Por Andrés Timoteo

¿POR QUÉ ELLAS NO?

En la Iglesia Católica y otras iglesias cristianas, ayer Jueves Santo se celebró la institución del misterio sacerdotal.

Dicen que lo creó Jesús en la famosa Última Cena entregando ese privilegio exclusivamente a los varones y desde entonces las mujeres son marginadas del clero.


No hay ninguna sacerdotisa católica, menos en la Iglesia Ortodoxa que es más conservadora.

La Iglesia Anglicana es más progresista porque ya tiene sacerdotisas y obispas desde el 2014.

Sin embargo, en los textos evangélicos no hay soporte para excluirlas.

Su relegado se basa en el Sínodo de Laodicea del año 363 que les prohibió ser parte del clero y de ahí se sucedieron otros pronunciamientos de Papas, patriarcas y teólogos, todos varones, ordenando que no accedieran al sacerdocio.

El más furibundo contra ellas fue el Papa Inocencio IV quien en el siglo XIII sentenció que "las mujeres no deben atreverse siquiera a acercarse al altar" -fue el mismo que autorizó la tortura para que la Santa Inquisición obtuviera confesiones-.

Y de ahí pasaron 800 años para que el tema volviera a ser atendido.

Juan Pablo II ratificó la exclusión femenina con una cita de Lucas:

"Yo he rogado por ti, que tu fe no falte, y, tú, una vez de regreso, confirma a tus hermanos".

Pero interpretó a modo pues el versículo no se refiere al género sino a que satanás tentará a Pedro y lo "zarandeará como el viento al trigo".

Además, algunos traductores de las escrituras bíblicas señalan que la orden "confirma" que el pontífice interpretó como "consagra" era en realidad "fortalece" aludiendo a la fe.

Con esa cita a contentillo, la jerarquía eclesiástica mantiene la puerta cerrada a las mujeres.

Apenas en enero del 2022, el Papa Francisco oficializó el permiso para que ellas puedan ser acólitas, lectoras (de los textos bíblicos en las misas) y catequistas.

Meras ayudantes, pues.

La Católica es una iglesia altamente misógina.

'APÓSTOLA TRANS'

Tal posición contradice lo practicado por los primeros cristianos que incluyeron a las mujeres en cargos predicadores.

Por ejemplo, tras el suicidio de Judas Iscariote se descompletó el grupo original de apóstoles por lo que éste fue ampliado incorporando a mujeres.

Susana, de las pocas citadas por su nombre en los evangelios, habría sido una de ellas.

Otra fue Priscila quien incluso fundó una iglesia -léase, comunidad cristiana – en su casa particular de Corinto, Grecia.

También Junia quien sufrió persecución y de la cual Pablo habla en su Carta a los Romanos describiéndola como "pariente y compañera de prisión, muy estimada entre los apóstoles".

Se ha dicho que Junia agregó una "s" a su nombre para ser "Junias" que se interpretaba en masculino y además se vistió como varón para ser aceptada.

Por eso algunos la consideran como una "apóstola transgénero".

Febe también accedió al ministerio sacerdotal en el cristianismo primigenio.

Era una mujer rica, mecenas de Pablo de Tarso y que llegó a dirigir una comunidad cristiana en Grecia.

Fue nombrada diaconisa.

En una de sus cartas, Pablo abogó por ella:

"Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia de Cencreas. Recíbanla bien en el nombre del Señor y ayúdenla en todo porque ella ha ayudado a muchos, yo entre ellos" (Romanos 16:1-2).

De las seguidoras de Jesús que llegaron a ser 'apóstolas' casi todas fueron borradas del registro clerical, a excepción de Febe quien incluso fue canonizada y tiene su festividad el 3 de septiembre, pero no más allá.

El machismo clerical bloqueó su causa y Febe no ayudó al empoderamiento de la mujer al interior de la Iglesia Católica.

TRIANGULO AMOROSO

Se cierran estos textos semanasanteros con otro tema polémico: el celibato sacerdotal, invención posterior a la praxis de primeros cristianos.

El apóstol Timoteo dijo "es necesario que el obispo sea irreprensible marido de una sola mujer, sobrio, prudente y decoroso".

Y Pablo pregunta en su Carta a los Corintios:

"¿No tenemos derecho a traer con nosotros una esposa creyente, así como (la tuvieron) los otros apóstoles, los hermanos de Jesús?".

Los doce apóstoles estaban casados.

Pedro lo fue y se acredita con el milagro de Jesús que curó a su suegra, según relata el evangelista Mateo.

Su esposa se llamaba Claudia y la ubican entre las primeras diaconisas, pero otros especulan que murió antes de que Pedro asumiera el apostolado y, entonces, él ya era viudo cuando recibió de Cristo las 'Llaves del Cielo".

Pablo tuvo dos mujeres, de la primera no se sabe mucho, ni siquiera su nombre, pero la segunda habría sido precisamente Priscila, citada líneas arriba.

Ella era casada, su esposo Aquila, comerciante de telas, financió la causa cristiana en Corinto.

Priscila fue amante de Pablo sin divorciase por lo que algunos deslizan que se trató de un triangulo amoroso -'swinger', dirían hoy- y hasta que los tres compartieron el lecho.

Ah, y Aquila fue nombrado obispo en Asia Menor por Pablo.

Vaya culebrón amoroso.

La moraleja de todo esto es que los ensotanados "célibes" del presente no honran el concepto original de sacerdote. ¡Jesucristo Redentor, aplaca tu ira y tu rigor!

*Envoyé depuis Paris, France.