Por Andrés Timoteo

VOZ EN EL MÉDANO

La contienda interna en el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para definir al candidato por la gubernatura veracruzana está desabrida desde el inicio pues, al igual que sucedió con la presidencial, ya se sabe quién va a ganar.

No porque sea muy popular, arrastre masas o garantice un triunfo indiscutible sino porque es la decisión personal del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

Sin embargo, hay quienes intentan animar la justa con críticas -muy timoratas por cierto- y con algunas declaraciones que intentan que se interpreten punzantes, pero que en realidad son blandengues.

La principal es el origen zacatecano de Rocío Nahle, la ahora exsecretaria de Energía y beneficiaria del ‘dedazo’ presidencial en ciernes.

La realidad es que nadie la enfrenta directamente y eso que la zacatecana tiene un costal rebozado de negativos.

Los que la han puyado ligeramente por su condición de advenediza son el jalapeño Manuel Huerta Ladrón de Guevara y el minanteco Sergio Gutiérrez Luna.

Algunos meten en esta lista de críticos al exsecretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros a quien le han atribuido la posibilidad de hacer perder a la zacatecana porque, según ellos, tiene bajo control a noventa alcaldes, la estructura de la dependencia que dejó y otras del gabinete, entre ellas la de Seguridad Pública, además de la Fiscalía estatal.

Todo eso es la percepción, aunque no la realidad. Ahora que el bajacaliforniano está fuera de palacio de gobierno se verá su alcance real, si logró construir una verdadera corriente política afín a él o todo fue polvareda de un corriente.

El análisis político serio no apunta a que Patrocinio Cisneros sea una amenaza real para la zacatecana ni que vaya a provocar un cisma al interior del partido guinda.

La suyas son baladronadas y como ‘no hay borracho que coma lumbre’, al final se disciplinará, legitimará a Nahle y esperará una recompensa por su intervención en el proceso interno.

No la senaduría, pero tal vez una diputación que le garantice el fuero parlamentario, que lo va a necesitar.

Los otros dos “contendientes” -así, entre comillas porque no contienden en realidad-, Claudia Tello y Zenyazen Escobar son artículos decorativos, bocinas para emitir loas a la zacatecana.

La diputada federal era su promotora en la zona conurbada desde antes de que llegara el proceso interno, y el segundo comenzó su proselitismo repartiendo panfletos a favor de Nahle y no de él. Ni siquiera disimula. Risas.

Con eso se cala su seriedad y su servilismo. Es más, el extitular de la SEV ya de plano desde antes de iniciar su promoción electoral reveló el chanchullo: que participará en la encuesta morenista, pero que apoyará a Nahle porque ella será la elegida.

Así de ramplona y descocada es la simulación.

Pero regresando al caso del participante que, a la fecha, ha emitido más críticas al proceso interno de Morena y a los otros precandidatos, Huerta Ladrón de Guevara, este da la impresión de que hace melgas en el mar y castillos en la arena.

Sus críticas suenan más a desesperación que a convicción porque en los procesos electivos anteriores y en los que también sus compañeros de partido recurrieron a todas las artimañas guardó silencio y les apoyó con el uso de programas federales comprarles el voto de la gente.

Ahora que desde palacio de gobierno le pusieron un cerco emite discursos que pretenden sonar incendiarios, pero más bien son de despecho.

Huerta grita sobre el médano, en solitario y con escasa credibilidad. Su dichos sirven para el reporte noticioso, pero no para mover conciencias ni masas ni cambiar las decisiones partidistas ya tomadas.

PUÑALADA TRAPERA

Y, por si fuera poco, cada vez está más solo. Varios alcaldes a los que apoyó en los comicios del 2021 ya cambiaron de bando, o más bien de banda, así como de los diputados locales y federales que respaldó con operación electoral y recursos federales. Lo traicionaron a la velocidad de la luz.

La prueba más ominosa de esas ‘puñaladas traperas’ es la diputada originaria de Comapa, pero ‘cachirula’ por el puerto de Veracruz, Rosa Hernández quien el fin de semana giró una gacetilla a los medios informativos en la que se pronunció a favor de la zacatecana Rocío Nahle y no por Huerta a quien le debe su ingreso a Morena, la curul y que varios familiares estén en la nómina pública y partidista.

A pesar de las advertencias que le hicieron sobre la comapeña, famosa por vender los proyectos políticos y coleccionar ideologías partidistas, Huerta le abrió espacio, la sacó de locutora y la convirtió en subdelegada del Bienestar, además le costeó la campaña del 2021 ayudándola con operación electoral y con recursos de la dependencia, y ahora lo abandona por irse a inclinar ante la zacatecana.

El exdelegado del Bienestar no es un tipo lerdo, sino cultivado y experimentado por lo que debe estar dándose de topes contra la pared pues él fue testigo de aquel episodio del 2006 cuando la comapeña era una de las encargadas de las redes ciudadanas para promover a López Obrador y traficó información, estrategias, nombres y lugares al innombrable. Vendió el esquema de adhesiones ‘pejistas’ a la fidelidad y después al duartismo.

A cambio recibió prebendas, entre ellas una consejería en la Junta Electoral por varios años. Fue el pago por traicionar al obradorismo de aquella época. Ahora lo hace con el huertismo, bueno suponiendo que queda algo de ese grupo pues todos lo están dejando solo.

La comapeña sueña con ser candidata a la alcaldía en el 2025 -la del puerto de Veracruz, no la de Comapa, su tierra- y antes, en el 2004, repetir como diputada federal o acomodarse en una curul estatal y para ello busca congraciarse con Nahle y su grupo, pero en política hay memoria y revanchas.

No deben olvidar que pagaba gacetillas para descalificar a la diputada Claudia Tello y otros operadores nahlistas en la conurbación Veracruz-Boca del Río -ahí está la hemeroteca-.

Antes le juraba lealtad a Huerta, ahora se la promete a Nahle. ¿Se arriesgarán a aceptarla?

*Envoyé depuis Paris, France.