Madres de migrantes desaparecidos están búsqueda de sus hijos, quienes transitaron por México para llegar a Estados Unidos y mejorar sus condiciones de vida.
SALTILLO, Coah. (Agencias).- En las cárceles y deambulando por las calles después de ser víctimas de abusos policiacos y de trabajo forzado por parte de criminales, o simplemente por no tener dinero, es donde se han localizado más de 400 migrantes centroamericanos desaparecidos.
Doña Mary Martínez, originaria de Honduras y madre de Marco Antonio Amador, quien desapareció el 11 de marzo de 2013 en Nuevo Laredo, Tamaulipas, señaló que las caravanas de madres migrantes en búsqueda de sus hijos desaparecidos han logrado ubicar a este importante grupo de una cifra indeterminada de centroamericanos que transitaron por México con el fin de llegar a los Estados Unidos y mejorar sus condiciones de vida.
“El registro que tenemos es de más de 400 personas en estas caravanas y el apoyo de Proyecto Puentes de Esperanza que encabeza Rubén Figueroa, y que lleva y envía las fotos de nuestros hijos a diferentes lugares”, menciona.
Los migrantes se han localizado desde internados en las distintas prisiones en México, hasta deambulando en las calles.
“Yo busco a mi hijo entre los indigentes, no entre los bien vestidos, porque seguramente hay muchos que andan en las calles porque perdieron la memoria al caerse del tren, su fueron golpeados o torturados por policías o alguien más. No sabemos qué pudieron haber pasado, por eso ahí entre los que andan por las calles pueden estar”, dice.
Doña Mary señala que los sueños de los migrantes de encontrar mejores condiciones de vida, luego de vivir pobreza, inseguridad y violencia, se diluyen al llegar a México porque muchos fueron secuestrados, obligados a trabajo forzoso ilícito, y tanto hombres como mujeres involucradas en la prostitución o trata de personas.
Las madres de migrantes centroamericanos llevan años transitando la ruta que pudieron tomar sus hijos para llegar hasta la frontera norte de México, como Piedras Negras, en Coahuila, o Reynosa y Nuevo Laredo, en Tamaulipas.
“En el camino nos hemos encontrado a muchas madres más que mientan (mencionan) lugares como Saltillo y Piedras Negras, desde donde se comunicaron sus hijos o hijas por última vez. Hay muchos casos y en el registro de los localizados puede haber muchos más, pero no tenemos forma de saberlo. En cuando a los muertos solo sabemos lo que nos dicen las autoridades y cuando los regresan a sus familiares”, afirma.
La historia de doña Mary quedó plasmada en un documental producido por Ludovic Bonleux y titulado Toshkua”, una palabra de la lengua pesh de las comunidades indígenas de Honduras que significa “desaparecido” y la cual fue exhibida ante integrantes del colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila y la Casa del Migrante.