Por Andrés Timoteo
SIEMPRE FUE CHISME
Ni siquiera se puede hablar de acciones de buena fe malogradas porque siempre fue un embuste.
La revocación del título de concesión por 30 años al Grupo Metropolitano de Agua y Saneamiento (MAS) para manejar el suministro de agua potable en los municipios de Veracruz y Medellín de Bravo sigue firme. No se va Odebrecht de la zona conurbada por más aspavientos de los políticos aprovechados y marrulleros.
El pasado primero de diciembre, Juan Carlos Contreras, secretario estatal del Medio Ambiente les tiró la engañifas a los diputados Fernando Arteaga y Rosa María Hernández, uno local y la otra federal, ambos morenistas, quienes pregonaban echarían fuera al Grupo MAS.
Contreras dijo en su comparecencia en el congreso local que el gobierno estatal ni puede ni tiene contemplado retirar dicha concesión pues es potestad de los ayuntamientos porteño y medellinense, y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Tampoco compete al Poder Legislativo.
Así también le tiró la tramoya montada por otro legislador morenista, Magdaleno Rosales que se ha subido al tema con apoyo de un puñado de extrabajadores del desaparecido SAS quienes son regenteados por la exlideresa Angélica Navarrete.
En resumen, la concesión sigue en pie y quedaron exhibidos los oportunistas que prometieron revocarla a fin de ganar votos en las elecciones pasadas.
Siempre fue un chisme inflado eso que iban a correr a los concesionarios, que las tarifas de consumo bajarían y que habría agua para que se bañaran a cubetazos todos en los Sábados de Gloria.
Hicieron creer que todos los usuarios morosos que no pagaran por el servicio seguirían recibiendo el líquido sin ser molestado, igual que antes.
Empero, en su descargo hay que acotar que esos morenistas no son los únicos que recurrieron a esa engañifa pues antes lo hicieron los panistas para obtener votos.
Una de ellas, Josefina Gamboa hasta ofreció abogados gratuitos para que los usuarios pusieran demandas contra el Grupo MAS a cambio de que le dieran votos.
¿Se acuerdan? Ahora ella reparte su tiempo entre la Ciudad de México y Ciudad del Carmen, Campeche, y se la vive en tiendas departamentales caras sin acordarse de los atribulados ciudadanos de la aldea que siguen padeciendo los abusos de Odebrecht.
Ni los ve ni los oye, aunque solo por ahora pues en el 2024 regresará a pedirles otra vez el sufragio y les reciclará la misma promesa.
Igual lo harán los de Morena quienes también 'refritearán' el tema en sus campañas.
Los cinco morenistas citados quieren reelección o brincar a nuevos cargos.
Magdaleno Rosales como ya no puede repetir en la curul local ahora quiere la federal y luego la alcaldía de Medellín de Bravo mientras que su némesis, el edil medellinense Isleño Andrade, desea la diputación federal.
La comapeña Rosa Hernández quiere reelegirse en San Lázaro y Arteaga no se decide si permanecer en el congreso local o irse a un escaño federal.
Vaya, hasta Angélica Navarrete, una eterna priista, que ahora se apuntó para ser candidata guinda a la diputación por el distrito 16. Risas.
Toda esa bola de chismosos recalentarán el embuste del Grupo MAS para tratar de engatusar, otra vez, a los votantes porteños, boqueños y medellinenses. Allá ellos si les creen.
FARAMALLA SIN FONDOS
En julio del 2015, los ayuntamientos de Medellín de Bravo y Veracruz, gobernados entonces por el panista Gerardo Pérez y el priista Ramón Poo, aprobaron entregar la concesión por 30 años al Grupo MAS de la transnacional brasileña Odebrecht.
Cierto, esos cabildos pueden revocar el contrato, pero este tiene cláusulas leoninas que hacen casi imposible tal proceso.
Según el título de concesión hay penalidades de muchos ceros para resarcir al concesionario las inversiones financieras con intereses incluidos en base a las proyecciones de largo plazo.
Esas indemnizaciones millonarias las deben pagar los "entes concedentes" o sea los ayuntamientos no el gobierno estatal ni la Conagua.
Esta última dependencia evalúa el desempeño del concesionario y en su caso puede retirar permisos y autorizaciones que serían un motivo para la revocación del contrato, pero tampoco lo ha hecho.
Y Medellín de Bravo no tiene los fondos para la indemnización ni el gobierno estatal le dará una partida especial de recursos para la misma.
Por eso la aprobación del retiro de la concesión que en julio hizo el cabildo medellinense fue pura faramalla.
El ayuntamiento de Veracruz ni siquiera está metido en el sainete.
LOS DEL AGUA SUCIA
Por cierto, ¿alguien recuerda los diputados que en aquel 2015 avalaron entregar a Odebrecht el agua potable de la zona conurbada ? Una de ellas, que sigue vigente pero ya en Morena, es Ana Guadalupe Ingram quien era presidenta del congreso local y operó el asunto por instrucción del entonces gobernador Javier Duarte.
¿A poco ahora ya vestida de guinda abrazará la bandera electoral de cancelar esa concesión por la que tanto peleó en el 2015?
Vaya morbo por verla del brazo del nudista Maleno Rosales, del "Huevo" Arteaga, de la comapeña Hernández y de la 'charra' Navarrete marchando contra el Grupo MAS. Risas de nuevo.
Los otros diputados de la conurbación que defendieron a rabiar la concesión fueron Belén Fernández, Tonatiuh Pola, Raúl Zarrabal, Antonio Baxzi, Gustavo Gudiño y Ramón Gutiérrez de Velasco.
El recado para los que pagan recibos abusivos o reciben agua sucia en sus grifos es: cúlpenlos a ellos.
*Envoyé depuis Paris, France.