*En el recorrido de penitentes en Viernes Santo en Iztapalapa.
*“Es un recorrido pesado y más el peso de la cruz. Pero con fe y el propósito por el que salgo es lo que me motiva”
CIUDAD DE MÉXICO. (Agencias).- Más allá de un entrenamiento físico, a un nazareno lo mueve la fe y la preparación mental para aguantar el largo trayecto hacia el Cerro de la Estrella, asegura Santiago Vázquez Trejo, de 16 años de edad.
En entrevista aseguró durante la 182 Representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa que en su trayecto es acompañado por sus fami-liares, y este es su primer año que sale a recorrer las calles cargando una cruz.
“A un nazareno lo mueve la fe”
“Es un recorrido pesado y más el peso de la cruz. Pero con fe y el propósito por el que salgo es lo que me motiva”.
Su cruz pesa entre 15 y 20 kilos.
¿Qué es lo que te mueve para poder aguantar todo esto?
Se le cuestionó.
“Más que nada mi manda por la que estoy saliendo, pidiendo salud, paz y simplemente también arrepintiéndome de mis pecados.
Todo lo que he hecho mal”, concluyó.
Durante este Viernes Santo, miles de personas se congregaron en los alrededores del centro del la alcaldía Iztapalapa para presenciar el recorrido de Jesús de Nazaret previo a su sentencia en la Macroplaza.
De ambos lados del recorrido de José Julio Olivares, quien este año interpreta al Hijo de Dios, las personas se subieron a los techos de las casas ubicadas sobre Avenida Ayuntamiento.
Sentados en una orilla de los predios, los capitalinos y turistas -que se espera que sean alrededor de 2 millones- grababan durante el paso de Jesucristo, quien era empujado y tirado al suelo por los romanos.
Los balcones de las viviendas también sirvieron como butaca para presenciar el espectáculo que cumple 182 de celebrarse en la alcaldía Iztapalapa.
Eso sí, cada espectador estaba protegido al menos con una gorra o sombrero, así como con una sombrilla, para hacer frente a los 30 grados centígrados que caen sobre la Ciudad de México.
Frente a las personas, romanos y actores realizaron vallas para que no se atravesaran en el camino de Cristo, quien iba rumbo al Jardín Cuitláhuac para su sentencia.