Por Andrés Timoteo
VOTOS DE RABIA
A lo largo del último siglo y conforme maduraban las democracias en el mundo le han llamado de muchas formas: voto del cambio, de castigo, útil, de refrendo, de la esperanza, de venganza y retributivo, por citar algunos conceptos.
Pero algo está cambiando en las democracias antiguas y las tiernas pues el sufragio se está moviendo conforme a los 'sentimientos' de las masas.
No es un fenómeno nuevo, pero sí auge que poco a poco va rebasando el voto gremial o corporativo y hasta el condicionado por estipendios y ayudas oficiales.
Los sentimientos de la ciudadanía se imponen, sobre todo el de la molestia y la decepción.
Los catedráticos españoles Mariza López y Antonio Marina en su "Antropología de las emociones" afirman que si la furia no se desahoga a tiempo, se encona y puede tornarse peligrosa.
La ira rancia deviene en odio, algo riesgoso para las sociedades democráticas porque puede llamar a la violencia.
No hay que llegar a tal punto.
Lo ideal es extinguir la rabia social votando. Ahí, en las ánforas electorales, debe depositarse el desquite contra los malos gobernantes y políticos.
En pocas palabras y diciéndolo más sencillo para los ciudadanos -y en especial para los mexicanos y los veracruzanos-: Si te mintieron, vota.
Si te traicionaron, vota. Si te robaron, vota. Si te negaron la subsistencia, la justicia y la paz, vota.
Si te secuestraron o agredieron y no hubo castigo, vota.
Si tienes un desaparecido y el gobierno te ignora, vota. Si te despidieron o te condicionaron el empleo a cambio de ir a mítines partidistas, vota.
Si se te murió un familiar por falta de camas en los hospitales, médicos, oxígeno y vacunas, vota.
Si no construyeron la calle, el camino o la obra que se comprometieron, vota. Si no tienes agua porque se robaron el dinero para la obra hídrica, vota.
Si tu niño tiene cáncer y peregrinas para conseguir quimioterapias y medicinas, vota.
Si eres víctima de la violencia feminicida o tienes alguna pariente, amiga, vecina o conocida que lo fue y el responsable está impune, vota.
Si te encarcelaron a ti o a algún cercano con acusaciones fabricadas, vota.
Si te mataron los policías a un hijo, vota. Si te enteraste que los gobernantes, legisladores, funcionarios y líderes partidistas hoy son millonarios mientras tu sigues en la miseria, vota.
Si tus bosques y alrededores fueron devastados por los incendios y la ayuda gubernamental nunca llegó, vota.
Si tu alcalde, tu gobernador, tu diputado, tu senador o tu presidente se alió con el crimen y a ti te quisieron inculcar que tienes que abrazar a los mafiosos, vota. Vaya, hay tantos motivos para canalizar la rabia en el sufragio.
El voto es un inhibidor de la fatalidad y también un destructor de pactos obscenos.
OCULTO Y PLEBISCITARIO
En el 2018 se hablaba del 'mal humor social' contra el gobierno del priista Enrique Peña Nieto y los malhumorados mexicanos votaron masivamente por el morenista Andrés Manuel López Obrador.
En Veracruz lo hicieron por Cuitláhuac García.
Seis años después ese 'mal humor' social no disminuyó sino que se volvió rabia. La gente ya no está enojada sino colérica.
El 2 de junio habrá voto de rabia contra los que hicieron lo contrario a lo prometido: engañaron, robaron y traicionaron al pueblo.
Hoy precisamente terminan las campañas y vienen tres días de cavilación para que los ciudadanos decidan si refrendan o echan al régimen político.
Los observadores del quehacer electoral vaticinan un 'Voplera' que es el Voto Oculto, Plebiscitario -evaluador- y Rabioso.
La gente acudirá furiosa a sufragar y seguramente castigará al partido gobernante rechazando a sus candidatos.
Esto a pesar de que no lo ha externado abiertamente y de ahí las encuestas engañosas.
La explicación es que los ciudadanos ya aprendieron a mentir cuando les preguntan por quién votarán.
Engañar es una forma de escarmiento anticipado a quienes los enojan.
Las cifras alegres que presumen los guindas de los 20 o 30 puntos de ventaja son artificiales, resultado de la mentira astuta del encuestado que se desquitará en las urnas.
Ahí les devolverá esa frase burlona del tabasqueño: ¡Tengan para que aprendan!
ÉL Y SU CIRCUNSTANCIA
En la entidad, el voto no está tan escondido. Las mediciones demoscópicas se cerraron entre la zacatecana Rocío Nahle y el veracruzano José Yunes, la rabia ciudadana hará el desempate.
Y nadie se engañe, los jarochos no votarán porque Yunes Zorrilla sea carismático, ejemplar o incorruptible.
Ni siquiera por sus propuestas. No, cruzarán su papeleta porque están rabiosos contra del cuitlahuismo y la intentona de imponerles una advenediza como gobernante.
Yunes es el beneficiario de esa rabia social, no el ganador de la voluntad popular, algo que no es malo del todo sino meramente circunstancial.
En su caso se cumple el aforismo de Ortega y Gasset: "Soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo".
Es decir que el peroteño debe salvar esa circunstancia honrando como un Hombre de Estado ese voto rabioso para convertirlo, a corto y mediano plazo, en un voto de convalidación.
Que el ciudadano se diga satisfecho de haber votado por él, pues.
*Envoyé depuis Paris, France.