Por Andrés Timoteo

NUESTRO TEUCHITLÁN

Los horrores no se escatiman en México y los criminales superan retos. Cada vez que el país se estremece por alguna masacre, aparece otra de igual o mayor proporción que retrata el desastre humanitario.
Y también el imperio de los carteles del narcotráfico protegidos desde las esferas gubernamentales.
Ahora mismo el país está sacudido por el hallazgo de un campo de entrenamiento y exterminio en Teuchitlán, Jalisco, donde los colectivos de buscadoras localizaron fosas clandestinas y también calzado, mochilas y libretas escolares, prendas de vestir y otros artículos que pertenecieron a por lo menos 300 víctimas que allí fueron inmoladas.

Es el rancho de los espantos, un campo de concentración del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una 'fábrica de exterminio" como las de los nazis.

El asesinato industrializado, pues.

Pero el horror de Teuchitlán no es nuevo, ya antes han habido otros similares.

Por ejemplo el de los 249 migrantes asesinados en San Fernando, Tamaulipas, entre el 2010 y 2011 por el cartel de Los Zetas.

También ese grupo criminal perpetró una masacre en el municipio de Allende, Coahuila, al que rodeó con 60 sicarios en marzo del 2011 y estos acribillaron a 300 personas.

Los Zetas también 'sembraron' con cientos de cadáveres el predio Colinas de Santa Fe, en el puerto de Veracruz, mismo que continúa siendo la mega-fosa clandestina más grande del país.

De allí se extrajeron 298 cráneos, aunque habría más sepultados en ese sitio.

Debido los obstáculos que puso el gobierno duartista, los colectivos de búsqueda hicieron lo que pudieron, pero no hubo una exploración exhaustiva para descartar más enterramientos en el lugar y la cifra quedó en 298 personas o restos de las mismas que tras ser asesinadas fueron sepultadas clandestinamente allí.

Colinas de Santa Fe es el Teuchitlán jarocho, un horror ahora ya antiguo, por decirlo de alguna manera, pero que sigue siendo doliendo.

Entonces, los jaliscienses, tamaulipecos y coahuilenses nada les tienen que contar a los veracruzanos sobre lo que es sentir pavor, estupor, dolor, luto e indignación.

Al igual que ahora la opinión pública se pregunta si el gobierno municipal de Teuchitlán y la autoridad estatal de Jalisco no estaban enterados de ese campo de exterminio, si lo ignoraron o si lo permitieron, en Veracruz en su momento se hicieron los mismos cuestionamientos.

Es inverosímil que la alcaldía porteña y el gobierno estatal no hayan sabido de Colinas de Santa Fe. Claro que sí y lo toleraron.

En Veracruz hay otros Teuchitlán menos abundantes de cadáveres.

Ahí están las fosas clandestinas de Campo Grande, Ixtaczoquitlán donde han extraído 63 cuerpos, Arbolillo, Alvarado con 73 cuerpos y La Guapota, Úrsulo Galván con 30 cuerpos.

En todas ellas sucedió lo mismo que en rancho de Jalisco.

Allí los colectivos buscadores hallaron ropa, zapatos y otros artículos personales, incluidas prendas y calzado de niños, y en su momento hicieron llamados públicos a quienes tuvieran un familiar desaparecido para que acudieran a tratar de reconocer alguno de los objetos.

FOSARIO CUITLAHUISTA

Obviamente, Campo Grande, La Guapota, Arbolillo y Colinas de Santa Fe no son los únicos cementerios clandestinos del crimen organizado en la entidad, únicamente los más grandes, pues de acuerdo con una investigación conjunta de las organizaciones Data Cívica, Artículo 19 y el Programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana (PDHUI), publicada a finales del 2023, había otras 544 fosas clandestinas.

Eran 548 enterramientos en total y aún está pendiente la sumatoria del 2024.

Con ello, Veracruz se colocaba en segundo lugar del país con más inhumaciones clandestinas después de Sonora que tiene 750 y antes de Tamaulipas con 475.

Todo un fosario que va en aumento porque en este 2025 la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos señaló que Veracruz ocupa el primer lugar del país en el número de fosas clandestinas.

¿Ya se habrán rebasado las 750 fosas de Sonora? Pues con la declaración del analista de ese organismo, Alan García, parece que sí y Veracruz superó un récord macabro.

También el columnista Héctor de Mauleón en base a información privilegiada a la que tuvo acceso publicó ayer que los estados que encabezan la lista de fosas clandestinas son

Veracruz, Tamaulipas, Guerrero y Nuevo León.

En ese orden, o sea que Veracruz ya es líder en los cementerios del crimen organizado.

A finales del 2023, el PDH de la Universidad Iberoamericana reveló que en los primeros cinco años de gobierno del morenista Cuitláhuac García Jiménez se hallaron 181 fosas clandestinas con 226 cuerpos en la entidad.

O sea que en el sexenio pasado -ese del "cambio verdadero", del "no somos iguales ni hacemos pactos" y del que "no se tolerará a los criminales"- se elevó un 33 por ciento el fosario estatal.

Se añadió una tercera parte del horror.

El dato espanta y desnuda: casi todos los restos humanos en esas 181 fosas no tenían más de dos o tres años de haber sido inhumados.

Ergo, los mataron y sepultaron en pleno cuitlahuismo.

Y falta el acumulado del 2024.

*Envoyé depuis Paris, France.