Por Andrés Timoteo

SOLEDAD POLÍTICA
Al margen de las versiones de que su competidor ya la alcanzó en las encuestas, del escándalo por su riqueza inmobiliaria y las pifias personales derivadas de su desarraigo de Veracruz, el problema de fondo ahora mismo para la zacatecana Rocío Nahle es su soledad política.

No tiene quién la defienda ni quién le opere eficazmente para, ya no se diga, contrarrestar las embestidas sino al menos atenuarlas.

Ella hace en solitario su defensa casi a arañazos cuando deberían ser otros los que le sirvan de escudería mediática y político-electoral.

Los pocos que han salido a decir algo por su causa carecen de credibilidad y calidad política y ética.

El tufo de corrupción que despiden anula toda retórica favorable y no tienen siquiera una corriente partidista importante que de consistencia a sus pronunciamientos.

¿Quién le puede creer o al menos temer a personajes tan minúsculos como Esteban Ramírez Zepeta, Juan Gómez, Javier Herrera, Eduardo Vega Yunes, Vicente Aguilar y otros exiguos?

Nadie, ni convencen ni espantan. No tienen peso.

Por el mismo rumbo está Manuel Huerta, el candidato al senado en segunda fórmula, que declara solo para cubrir la cuota de pronunciamientos, pero si se revisa su retórica no enarbola una defensa profunda ni convencedora.

Evita la fatiga con Nahle, pues.

Con Cuitláhuac García ni cuenten pues lo que diga a favor además de ser delito electoral no le ayuda por el repudio que le tienen los veracruzanos, además de que hay la versión de que le estaría 'jugando las contras'.

El único 'peso pesado' que ha hablado a su favor ha sido el presidente Andrés Manuel López Obrador, y solo una vez, el pasado 22 de marzo, cuando dijo que Nahle "es una persona honesta", pero el problema es que ya no funcionan sus purificaciones por decreto.

Y la 'defensa estratégica' que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado hizo ayer en el puerto de Veracruz consistió en repetir lo mismo, que la atacan porque tiene 10 mil puntos de ventaja y que ya todos sus haberes están "transparentados" en sus declaraciones patrimoniales.

En un mitin en Córdoba, Delgado machacó la cantaleta de que 'este arroz ya se coció', que "Veracruz ya tiene gobernadora" y que no hay necesidad de que los jarochos vayan a votar.

¡Brillante estrategia!

Pero tal diatriba fue superada mediáticamente con la denuncia que ante la FGR interpuso el empresario Arturo Castagné en su contra por enriquecimiento ilícito y el anuncio que revelará otras propiedades de la zacatecana, una de ellas en Estados Unidos.

Vaya, tan sola está Nahle que tuvo que 'entrarle al quite' el exgobernador Javier Duarte quien se ostenta como su vocero.

Lo intrigante es que hasta el momento no se ha desligado y ha dejado correr la impresión de que el cordobés habla por ella. Indicativo, ¿no creen?

Se repite, tan sola está Nahle que se acaba de sincerar en una entrevista con el periodista Ricardo Ravelo en la que le dijo:

"Estoy contra viento y marea".

O sea, con todo en contra y ¿contra los de fuera y contra los de adentro?

Eso se entiende.

Y 'DESCOMUNICADA'

Esta semana, la candidata emitió un comunicado intentando aclarar el asunto de sus casotas, pero ese texto aumentó la percepción de soledad.

Nadie la auxilió para redactarlo ni para darle soporte político.

El comunicado es un brocamantón en la forma y el fondo.

Está mal redactado, tiene al menos diez errores ortográficos y otros tantos de sintaxis, y eso en solo nueve párrafos es un desastre.

O Nahle es pésima para redactar, si es que ella lo hizo, o los burros son quienes se lo escribieron.

Respecto al fondo, además de que se victimiza -ojo, ya no alude directamente a la violencia de género- cae en lo que en psicología llaman narcisismo patológico, cuando alguien se adjudica elogios a fin de contrarrestar el escrutinio público o esconder la culpa.

"Soy una mujer fuerte, congruente y de firmes convicciones", dice Nahle, pero eso no le corresponde a ella resaltarlo -sea o no cierto – sino a su equipo, a sus operadores y sobre todo a los políticos aliados que deberían ser artilleros de puntería infalible en la guerra electoral libra.

Pero, ¿dónde están?

¡No se ven, no se oyen, no aparecen!

Nadie con peso político ha retomado ese comunicado para usarlo de blasón y es patético que sea ella mima la que tenga que insistir sobre ese texto en entrevistas y pronunciamientos posteriores pues nadie más lo hace.

Pero lo más grave de todo es que la candidata tampoco puede comunicar con eficiencia.

Pasa que no sepa redactar, pero no poder comunicar en el terreno electoral es un acto suicida.

Ella no puede y su equipo de prensa da pena ajena.

Vaya, debería poner a sus "estrategas" -risas- mediáticos a leer el libro "Ni me explico ni me entiendes. Los laberintos de la comunicación" del español Xavier Guix, imperdible para el quehacer comunicacional.

Y de paso a releer a McLuhan que, se supone, lo estudiaron en la universidad. -De nada-.

En fin, sola e incomunicada -¿o debería decirse 'descomunicada' como define Guix o, mejor aún, 'excomunicada' como cuando sentencian a Jhon Wick en la película?-, Nahle está cerrando su tercera semana de campaña.

*Envoyé depuis Paris, France.