*Víctima de los ataques sistemáticos orquestados desde el gobierno de López Obrador, Altos Hornos de México fenece en espera de un rescate financiero que nunca se concretó.

*El impacto es devastador para la economía de la región y en particular para las familias de 22 mil trabajadores despedidos.

CIUDAD DE MÉXICO (Agencias). — Ni la declaratoria de quiebra de AHMSA podrá rescatar al kilométrico cadáver industrial que yace como monumento a la ignominia después del ataque sistemático orquestado desde el gobierno federal, que acabó con lo que alguna vez fue la siderúrgica más importante de Latinoamérica.

El daño es inmenso tras la paralización total de la acerera desde hace 20 meses, cuando parte de los equipos clave —como el Alto Horno 5 y el BOF— dejaron de funcionar y resultaron embancados, mientras la coquizadora quedó inservible.

Rehabilitarlos supone un gasto multimillonario que ha ahuyentado a los eventuales inversionistas.

Además, la quiebra de MINOSA a principios de mayo, que proveía el fierro para la elaboración del pélet esencial en el proceso siderúrgico, terminó con la actividad en la unidad Hércules, Coahuila; La Perla, Chihuahua; y Cerro de Mercado, Durango.

Desde el cierre de MICARE también quedaron fuera las minas de carbón metalúrgico utilizadas para calentar los altos hornos, que operaban en varios municipios de la Región Carbonífera.

El grupo Argentem Creek Partners, que detenta la propiedad de AHMSA, ha sembrado falsas expectativas al difundir que la declaratoria de quiebra es la solución.

Intenta con ello arrancar con el remate de la siderúrgica y echarla a andar con nuevos dueños.

Mientras llega la sentencia de quiebra, inversores brasileños, canadienses y estadounidenses han recorrido el complejo siderúrgico, pero el interés inicial se opaca frente a las condiciones lastimosas a la vista.

El único escenario viable es una mini siderúrgica a partir del Alto Horno eléctrico 6, con planchón que antes fabricaba AHMSA y que tendría ahora que ser importado.

El saqueo de propios y extraños ha sido inconmensurable, aunado a los daños por la paralización de la planta.

El pasado 4 de agosto concluyó el plazo para el rescate de la siderúrgica dentro del concurso mercantil.

A tres semanas de agotado el plazo, la declaratoria de quiebra de la jueza Ruth Haggi Huerta no llega.

El escenario se complica con el paro nacional que trabajadores del Poder Judicial iniciaron el pasado 19 de agosto en protesta por la negativa al diálogo con los poderes Ejecutivo y Legislativo, frente a la intención de reformar la ley para que jueces y magistrados sean elegidos por voto popular.

Se perdieron 22 mil empleos

El impacto, desde la paralización total de la acerera en diciembre de 2022, ha sido devastador para las regiones Centro, Carbonífera y el semidesierto de Hércules en Ocampo, con 19 mil trabajadores sindicalizados y de confianza, quienes dejaron de percibir su salario desde abril de 2023.

Previamente, otros tres mil trabajadores de MICARE perdieron su empleo a raíz de la cancelación de los contratos de carbón mineral por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), en junio de 2020.

A partir de entonces, la angustia y desesperación se apoderó de quienes de pronto se convirtieron en desempleados –sin haber finiquitado la relación laboral– y para sobrevivir empezaron a vender algunos enseres menores y terminaron por rematar sus muebles, regresar autos a las agencias e incluso traspasar sus casas para migrar a otras regiones del país, o cruzar la frontera hacia Estados Unidos, incluso por el río Bravo.

Una realidad impensable para quienes eran orgullosos trabajadores de una empresa que les permitía un holgado estilo de vida.

El estacionamiento general de AHMSA daba cuenta de autos de reciente modelo propiedad de los obreros, dueños además de viviendas espaciosas y con ingresos suficientes para costear estudios universitarios de sus hijos en otras ciudades.

Un obrero de AHMSA ganaba en promedio 20 mil pesos mensuales.

Hasta el 2022 cobraron el equivalente a 54 días de aguinaldo, entre 30 y 42 mil pesos, y un jugoso ahorro que les duplicaba la empresa.

En este dramático vuelco del destino, se puede observar a trabajadores “boteando” en las avenidas, limpiando parabrisas, vendiendo en “pulgas”, despachando en gasolineras, limpiando patios, o convertidos en policías municipales.

El propio secretario general de la Sección 147, Néstor Torres, actualmente se emplea en una tienda de conveniencia, lo alterna con escasas ventas en mercados itinerantes y con su oficio de músico, con cada vez menos fiestas, pues gran parte de sus contratos eran de sus mismos compañeros de la siderúrgica.

Otros echaron mano de sus habilidades para emprender negocios, principalmente de comida; y una gran mayoría ya se ha reacomodado en alguna otra empresa, muy lejos del nivel de ingresos que tenían en AHMSA, y se ha resignado a sueldos que al menos le permiten sobrevivir en su ciudad o lejos de sus familias.

Rapiña común y de cuello blanco

Desde noviembre de 2022 en que la CFE empezó a hacer cortes de energía en AHMSA, ladrones convirtieron a la siderúrgica en su paraíso: extrajeron una serie de materiales, desde chatarra hasta sofisticado equipo de alto valor.

Con una reducción importante de elementos de vigilancia por falta de pago y entre la total oscuridad, chatarreros han desmembrado el inmenso cadáver industrial.

Han contado con la aparente complicidad de las fuerzas de seguridad.

El ferroducto, por donde se enviaba concentrado de mineral de fierro, desde Hércules, Coahuila, a la Planta Peletizadora de la Siderúrgica 1, perdió 20 de sus 300 kilómetros de longitud.

Ladrones tuvieron el tiempo y los recursos para usar equipo especial de corte, trascabo para desenterrar y camiones para transportar el pesado material.

Aunque el 1 de agosto la Policía Estatal detuvo en plena acción a dos chatarreros en Cuatrociénegas, a las pocas horas quedaron libres ante una defensa legal más hábil que el Ministerio Público.

Pero desde adentro de la administración opera la rapiña de cuello blanco: Argentem Creek Partners, que llegó con la encomienda de rescatar la acerera, puso etiqueta de venta a bienes millonarios de la empresa, entre estos el Deportivo AHMSA, el Rancho el Fresnillo en Frontera, y Antair S.A. de C.V. que cuando funcionaba daba mantenimiento a los aviones, avionetas y helicópteros de AHMSA.

El hindú Kaylan Ghosh, quien forma parte del grupo Argentem, se mudó a vivir a la emblemática residencia que habitaba Alonso Ancira en Monclova, conocida como “Ancón del Río”, usando una planta de luz ante el corte de energía de la CFE.

Y desde allí empezó a ejercer presión a directivos para que vendieran esa propiedad.

Fue tal el acoso que el director de Abastecimientos de AHMSA, Gerardo García Castelán, presentó su renuncia.

El pasado 8 de agosto trascendió que se hizo efectiva la venta del “Ancón del Río” en un acuerdo de confidencialidad que no reveló quien fue el comprador ni el monto de la ganancia bruta para quienes no han invertido un solo peso en la empresa.

La madrugada del pasado 21 de julio fueron sacados con grúa nueve vehículos del corporativo que se encontraban en el estacionamiento del Grupo Acerero del Norte.

Y el 21 de agosto se dio a conocer el robo de nueve toneladas de estaño de los almacenes generales de AHMSA, con un valor en el mercado de casi cinco millones de pesos.

Trascendió también que la Planta Lavadora “La Florida” localizada en Múzquiz, Coahuila, es la única unidad que está operando, con unos 200 trabajadores, lavando carbón a otros productores de la cuenca carbonífera, cuyas ganancias tampoco son reportadas por el grupo Argentem, liderado por Daniel Chapman.

Muertes, divorcios y migración

El pasado 1 de mayo Rogelio “Chinaco” Córdova falleció de un infarto.

Era popular entre los obreros.

Se desempeñaba en el Departamento de Mantenimiento Mecánico de Laminadora en Frío.

Reconocido por su actitud en el trabajo y su buen humor, su muerte fue muy lamentada por familiares y excompañeros de la planta.

El pasado 27 de mayo el trabajador Pablo Contreras, quien laboró décadas en el Departamento Laminadora en Frío, puso fin a su vida y a la carga emocional que lo mantuvo abatido largos meses.

Era oriundo de San Buenaventura, pueblo que quedó consternado por este desenlace.

A principios de julio dejó de existir Jaime Ortiz Hernández, quien laboró 37 años en el Departamento de Coquizadora de la Siderúrgica 2.

Tenía 57 años de edad y era originario de Castaños.

El cáncer que lo invadió se sumó a la depresión por haber quedado sin empleo que antes le garantizaba un buen estilo de vida, cuentan sus familiares.

El 4 de agosto se sumó a esta trágica lista el trabajador Mario Alberto Vázquez González, quien laboraba en el Alto Horno 5.

Falleció de un infarto esperando la ansiada solución a la crisis de AHMSA.

A la fecha suman alrededor de 25 fallecimientos de trabajadores sindicalizados y de confianza de AHMSA, muertes aceleradas por el estrés y la angustia, tras haber quedado sin su digna fuente de empleo, o sin finiquito en los casos de aquellos que se habían retirado o estaban a punto de terminar su relación laboral.