Por Andrés Timoteo

PARTE DEL PROBLEMA

Todavía no terminaban de levantar el cadáver del exalcalde zamorano Wilman Monje Morales, acribillado a balazos el miércoles, cuando desde el gobierno estatal ya lo ligaban con el crimen organizado.

Un ‘ajuste de cuentas’ entre bandas delictivas, sugirió el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros.

“En el pasado había indicios de algunas cosas. En esa región, autoridades municipales están relacionadas con temas que no son tan claros. Nosotros siempre advertimos que no hay que hacer vínculos con ningún tipo de personas que no puedan tener un origen lícito”, declaró en Perote a un grupo de reporteros.

¿Por qué la prisa de ligar a Monje Morales con el crimen organizado? Por la evidente intención de manchar a la víctima y no perseguir a los victimarios.

Y, ¿el secretario Cisneros habló en calidad de autoridad o como parte del asunto? Esa es otra pregunta gordiana -ojo, por el dilema del ‘nudo gordiano’ o sea que es difícil de desatar, no por el volumen del implicado-.

Efectivamente hay una disputa de los mafiosos en la zona norte y en ella estarían involucrados actores políticos.

El fallecido exalcalde de Gutiérrez Zamora se oponía a que su municipio fuera dominado por el “Grupo Totonacapan” liderado por el exalcalde de Coyutla Basilio Picazo Pérez y la “Hermandad de la Sierra” que encabeza el exalcalde de Coxquihui, Reveriano Pérez Vega, ambos expriistas que ahora operan para Morena.

Picazo está prófugo tras ser señalado como posible autor intelectual del asesinato de la periodista María Elena Ferral en marzo del 2020.

Y alrededor de estas dos bandas giran varios morenistas en activo tanto en alcaldías como en el aparato estatal.

Entre ellos destaca el actual alcalde de Papantla y exdiputado local, Erick Domínguez, y la titular de Investigaciones Ministeriales, Marcela Aguilera, muy cercana a Picazo Pérez, y quién sería la artífice de que las investigaciones en contra del exalcalde coyuteco no prosperen y éste haya podido huir.

Aguilera depende de Verónica Hernández, la fiscal veracruzana quien a su vez depende de Patrocinio Cisneros, el secretario de Gobierno.

Ergo, este señor es quien le da impunidad y protecció a Picazo y su “Grupo Totonacapan”.

Lo mismo con la “Hermandad de la Sierra”.

No es algo nuevo. La responsabilidad de Cisneros en la convulsión existente en la zona norte ya se había documentado en enero del 2022 en un amplio reportaje que elaboró el corporativo periodístico Alianza de Medios MX, titulado: “La red política y criminal que asesinó a María Elena Ferral en Veracruz”.

MONJE EN LA MIRA

El texto contiene rastros de lo que pasa en la región y en especial en el municipio de Gutiérrez Zamora. Los periodistas revisaron el contenido de la columna Polaca Totonaca, de Ferral, en los dos años previos a su homicidio, y detectaron las pistas sobre la mafia política y criminal que pretendía adueñarse del lugar.

Como ya se dijo, Monje Morales encabeza un grupo político fuerte que “tenía un contrapeso en el resto de la región totonaca, integrado por políticos de Morena y el PVEM, y era liderado por el exdiputado local morenista de Papantla, Eric Domínguez Vázquez -alcalde en funciones-, cercano al actual secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos”.

“El diputado suplente de Domínguez era Daniel Pérez Pacheco, quien lideró la organización llamada Hermandad de la Sierra, con presencia en la Sierra del Totonacapan, principalmente en el municipio de Coxquihui. Pérez Pacheco era el segundo al mando de esa hermandad, bajo las órdenes de Reveriano Pérez, cacique y exalcalde de Coxquihui”.

En el reportaje se describen la ola de asesinatos políticos a fin de lograr el control del territorio y adueñarse del ayuntamiento. Por ello, Monje Morales estaba en la mira de los criminales que reciben protección de funcionarios estatales.

Uno de estos asesinatos fue el de René Cancino Álvarez, secretario particular de Monje y quien buscaba ser su sucesor promoviéndose como aspirante a la alcaldía zamorana. La noche del 19 de febrero de 2020, Cancino fue baleado en la entrada de su domicilio. Minutos más tarde falleció en la clínica San Lucas.

La muerte de Cancino antecedió a la de Ferral, baleada el 30 de marzo en Papantla. Y aquí el reportaje da un dato poco conocido: La periodista había aceptado buscar la alcaldía de Gutiérrez Zamora para los comicios del 2021 y sería -no lo dicen, pero se entiende por su buena relación con Monje- bajo las siglas de Movimiento Ciudadano.

DEBÍA MORIR

Ferral tenía amplias posibilidades de ganar, pero no la dejaron. La mataron antes. Su candidatura fue otorgada a Teresa Álvarez, madre de asesinado René Cancino, pero que perdió frente al morenista Frans Aparicio Reyes, el actual alcalde que fue impulsado por la “Hermandad de la Sierra”. Mucha coincidencia.

Otros datos que encajan en esa trama mafiosa. Uno los hermanos Guillermina y Daniel Arbona, allegadísimos a Patrocino Cisneros -y en la publicación periodística se adjunta una fotografía que lo confirma-, fueron “testigos” del asesinato de la reportera pero nunca los requirió la Fiscalía. Guillermina Arbona, fue detenida en el momento del crimen pero la liberaron casi inmediatamente a petición de palacio de gobierno. Más coincidencia.

El segundo dato es más preocupante: María Elena Ferral le comentó personalmente al gobernador Cuitláhuac García que buscaría la alcaldía de Gutiérrez Zamora.

Lo hizo durante una visita de García Jiménez a Papantla, el 25 de febrero del 2020 ¡y un mes después la cocieron a balazos! Demasiada coincidencia.

Por eso, los periodistas subtitularon ese episodio como “Una periodista que debía morir”.

Ferral arriesgaba el dominio de los grupos criminales y de Morena en Gutiérrez Zamora. Vale la pena leer o releer el reportaje de Alianza de Medios MX pues arroja luz sobre lo que pasa en ese municipio y abre la duda razonable de que si las declaraciones de Patrocino Cisneros sobre el crimen de Monje Morales las hizo como autoridad o como parte del problema delictivo.

El enlace: https://goo.su/XX1zeAG

*Envoyé depuis Paris, France.