaloapan por la importancia de la ciudad en el rubro cultural y artístico.

No se hizo ni cuando era el IVEC ni hoy que es la Secver, como ahora acronimian a la nueva dependencia.

En síntesis, no hubo la inauguración de las oficinas centrales ni promoción en el contexto de la fiesta tlacotalpeña.

Lo único que hizo la señora Alejandre fue girar boletines sobre el Foro Cultura del Sotavento pero pidiendo que se consulte la página electrónica del extito IVEC. De ese tamaño es la desidia.

¿Y la casa que compró Javier Duarte a través de prestanombres en Tlacotalpan? Nada se sabe.

Algunos decían que esa misma albergaría las oficinas del IVEC y luego de la Secver, pero todo es opacidad en el gobierno estatal, a pesar de que durante el bienio de Miguel Ángel Yunes fue expropiado el inmueble e integrado al patrimonio estatal.

Las malas lenguas de doble filo afirman que los funcionarios actuales están resguardando la mansión sotaventina -en la que alguna vez funcionó como el hotel "Reforma" y después el "Villa Tlacotalpan"- para que cuando el exgobernador salga del Reclusorio Norte la pueda recuperar sin emprender un juicio de desalojo de las oficinas estatales.

Claro que la especie es poco creíble pues sería demasiada caradura de los cuitlahuistas, aunque eso es lo que se mastica en los merenderos de los impresentables.

Pero también explicaría el porqué es desaprovechado el inmueble como lo fue la fiesta de la Virgen de la Candelaria que debió servir de marco para sentar la sede de la nueva secretaría.

HÉROE OLVIDADO

Y ya no habrá otra oportunidad pues el festejo tlacotalpeño de este 2024 fue el último del sexenio cuitlahuista.

- "¡Gracias a Dios!", ha de decir la Virgen de la Candelas que no tendrá que ver otro año al inefable jaranero jalapeño, risas-.

Y a la par de la fiesta también pasó irrelevante el contesto histórico.

Por ejemplo, en este año se cumplen 110 años de la muerte heroica de Jorge Alacio Pérez defendiendo el puerto de Veracruz de la invasión estadounidense de 1914.

Conocidísimo entre porteños y boqueños, Alacio Pérez era tlacotalpeño, nació allá en 1896 y su casa natal todavía conserva una placa en su fachada que recuerda al ilustre inquilino.

En el 2014, cuando se cumplió el siglo de su muerte, el gobierno duartista desairó rendirle homenaje y ahora que sumaron 110 años tampoco hubo un acto conmemorativo como desagravio de la omisión pasada.

El duartismo y el cuitlahuismo se comportan de la misma forma con los héroes patrios y sobre todo con la cultura.

¡PÁSENLE EL ACORDE"N!

Y para espabilar le memoria y alimentar la mofa, en el 2014 el director del IVEC era Rodolfo Mendoza Rosendo a quien se le olvidó el centenario de Alacio Pérez pues -dicen que- andaba de farra en la cantina "Chico Julio" de Jalapa donde en varias ocasiones lo fotografiaron perdido tras la ingesta de bebidas espirituosas.

El segundo dato o más bien consejo: que alguien le pase el acordeón a la zacatecana Rocío Nahle de que Jorge Alacio Pérez era veracruzano y además tlacotalpeño por si lo quiere citar algún día para que evite otro 'oso' como cuando dijo que José Azueta, también héroe defensor del puerto, seguía vivo y era alcalde en funciones. Risas.

Ya ven que eso de conocer la historia veracruzana no se le da a la de Río Grande, Zacatecas. Antes había dicho que el primer gobernador de la entidad fue Guadalupe Victoria y como él era originario de Durango, o sea no jarocho, ella bien podría ser gobernante de Veracruz.

El exabrupto cultural es porque el primer gobernador de la entidad fue Miguel Barragán y Ortíz de Zarate.

A la zacatecana no le pasan los acordeones que necesita y entonces comete pifias con historia veracruzana.

Eso, en palabras del peroteño José Yunes, no es otra cosa que desarraigo.

*Envoyé depuis Paris, France.