Por Andrés Timoteo
OTRO NEGOCIO TIRADO
Tomatlán es de los municipios más pequeños de la zona centro, tiene una superficie de apenas 18 kilómetros cuadrados y poco más de 7 mil habitantes, pero ahí dieron ejemplo de la fuerza popular para impedir la imposición de un enorme basurero que ensuciaría y apestaría el terruño.
Sí, igual que lo intentó hacer en Amatlán de los Reyes, Nanchital y Chinameca, la Procuraduría del Medio Ambientes (PMA), encabezada por el impresentable Sergio Rodríguez Cortés, planeaba instalar allí un tiradero regional de desperdicios.
Rodríguez convenció al alcalde Antonio Flores, surgido del Partido del Trabajo (PT) pero que en los hechos está uncido al morenismo, para que aceptara un Centro de Transferencia Regional de Residuos que no es otra cosa que un basurero que recibiría diariamente 300 toneladas de desechos generados en los municipios aledaños y sería un foco de contaminación y hedor.
Además del impacto al entorno ecológico, principalmente por envenenar los mantos freáticos -que son reservas de agua en el subsuelo que alimentan manantiales y pozos artesianos- con la generación de líquidos lixiviados -los que se forman con la descomposición de la basura orgánica y al 'lavarse' otros desperdicios tóxicos acumulados-, el predio donde pretendían instalarlo tiene vestigios arqueológicos.
También por el lugar pasa la tubería que transporta agua potable al municipio cercano de Ixhuatlán del Café. Es decir, el daño ecológico, cultural y a la salud de la gente hubiera sido terrible.
Ya antes otros municipios como Coscomatepec, Huatusco, Ixhuatlán del Café y Fortín de las Flores habían rechazado el dichoso Centro de Transferencia Regional de Residuos, sin contar el repudio de los habitantes de Amatlán de los Reyes que tuvieron 'tomado' el palacio municipal durante un mes hasta que obligaron al alcalde Eduardo Rojas Camacho, panista pero doblegado a Morena, a pedir la cancelación del proyecto.
Tras el fracaso propinado por los amatecos, Rodríguez Cortés necesitaba otro lugar para tirar la basura y cerrar contratos millonarios con las empresas que construiría y operaría esos centros por lo que escogió al más blandengue de los ediles de la región, el tomateco Flores Cancino a quien convenció para ensuciar a su pueblo.
Dejando a un lado los temas técnicos y ecológicos, todos saben que esos Centros de Transferencia Regional de Residuos no son otra cosa que un jugoso negocio del mendocino Rodríguez Cortés de amplia fama como estafador y lucrador con los cargos públicos.
Por doquiera el tipo está cancelando concesiones de rellenos sanitarios ya existentes para instalar estos centros regionales que le reditúan millones de pesos.
De eso se trata, sus centros no son una solución ambiental sino una transa pestilente. En Tomatlán no se lo permitieron.
El caso del alcalde tomateco es hilarante pues en campaña prometió "escuchar y gobernar con el pueblo" -la misma cantaleta de todos los 'chairos' morenistas-, pero apenas le tronaron los dedos desde Jalapa se apresuró a traicionar a sus paisanos, aunque estos lo obligaron a recular.
PUEBLO EN REBELDÍA
El miércoles, los tomatecos dieron ejemplo de resistencia y rebeldía.
El alcalde Flores organizó una "asamblea informativa" sobre el proyecto, pero a las 3 de la tarde con la intención de no asistiera la mayoría de los lugareños que trabajan a esa hora.
Fue plan con maña.
También quiso llenar las sillas colocadas en el parque central con empleados municipales y acarreados de las localidades rurales pero resultó un fiasco, los asientos lucieron vacíos.
La reunión inició con altanería.
El analfabeta que moderaba la asamblea insultó a los opositores llamándolos "insensatos" a fin de desacreditar los argumentos de los manifestantes mientras que el edil miraba complacido la agresión.
Por su parte, los enviados de la PMA salieron con embustes como que el tiradero no generaría lixiviados, que la basura no tocaría el suelo y sería inexistente la contaminación. Los callaron con rechiflas.
Estos, que coparon la explanada, aunque no la sillería oficial para que no los confundieran con los obligados a asistir, abuchearon al alcalde 'ecoloco' y a los funcionarios de la PMA, entre ellos Gaspar Monteagudo, jefe de Inspección de la dependencia, un tránsfuga del panismo y gestor de las tracalerías de Rodríguez Cortés.
Al grito de ¡No al basurero!, mostraron su repudio.
"Si el centro fuera viable, por qué no se lo llevan a su casa o a palacio nacional o al de Jalapa -o a la casa de Cuitláhuac García-", cuestionó un ciudadano.
Otro de plano le exigió a Flores Cancino: "¡tener huevos!", y obedecer al pueblo que le paga el sueldo.
Y le dieron un ultimátum: "no vamos a permitir que ni un carro de basura entre a Tomatlán".
Frente a la turbamulta irritada, al alcalde se le doblaron las corvas y terminó por acatar la decisión popular: No al basurero. Pero a pesar que el edil juró: "mi palabra está de por medio", no le creyeron y exigieron elaborar un acta que fuera firmada por el cabildo.
TRIUNFO POPULAR
Que nadie se deje confundir: la cancelación del proyecto no fue un acto de buena voluntad ni de vocación democrática de Flores Cancino, sino porque el pueblo lo obligó. Si la sociedad civil no se hubiera organizado para protestar, el tipo hubiera inundado la población con toneladas de basura ajena.
Así, los tomatecos se sumaron a los amatecos, nanchitecos y chinamequenses que igualmente recurrieron a la insumisión popular para evitar que sus pueblos fueran convertidos en zahúrdas pestilentes.
La rebeldía popular en Tomatlán no es nueva, ya en los años noventa obligaron al desmantelamiento en la cabecera municipal de decenas de granjas de cría y engorda de pollos. Fueron pioneros en la lucha contra la contaminación avícola.
Ahora repitieron la hazaña con el basurero de Flores Cancino y Rodríguez Cortés cuyo negocio sucio se les vino abajo.
Es otro triunfo popular y otra derrota para los funcionarios abusivos. Historias como estás dan gusto contarlas -y además enorgullecen-.
Gracias por eso.
*Envoyé depuis Paris, France.