TEXTO IRREVERENTE | TODOS MENOS MÉXICO - Polémica, imaginación abusiva, eclecticismo, diversidad, periodistas criticones y ganas de abofetearlos, García Lorca y el Ingenioso Hidalgo oyéndose o deambulando por las calles medievales...
Polémica, imaginación abusiva, eclecticismo, diversidad, periodistas criticones y ganas de abofetearlos, García Lorca y el Ingenioso Hidalgo oyéndose o deambulando por las calles medievales, y el invitado de honor, el idioma español, esmaltan el Festival Internacional de Teatro en Aviñón...
Por Andrés Timoteo
TODOS MENOS MÉXICO
Polémica, imaginación abusiva, eclecticismo, diversidad, periodistas criticones y ganas de abofetearlos, García Lorca y el Ingenioso Hidalgo oyéndose o deambulando por las calles medievales, y el invitado de honor, el idioma español, esmaltan el Festival Internacional de Teatro en Aviñón.
En ese 2024, es el encuentro teatral más hispanizado en los 78 años de su existencia.
De los mil 600 eventos que se desarrollan -incluidas las 35 piezas teatrales que son el contenido principal- muchos son en castellano y decenas de directores, guionistas, músicos y actores llegaron de la diáspora española para ser parte del verano escénico en la Ciudad Papal.
No olviden que Aviñón -Avignon, en francés- fue sede pontificia durante la Edad Media.
Durante 68 años, de 1309 a 1377, la urbe gala sustituyó al Vaticano y albergó a siete Papas.
Y, precisamente, los patios del castillo medieval conocido como Palais des Papes -el Palacio de los Papas- es la sede principal del festival de teatro.
Obras y creadores de España y América Latina han tomado el escenario y cosechan aplausos.
Del aporte latinoamericano destacan piezas y directores brasileños, argentinos, peruanos, uruguayos, colombianos y chilenos.
Todos están allí menos los mexicanos.
No hay una sola obra ni un solo director de México que haya asistido a la fiesta universal del teatro.
Obviamente que se preguntó por la ausencia de los creadores aztecas y no hubo un posicionamiento formal, pero tras bastidores las fuentes consultadas señalaron que "a México no le interesó venir".
Traducción: el gobierno de la "cuarta transformación" ignoró la convocatoria y negó el apoyo a las compañías teatrales para acudir al festival europeo.
El país ya adoptó la misma posición de Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua que hace años también dejaron de atender las convocatorias despreciando el evento aviñonés por ser "fifí", "expresión de los imperialistas" y promover "el arte de las élites".
Así, los incultos que gobiernan a esas proto-dictaduras desprecian las artes. A ellos se les sumó México, aunque poco importa el desprecio de los 'chairos' pues con ellos o sin ellos la fiesta teatral está en su apogeo. Inició el sábado 29 de junio y concluirá el domingo 21 de julio.
Es casi un mes para disfrutar de las puestas en escena, la bohemia en bares y cafeterías, y toda la Ciudad Papal convertida en enorme proscenio.
Ya se describió alguna vez en este espacio cómo los callejones, plazas, andadores y jardines de Aviñón se convertían en escenarios al aire libre que compiten con los formales albergados en los hermosos edificios históricos para que el teatro sea el amo y señor desde el amanecer hasta el anochecer.
Es un privilegio visitar Aviñón es esta época, no importa si se es o no actor, crítico o aficionado a las artes escénicas.
Todo lo que acapara la vista, el oído y el gusto en la urbe papal invadida por los templetes, candilejas, dramas y comedias al sonido del laúd, los dulcémeles, las cítaras y las gaitas que reproducen la música de hace mil años, la del Medioevo, es experiencia maravillosa.
ABUSAR DE LA IMAGINACIÓN La noche del sábado fue la apertura del festival con una obra en español, "Dämon, el funeral de Bergman", de la catalana Angélica Liddell que no solo fue novedad por la lengua sino por la polémica desatada pues en plena ceremonia de inauguración esta directora arremetió, micrófono en mano, contra varios periodistas de cultura.
Y se cebó sobre el francés Stéphane Capron, cuyo apellido cambió por "Cabrón" al tiempo que leía varias de sus críticas publicadas finalizando con una confesión que levantó ámpula:
"Odio a los críticos, mi obra es una bofetada a ellos y de hecho me gustaría poder dar físicamente esta bofetada a todas esas personas que, impunemente y de manera banal, me han hecho daño".
"No puedo hacer eso físicamente. Me gustaría incluso darles un puñetazo, pero no sería posible porque presentarían una denuncia contra mí y terminaría en la cárcel", añadió.
Le hicieron caso pues el periodista aludido interpuso una querella por ofensas y amenazas. Vaya, más polémica para abrir el apetito escénico es imposible.
Bueno, eso se creía hasta que llegó "La Quijota" del director francés Gwenaël Morin quien puso en escena la obra de Miguel de Cervantes con una mujer como protagonista, interpretada por la actriz Jeanne Balibar.
'Doña Quijota' cabalga soñando con su Dulcineo, un virtuoso mozo de cuadra que vive "en algún lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme".
¡Cómo es eso de una Ingeniosa Hidalga! ¿Qué se espera después, un Quijote Trans o uno No Binarie?, exclaman, con sorna, algunos, pero Morin dio la respuesta: el teatro llama a soñar y hasta a abusar de la imaginación. Es un reto para los creadores y para el público. Cierto.
Mientras eso se hace, el Festival de Aviñón también se lució con los poemas del andaluz Federico García Lorca, defensor del teatro social.
La obra "Lorca" recrea su vida y su fusilamiento durante la Guerra Civil Española cuando tenía 38 años, sentenciado a muerte debido a su homosexualidad.
La puesta en escena es de la chilena Jessica Walker.