**Vida mágica en el rancho
**Compañeros de esperanzas
**Súper ego de políticos
**Serenatas con Víctor Segovia
 
Ricardo Rubín, amigo solidario
 
BANDERAZO DE SALIDA: Los fines de semana y las vacaciones eran una aventura en la casa del abuelo materno en el rancho… El affaire iniciaba en la mañana cuando los nietos montaban los caballitos y los burritos para irse al río Jamapa y nadar y jugar y patalear en las aguas tranquilas… Luego, cuando los tíos llegaban y todos a pescar… Y después, a guisar los pescaditos en la hoguera improvisada… En la tarde tibia y fresca que comenzaba, un ejército de mariposas amarillas recién llegadas del río Jamapa volaban en el rancho y un festín su cacería… Después, a juguetear todos en el gigantesco corredor de la casa y a jugar a la lotería con gritos desaforados de “gané, gané”… En tanto, el abuelo fumaba pipa y se acariciaba la barba descomunal de Santa Claus… Y la abuela preparaba el cafecito de olla para remojar el bolillito y los cuernitos…
 
CURVA PELIGROSA: Un tío rasgaba la guitarra y un primo cantaba en la noche pacífica… Y entre las primas estaba una chica de coletas largas con un moño azulado y unas piernas largas largas y un aroma suave, hipnotizante y embriagador que ni mamá ni las tías ni la abuela tenían…. Era mayor que todos, unos cuatro años, y con una sonrisita con la barba partida olorosa mitad a jabón y la otra mitad a talco y con unas gotitas de perfume… Y todos la mirábamos y admirábamos pasmados y en silencio… Y todos sabíamos que un terremoto emocional zangoloteaba los días y noches y perturbaría las vidas… Se llamaba Justina y fue el recuerdo más fascinante de aquel tiempo en el paraíso terrenal… Varios años después huyó del rancho con su novio a la Ciudad de México y nunca la volvimos a ver… Ni siquiera en vacaciones…


AUTOPISTA DEL SUR: La sensual actriz del filme “Obsesión”, Juliette Binoche, da un giro de más de 180 grados en la película “Doble vida”… Nada de erotismo intenso y volcánico… Nada de un deseo y una pasión animal y descarrilada… Incluso, el mismo perfil con la película “El paciente inglés”… En “Doble vida”, cierto, interpreta a una señora casada y que al mismo tiempo es infiel con un hombre casado… Igual, igualito, que su esposo, y quien también es infiel… Pero con una lesbiana… Y ambos, con bajo perfil y toda la discreción posible del mundo… Incluso, llega momento estelar cuando la Binoche decide terminar aquella relación… Más porque el hombre es amigo de su esposo… Es más, ella convoca frase bíblica para concluir el amor prohibido… “La llama se apaga”, argumenta… Y el galán queda desconcertada en un bar… Y solo… Está en Prime…
 
AUTOPISTA DEL NORTE: Un avisito parroquial de cuando ya se llegó a la vejez es la sordera… Y, dos, caminar paso a pasito… Incluso, si se está sentado, la necesidad inevitable de ponerse de pie y calentar los motores de los pies y las piernas… Claro, gracias a la senectud, las personas suelen volverse (y por lo general), prudentes, pacientes y tolerantes… En contraparte, una característica universal en los políticos encumbrados es el narcisismo… En la primera temporada, cuando el político va en ascenso y conoce y cultiva el ego común y sencillo… Y el segundo tiempo, cuando escala las alturas y el súper ego domina días y noches… Y si alguna duda existiera en el lector basta y sobra con leer con lupa sus discursos y declaraciones mediáticas para medir el tamaño de su vanidad… Simplemente, la maldición de la silla embrujada del palacio que hace levitar a todos, sin excepción…
 
RECTA FINAL: En la década de los sesenta era un milagro sobrevivir a un amor en la ciudad jarocha sin las canciones de Víctor Segovia dando serenatas a la novia con el Negro Peregrino y su trío rasgando la guitarra, incluso, en las madrugadas con lluvia… Todos teníamos muchas ganas de vivir… Y la prueba máxima de una pasión intensa, frenética y volcánica eran las serenatas con Segovia y cuya voz potente se escuchaba dos, tres cuadras alrededor… Y llegaba nítida y fresca hasta el piso número diez del edificio donde se cantaba a la noviecita amada… En la mañana siguiente, era cotidiano mirar a Víctor Segovia en el café de La Parroquia en la avenida Independencia cargando un montón de discos con sus canciones grabadas y que él mismo promovía como su agente de ventas… Alto y fornido, casi casi un Charles Atlas porteño, daba mucha ternura y hasta compasión mirarlo de mesa en mesa saludando muy respetuoso y ofreciendo sus discos para llevar el itacate, la torta y la despensa a casa…
 
META: Quizá los amigos más entrañables de la vida son los compañeros de esperanzas… Esperanzas personales, pero al mismo tiempo, esperanzas sociales… En términos generales, una digna calidad de vida para la familia y los paisanos… Casi casi, soñando con vivir en el paraíso terrenal… Y aun cuando se trate, digamos, de una utopía, nada tan profundo como tener fe en la posibilidad… Por ejemplo, entre otros compañeros de esperanzas, don David Constantino García, José Benigno Zilli, Diódoro Cobo Peña, Francisco Gutiérrez González, Ricardo Rubín Pulido, Armando Correa Ghana (en paz descansen), Noé Zavaleta, Ignacio Carvajal, Carlos Ronzón Verónica, Andrés Timoteo, ASF y Marco Antonio Torres Hernández… (lv)