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TEXTO IRREVERENTE | YA DOCE AÑOS - ¿Cuántas veces se puede matar a un periodista? Tal pregunta ha sido tema de análisis y debate entre investigadores, activistas y en la misma comunidad periodística...

¿Cuántas veces se puede matar a un periodista? Tal pregunta ha sido tema de análisis y debate entre investigadores, activistas y en la misma comunidad periodística. Algunos dicen que a un periodista se le mata tres veces...

Por Andrés Timoteo

YA DOCE AÑOS
¿Cuántas veces se puede matar a un periodista?

Tal pregunta ha sido tema de análisis y debate entre investigadores, activistas y en la misma comunidad periodística.

Algunos dicen que a un periodista se le mata tres veces. Una, cuando lo privan de su existencia física.

Dos, cuando exterminan su buena fama pública.

Y la tercera cuando lo olvidan.

Y tres asesinatos en una sola persona es demasiada sevicia.

También es una cruda realidad en México, pero sobre todo en Veracruz donde han matado a 37 periodistas en los últimos veinte años, cinco en el fidelato, 19 en el duartismo, cinco en el yunato y ocho que lo que corre del cuitlahuismo.

A esos tipos de asesinato hay que agregar otro fenómeno poco denunciado, poco estudiado y poco recordado: la desaparición forzada.

En Veracruz hay diez periodistas en esa calidad, seis en el duartismo, dos en el fidelismo, uno en el alemanato y un caso muy antiguo que data del sexenio dantista.

En Veracruz, el crimen más emblemático, no porque sea más importante que los otros ni mucho menos sino porque encaja en esas tres formas de silenciar a un periodista, es el de la querida Regina Martínez.

El domingo se cumplieron doce años de que fue torturada y asesinada en su vivienda de Jalapa y el homicidio continúa sin esclarecerse, sus asesinos libres e impunes y todos los funcionarios públicos que fueron cómplices tanto de forma directa como indirecta no reciben si quiera la reprobación pública.

Ya son doce años, cómo pasa el tiempo y cómo sigue doliendo que nos arrebataron a Regina y de la peor manera.

A ella la mataron físicamente.

No se sabe quiénes fueron los sicarios reales que allanaron su domicilio en la colonia Felipe Carrillo Puerto, se dice que dos, aunque todo indica que son hechizos.

Uno es literalmente fantasmal, se le conoce por un apodo, pero nunca fue localizado.

El otro es un indigente, adicto a las drogas, analfabeta y enfermo seropositivo. Vaya, el culpable perfecto.

El procurador duartista, Amadeo Flores, hizo un cochinero de su expediente.

Lo encarceló, luego lo liberó, se dice que lo volvió a detener y después otra vez lo liberaron.

Al momento nada se sabe sobre este tipo, ni dónde está y ni siquiera si está vivo.

LODO E IMPUNIDAD

A los que ordenaron la muerte de Regina no les fue suficiente torturarla y arrebatarle la vida sino que intentaron destruir su honra y buena fama.

La acusaron de todo, cuestionaron su vida íntima y su entorno personal.

Arrojaron toneladas de lodo sobre su tumba y persiguieron a sus amigos y a quienes la apreciaban.

Hicieron todo para justificar su asesinato.
La entonces vocera duartista Gina Domínguez se reía cuando los reporteros cercanos a la víctima fueron citados en ‘fila india’ en la procuraduría para interrogarlos como posibles perpetradores.

A varios les tomaron moldes dentales.

“No solo le hicieron lo que le hicieron sino hasta la mordieron”, decía maliciosamente la señora Domínguez a los que querían oírla y le prestaban la tribuna para expandir la infamia.

Fue toda una perfidia porque ella misma salió del gremio periodístico y porque su blanco era otra fémina.

Una mujer con poder ejerció violencia extrema contra una mujer periodista. La atacó cuando ya no podía defenderse porque estaba muerta.

Pero el karma no tardó en llegar.

De los supuestos autores intelectuales no se sabe oficialmente de ellos porque el gobierno duartista así se lo propuso y el encubrimiento fue secundado por los gobernantes sucesores, Miguel Ángel Yunes y Cuitláhuac García. Nada contra ellos.

Uno siguió un tiempo en cargos políticos y ahora goza del botín acumulado.

El otro está retirado, también viviendo de lo robado y ‘trapicheando’ con un bufete de abogados.

Nadie los tocó en el plano terrenal, pero ya el juicio vendrá desde lo divino.

NO AL OLVIDO

Una vez mataron físicamente a Regina. Intentaron matarla por segunda vez al macular su memoria, pero no pudieron.

Y la tercera embestida en su contra desde el poder fue para que la olvidaran.

En el duartismo con sus corifeos en los medios informativos replicaron las mentiras sobre Regina y luego apostaron para que nadie hablara de lo que le pasó.

Claro y se agradece que un grupo de compañeros no cayó en el garlito y en estos doce años han mantenido la exigencia de justicia, pero hay indicios de que está avanzando la estratagema del olvido.

Dos ejemplos, uno es que pocos se acordaron de este aniversario y el segundo que ya no se insiste en mantener la placa con su nombre en la plaza principal del zócalo jalapeño.

En estos años, varias veces activistas y reporteros colocaron ese pequeño homenaje en metal y las mismas la quitaron los gobernantes, especialmente el morenista Cuitláhuac García, como parte de ese acuerdo con el duartismo para prolongar la impunidad y fomentar el olvido del crimen de la periodista.

Entonces, ¿cuántas veces mataron a Regina?

Solo una, la física.

No pudieron manchar su carta de vida personal y profesional, y no podrán matarla con el olvido.

De nosotros, los periodistas, depende no olvidarla y que tampoco se olvide a sus verdugos que siguen impunes.

¡Justicia para La Regis!

*Envoyé depuis Paris, France.