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¡DE LA TORRE EIFFEL A HOLLYWOOD! - 2028

Así, en un abrir y cerrar de ojos, se nos fue París 2024. No fue la mejor actuación de México, pero las risas no faltaron. Mientras dormías se llevaron a cabo las últimas 2 pruebas con presencia mexicana...

¡DE LA TORRE EIFFEL A HOLLYWOOD! - 2028
***Un misterioso viajero dorado aparece en el Estadio de Francia. El actor Tom Cruise descendiendo en el Estadio de Francia, durante los Juegos Olímpicos de París

*París baja el telón a un escenario olímpico sin igual y le encomienda a Los Ángeles una Misión: Imposible.

SAINT-DENIS, Francia.-Así, en un abrir y cerrar de ojos, se nos fue París 2024. No fue la mejor actuación de México, pero las risas no faltaron. Mientras dormías se llevaron a cabo las últimas 2 pruebas con presencia mexicana y aunque no hubo medalla, sí se cumplieron algunos sueños.

El tercer sábado olímpico no fue el esperado para México. Clavados, pentatlón moderno y taekwondo dejaron ir medalla en el último esfuerzo. Un día triste cuando siempre le había dado buenos rendimientos a los atletas tricolores. Lástima, al menos fue mejor que Tokio 2020.

Tom Cruise se lanzó el domingo desde lo alto del Stade de France en lo que fue un primer intento por demostrar que Hollywood y la meca de los sueños estarán a la altura, después que la capital francesa estableció un nuevo parámetro bajo el cual se medirán todos los grandes eventos deportivos.

En motocicleta por las calles de París hasta las colinas del sur de California, y frente a un letrero de Hollywood adaptado con los aros olímpicos Tom Cruise le pasó la estafeta a Los Ángeles, que en 2028 albergará los Juegos Olímpicos por tercera ocasión.

Como primer acto de su ciclo olímpico: Red Hot Chili Peppers, Billie Eilish y el ganador no oficial de la justa veraniega, Snoop Dogg.

La capital francesa, una ciudad cargada de historia, belleza y simbolismo —como quedó de manifiesto en su ceremonia de clausura— le entregó la estafeta a Los Ángeles, un lugar lleno de magia donde los sueños se vuelven realidad.

En un mundo deportivo donde el triunfo de unos significa, irremediablemente, el desconsuelo del resto, el domingo ganaron todos.

Una clausura digna de unos Juegos Olímpicos que tiraron por la borda el estereotipo de Francia como un país frío e indiferente y enviaron al mundo una imagen de fiesta, de unidad.

"Queríamos emoción, y obtuvimos pasión", dijo Tony Estanguet, presidente de París 2024. Dirigiéndose a los deportistas declaró. "¿Qué puedo decir? Sabíamos que serían brillantes, pero fueron mágicos. Nos reuniremos de nuevo en Los Ángeles 2028, donde los Juegos seguirán creciendo", añadió.

La pista del Stade de France, morada originalmente, se convirtió en un mosaico de color y cultura.

De danza y sonrisas. Los papeles se invirtieron. Los deportistas fueron, por una vez, quienes veían con asombro el escenario, al público que maravillaron con sus hazañas.

Los 71 mil 500 espectadores, testigos de más de 9 mil células que formaban un organismo multicolor de excelencia deportiva.

"We Are the Champions", de Queen, nunca tuvo un mejor significado, un mejor escenario. Un mejor motivo.

París 2024, los 'Juegos de la Igualdad', rindieron un último homenaje a las mujeres con la ceremonia de premiación a las medallistas del maratón femenino, el cual tuvo un recorrido inspirado en la Marcha sobre Versalles de 1789.

Desde el origen de los Juegos con el oráculo de Delfos a un mundo postapocalíptico en donde el renacer de la humanidad va de la mano del resurgimiento de la justa, el responsable artístico de la inauguración Thomas Jolly despidió los Juegos con una inmensa carga simbólica sobre la importancia de los Juegos Olímpicos y su significado de unión y hermandad.

"A pesar de las tensiones en todo el mundo, vinieron para hacer que la 'Ciudad Luz' brillara como nunca antes", declaró el presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach.

"Sus actuaciones fueron increíbles, compitieron ferozmente entre sí. Cada actuación al borde de la perfección. Nos enseñaron la grandeza que el ser humano es capaz de alcanzar.

"Crearon una cultura de paz", añadió.

Desde el Jardín de las Tullerías, el nadador Léon Marchand, estrella de los Juegos en tierra propia, dio inicio a la ceremonia con el recorrido de la llama olímpica hacia el Stade de France para iluminar una última vez la Ciudad Luz.

Ya en la pista, fue el mismo Marchand quien llevó el fuego hasta el centro del escenario para que Bach y deportistas que representan a cada región del mundo. Extinguieran su luz, pero no su espíritu.

“La humanidad es algo hermoso cuando se une", fueron las palabras con las que se dio inicio a la justa. Y los Juegos Olímpicos terminaron demostrando que eso es cierto.