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TEXTO IRREVERENTE | REPORTERA DE RAZA - Confieso -y el lector disculpará el uso de la primera persona- que no me gustó en una primera lectura los dos últimos libros de la periodista italiana Oriana Fallaci, "La rabia y el orgullo"...

Confieso -y el lector disculpará el uso de la primera persona- que no me gustó en una primera lectura los dos últimos libros de la periodista italiana Oriana Fallaci, "La rabia y el orgullo" (La Rabbia e l'orgoglio) y...

Por Andrés Timoteo

REPORTERA DE RAZA
Confieso -y el lector disculpará el uso de la primera persona- que no me gustó en una primera lectura los dos últimos libros de la periodista italiana Oriana Fallaci, "La rabia y el orgullo" (La Rabbia e l'orgoglio) y "La fuerza de la razón" (La forza della ragione), publicados en el 2001 y 2004.
Ambos fueron repudiados en su momento por la izquierda y la comunidad musulmana francesas.

Se promovió un juicio para que se prohibiera su difusión, pero no prosperó. ¿Cómo iba a suceder eso en el país de las libertades?

En Italia, su país, el Partido Islámico Italiano emitió una suerte de 'fatwa", una sentencia de muerte sobre la periodista pidiendo a los musulmanes "ir a morir con Fallaci" o sea que cometieran un atentado suicida a fin de exterminarla.

¿Por qué tanto odio en su contra?

Porque en ambas obras Fallaci se lanzó contra la cultura musulmana y denuncia una invasión silenciosa a las naciones occidentales y democráticas.

Oriana se pronunciaba en contra del Islam y sus predicadores que ordenan a los fanáticos asesinar, dividir, aterrorizar, degradar mujeres, destruir el arte y la ciencia.

Dice que el Islam es todo lo contrario al espíritu europeísta que antepone los derechos humanos, la libertad de credo, la emancipación de la mujer y la igualdad en la medida de lo posible.

No son sociedades perfectas, pero persiguen esos valores.

En "La rabia y el orgullo" alerta -y acusa- a los gobiernos y sociedades occidentales de permitir una colonización musulmana al grado de advertir que en pocos años Europa se llamaría "Eurabia", y en "La fuerza de la razón" responde a sus furiosos detractores.

Estos inquisidores modernos que pidieron censurarla, dice, "han ideado formas sutiles e insidiosas de perseguir el alma. (Junto con medios de comunicación) han desarrollado una técnica diabólica en la que ya no es necesario entablar debates con quienes no están de acuerdo con su propia línea partidaria".

"Basta simplemente con destruir el carácter público de sus oponentes, ya sea mediante calumnias directas o insinuaciones de locura. O, peor aún, intimidarlos para que guarden un silencio obsequioso", señala y reitera: "El Islam es el enemigo de la razón", acomodando una frase de Diderot.

Dos años después Oriana Fallaci murió en Nueva York -en el 2026 se cumplen veinte años de su muerte-.

Se fue siendo odiada los musulmanes y cuestionada por los por muchos izquierdistas del mundo.

Al paso de tiempo -y de nuevo regresando a la primera persona- dejé de estar con las voces que la acusan de extraviar el camino y terminar convertida en una fascista y xenófoba.

Los que han vivido en Europa y Estados Unidos, azotados por oleadas de ataques terroristas -los más recientes en Nueva Orleans y Alemania- la entienden y, quizás, le conceden esa razón de la que habla en su segundo libro.

La reflexión viene al caso porque el diario madrileño El Español publicó hace unos días el artículo "La fuerza de la razón: Oriana Fallaci acertó en todo" del escritor Cristóbal Villalobos titulado a dos décadas de la primera edición del libro.

"Fallaci resultó profética, alertó a Occidente sobre lo que ya está pasando y empeorará, sobre lo que no queríamos ver".
"Oriana Fallaci fue una reportera de raza, indómita. Sus artículos y libros fueron leídos en medio mundo, y llegó a ser una de las periodistas más conocidas del siglo XX. Hoy su obra permanece olvidada y estigmatizada. Su delito: disparar a diestra y siniestra contra los culpables de la decadencia occidental", dice Villalobos.

LA DESOBEDIENTE

"Frente a este panorama, (hay) una extrema derecha que se aprovecha de esta situación gracias a la falta de acción de los poderes tradicionales. El buenismo idiota de la izquierda, que todo lo arregla con un multiculturalismo banal y suicida, y la derecha que no defiende el legado histórico de los pueblos"
"La vida y obra de Oriana Fallaci siguen más vigentes que nunca, aunque podamos no estar de acuerdo con todos sus postulados", finaliza el escritor. Muy cierto.

A propósito y como se sabe, Fallaci reporteó en México la Masacre de Tlatelolco donde los militares le dieron dos tiros al confundirla con una estudiante.

Tras eso, prometió nunca volver a pisar suelo mexicano donde, decía, "era el reino de Herodes" aludiendo al exterminio de inocentes.

¡Y eso que no le tocó el imperio del narco que hoy fulgura!

En diciembre del 2017, la agencia argentina Infobae publicó una buena crónica sobre aquel 2 de octubre de 1968 cuando Fallaci fue salvada por un estudiante de música, Manuel Gómez, con fotos inéditas de ambos tirados en el suelo del edificio Chihuahua esquivando los balazos en aquel "infierno mexicano" como lo llamó en sus memorias. ( https://urls.fr/7itlq1 ).

"Ser periodista me hace ser desobediente. Y serlo me significa estar en la oposición. Por estar en la oposición se necesita decir la verdad. Y la verdad es siempre lo contrario de aquello que nos cuentan. La historia se escribe sobre verdades y no sobre leyendas”, afirmaba la italiana. Vaya lineamiento para el oficio que cae al dedillo en México -y Veracruz- tan plagado de escribientes cuatroteístas.

*Envoyé depuis Paris, France.