CIUDAD DE MEXICO.-La renuncia del Ministro Arturo Zaldívar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y su incorporación a la campaña de la aspirante presidencial morenista Claudia Sheinbaum es la consumación de su acercamiento a la Cuarta Transformación, régimen del que siempre fue un abierto simpatizante.
Su salida abre un espacio para que una mujer más se integre a la Suprema Corte, que hasta antes de la salida de Zaldívar estaba conformada por cuatro mujeres, incluida la Ministra presidenta Norma Piña, y siete hombres.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que aceptaría la renuncia de Zaldívar, pese a los cuestionamientos de que no existe una "causa grave" que justifique su salida, y que presentará una terna integrada por mujeres.
Las mujeres que suenan para ser postuladas en la terna de sustitución son Verónica de Gyvés, consejera de la Judicatura Federal desde 2019 y quien ya fue propuesta en 2021, tras la salida del Ministro Fernando Franco, año en que resultó electa Loretta Ortiz.
También suenan para el puesto la abogada constitucionalista Ana Laura Magaloni, doctora en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid, quien en 2019 formó parte de una terna de sustitución, tras la abrupta salida de Eduardo Medina Mora, señalado por presuntos depósitos de dinero irregulares desde el extranjero.
En aquel proceso resultó electa Margarita Ríos Farjat, quien encabezaba el Servicio de Administración Tributaria (SAT).
En la propuesta del Presidente López Obrador también podría contemplarse a María Estela Ríos, actual Consejera Jurídica de la Presidencia y quien acompaña al Mandatario desde su gestión en el Gobierno del Distrito Federal.
El Ministro Arturo Zaldívar deja el puesto en la Corte y una vez que sea efectiva su salida estará impedido por al menos dos años para desempeñar cargos públicos. El equipo de Sheinbaum asegura que abordará temas jurídicos y constitucionales, sin tener aún una función específica.
Después de catorce años en el puesto, el año entrante cumplía su ciclo de 15 años, Zaldívar deja tras de sí un controvertido legado, como ningún Ministro desde la reforma judicial de 1995.
El Presidente Felipe Calderón, quien lo propuso a finales de 2009 al puesto de Ministro de la Corte, había sido su alumno en la Escuela Libre de Derecho, de donde Zaldívar salió para una lucrativa carrera litigando para empresas como Telcel.
Con cuatro meses como Ministro, en abril de 2010, Zaldívar votó por absolver a dos indígenas queretanas presas por el supuesto secuestro de agentes de la AFI, y ese día estrenó el discurso de justicia social que mantuvo la siguiente década y media:
"Si es verdad que un sólo inocente está en prisión es una vergüenza para un sistema de justicia, cuando se trata de integrantes de grupos vulnerables lo es más", dijo.
Unas semanas después, Zaldívar se fue sobre la yugular del Gobierno que lo había puesto en la Corte. En su proyecto sobre el incendio de la Guardería ABC del IMSS en Sonora, donde murieron 49 niños, propuso declarar responsables de graves violaciones de derechos humanos a Juan Molinar y Daniel Karam, funcionarios cercanos a Calderón.
A Zaldívar no le importó el intenso cabildeo del gobierno calderonista, y nunca miró hacia atrás. Su proyecto sobre ABC no pasó doce años después seguía quejándose por ello, pero la relación con Calderón quedó rota.
En 2012, Zaldívar propuso liberar a Florence Cassez, la ciudadana francesa condenada a 60 años de prisión por participar en secuestros atribuidos a su novio, Israel Vallarta, debido al montaje de televisión previo a su arresto, afirmando que corrompió todo el proceso. Inicialmente, solo la entonces Ministra y hoy senadora de Morena, Olga Sánchez Cordero, apoyó la liberación. Menos de un año después, con la llegada de Alfredo Gutiérrez a la Corte, se reunieron los tres votos para pasar el proyecto original.
A partir de entonces, Zaldívar marcó el paso en la marcha de la Corte hacia una postura ultra progresista, y a estas alturas casi unánime, en temas como matrimonio entre personas del mismo sexo, uso recreativo de la mariguana, divorcio exprés sin causa e inmediato, derechos de personas transgénero, incluidos menores de edad, y otros más de la agenda interseccional a la que el Ministro aludió con frecuencia en años recientes.
En 2015, Zaldívar pasó el trago amargo de no lograr la Presidencia de la Corte luego de 32 rondas de votación empatada con Luis María Aguilar, pero su paciencia rindió frutos en 2019, cuando la llegada al poder del Presidente López Obrador prácticamente obligó a sus colegas a elegirlo para conciliar con el nuevo régimen, del que era abierto simpatizante.
Zaldívar vendió a López Obrador la idea de una reforma judicial que apaciguo los ánimos destructores de Morena hacia el Poder Judicial, pero el precio fue una cercanía excesiva que culminó con el intento fallido de prolongar la presidencia del Ministro hasta 2024, una violación abierta a la Constitución, anulada por la Corte con voto a favor del propio beneficiario.
"La Corte no es un partido de Oposición", solía decir Zaldívar, cuando lo criticaban por su afinidad con la 4T. Pero él mismo fue, con frecuencia, un opositor a los gobiernos de Calderón y Enrique Peña Nieto, y un facilitador del de López Obrador, a quien solo se enfrentó abiertamente en el tema de la prisión preventiva oficiosa, dejando pasar sin comentarios los ataques cotidianos del tabasqueño contra los jueces incómodos.
Hacia el final de su Presidencia, Zaldívar empezó a dar conferencias de prensa mensuales, en la que disfrutaba el contraste de su personalidad con el silencio tradicional de todos los presidentes previos de la Corte, salvo Genaro Góngora.
Le dio por las redes sociales, los videos en Tik Tok, la afición por Taylor Swift, las declaraciones incendiarias contra Felipe Calderón, Genaro García Luna y sus críticos en Twitter, la obsesión por conectar con los jóvenes, así como una abierta amistad con Claudia Sheinbaum.