Por Andrés Timoteo

NO SUEÑAN, YACEN

Lo dijo el 16 de noviembre del 2021 y palabra por palabra hoy se le revierten y lo evidencian como un mentiroso contumaz:

"Que resuene fuerte y muy lejos, que llegue a todos los rincones del estado, que alcance los oídos de aquella niña que está marginada, es humilde y que está siendo obligada a olvidarse de sus sueños y aspiraciones".
"Este mensaje es para todas aquellas adolescentes en su condición: en la cuarta transformación de este país, en este estado se les ha reconocido a las mujeres. (Mujer,) Puedes soñar y realizarte libre".

Además, se comparó con su antecesor, el panista Miguel Ángel Yunes Linares, en cuanto al trato hacia la población femenina.

"Ya no es como en el gobierno que me antecedió, que solaparon la agresión a las mujeres al nivel más alto".

Y también presumió que a las féminas víctimas de desaparición forzada, su gobierno las busca y las encuentra.

"Hoy y ahora, sí se busca a las personas y hay esperanzas de que serán identificadas cuando lastimosamente sus cuerpos van siendo encontrados".

Muchos colegas periodistas señalaron en su momento que Cuitláhuac García estaba mintiendo, que ofrecía una falacia como logro de gobierno en cuanto al tema de la violencia contra las mujeres.

En concreto, el maestro Luis Velázquez nunca soltó el tema y siempre ha cuestionado con ironía eso de que "en Veracruz las mujeres pueden soñar".

Hoy, cuatro años después de aquella frase falaz y a cinco meses de que concluya el sexenio estatal la realidad es que Veracruz las mujeres no sueñan, yacen ya sea en la plancha de una morgue, en un ataúd o en una fosa clandestina.

Ese es el legado de García Jiménez para las mujeres veracruzanas.

Desde que se sentó en la silla estatal, en diciembre del 2018, se han acumulado casi dos mil feminicidios -aunque los datos oficiales solo admitan 375 casos- y hasta enero pasado, el Registro Nacional de Personas Desaparecidas reportaba en Veracruz 4 mil 724 mujeres sin localizar.

O sea que cada día que gobernó el morenista entre 2 y 3 mujeres desaparecieron. Y diariamente una fémina fue asesinada.

Ahora mismo, en el primer semestre de este 2024 ya suman 38 feminicidios aunque oficialmente se reconozcan solo 27.

El año pasado fueron 45, ya solo se está a siete homicidios para igualar la cifra de todo el 2023.

Las dos últimas mujeres victimadas fueron la enfermera de Coatzacoalcos, Noriko Quezada baleada el viernes en uno de los accesos a una clínica del IMSS y que falleció el sábado.

La otra fue Alicia de 30 años macheteada por su esposo en Acayucan.

Además, se cumplieron cuarenta días de la desaparición de Cinthya González, estudiante de la Universidad Veracruzana desaparecida en Poza Rica el 12 de junio.

Ya no se diga de otras que no han aparecido y que nunca fueron buscadas por la fiscalía cuitlahuista quien simuló pesquisas y maltrató a los familiares.

Por lo tanto se repite: bajo el gobierno de Cuitláhuac García las mujeres no sueñan, yacen.

Esa cadena de tragedias y negligencia es lo que heredará García Jiménez a la zacatecana Rocío Nahle, además que también le legará a una de las mujeres que ha cometido más agresiones contra sus propias congéneres, Verónica Hernández, que teóricamente seguirá como fiscal general 'rasurando' cifras de feminicidios, vejando a las víctimas e ignorando a sus familiares.

Así, la herencia cuitlahuista para con Nahle en materia de derechos de las mujeres es un reguero de cadáveres, miles de desaparecidas y un endriago al frente de la Fiscalía estatal.

Y con el agregado de que la señora Hernández Giadáns es, a su vez, un legado y coto de poder que conserva el bajacaliforniano Patrocinio Cisneros, convertido en los últimos meses en enemigo jurado de la zacatecana, su impulsora.

CON LA PUNTA DEL PIE

Por cierto, hace cuatro años cuando García Jiménez presumió a las mujeres soñadoras bajo su administración lo flanqueaban dos féminas empoderadas en ese momento,

Inés Romero Cruz y Cecilia Guevara, presidentas del Tribunal Superior de Justicia y de la legislatura, respectivamente.

Lo indicativo es que ambas cayeron de la gracia del gobernante guinda y fueron vejadas en una clara violencia de género.

Romero Cruz fue relevada del Poder Judicial y la semana pasada la sacaron casi por la fuerza de los foros para la reforma judicial en Jalapa.

Aurelia Jiménez, su sucesora, dio la orden para que la echaran ominosamente.

Y Guevara Guembe quien presumía una cercanía casi familiar con García Jiménez pues su hijo Fernando Elías, exsubsecretario de Infraestructura, era uno de los favoritos de palacio de gobierno, fue marginada de cualquier candidatura en el pasado proceso electoral, amenazada y arrinconada al grado de que abandonó el grupo legislativo de Morena y se sumó al priista José Yunes.

Ahora mismo ella es hostigada por su sucesora en la mesa directiva del congreso local, Adriana Martínez, quien hasta mandó a poner candado a los baños de su sección para hacerla sufrir.

Con la punta del pie se trata a las mujeres que sirvieron al cuitlahuismo -ellas tampoco sueñan- y lo peor es que ponen a féminas, servilistas e insororas, a embestir a otras féminas.

*Envoyé depuis Paris, France.