CIUDAD DE MÉXICO.- Los elevados costos y el desabasto en clínicas del sector salud han dejado desprotegidos a los pacientes de diabetes en el país, donde 9 millones de personas tienen un diagnóstico confirmado.
Cuatro laboratorios concentran 44% de las compras gubernamentales de este tratamiento.
Es inicio de mes y la familia García se prepara para su cita en la Unidad de Medicina Familiar (UMF) 51 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Miguel, de 49 años e Iori, de 19, son padre e hijo y comparten la misma enfermedad: diabetes tipo 1.
Su tratamiento es totalmente a base de insulina; si no toman las dos dosis diarias que requieren, no podrían comer ni hacer ninguna de sus actividades diarias. Su cuerpo no resistiría.
Miguel lleva 32 años viviendo con este padecimiento, su hijo desde que tenía apenas cuatro.
Ambos están afiliados al IMSS y forman parte del 2% de personas con este tipo de diabetes en México, una enfermedad crónica que se caracteriza por una deficiencia del 80% de la secreción de insulina.
Es decir, su páncreas, por sí solo, produce poca o nula insulina, por lo que necesitan aplicarla de manera externa de por vida, pero el problema son los costos.
“Nuestra esperanza no está en el gobierno, por eso siempre contamos con un pequeño banco y somos parte de fundaciones para que, en cuanto no nos la den en la clínica, podamos suplirla. Este mes (agosto) por ejemplo no había insulina lispro”, cuenta Miriam, jefa de esta familia jalisciense.
En el país no hay un registro exacto de este padecimiento, pero se calcula que uno de cada diez mexicanos de 20 años y más viven con diabetes, es decir 14.3 millones, de estos solo 9 millones tienen un diagnóstico confirmado, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022.
Para un millón de pacientes la insulina es su único tratamiento, sin embargo, más de 200 mil la suspendieron en algún momento porque el gobierno dejó de surtir las recetas o porque el costo en farmacias privadas es tan elevado que se puede llevar hasta el 30%, en promedio, de sus ingresos familiares, según estimaciones de diferentes organizaciones.
La falta de datos básicos sobre esta pandemia limita la generación de nuevas políticas públicas que incidan directamente en el tratamiento, incluyendo el costo y el uso de diferentes tipos de insulina.
“A este gobierno no le ha interesado disminuir la prevalencia de la diabetes. En 2021 prácticamente no hubo insulina glargina -una de las más usadas por el sector salud-”, asegura la doctora Sarah Rebeca Rosales, Presidenta del Consejo Consultivo de la Federación de Educadores en Diabetes de México A.C. (FEDM).
“La ENSANUT se hace cada cuatro años y toma en cuenta sólo a los de 20 años y más, hay una población muy grande que no sabemos si tiene diabetes”, dice la doctora Rosales.
Esta enfermedad podría poner en jaque al sistema de salud en México. De acuerdo con datos publicados por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en 2019, la prevalencia de diabetes en México fue de 16.8% y las estimaciones de 2022 la ubican en 22.1%.
Esto podría traducirse en que es probable que 28.1 millones de mexicanos tengan esta enfermedad y que cada vez un mayor porcentaje requiera el uso de insulina.
Para una institución como el IMSS, en donde se atiende el 50% de los derechohabientes en México, según datos de Inegi hasta 2020, la diabetes representa el padecimiento más costoso: se gastaron 50 mil 619 millones de pesos en tratamientos tan sólo en 2022.
A pesar de este gasto que parece tan elevado, el desabasto de insulina es una constante en las clínicas del sector salud del país y si este falla, un paciente que vive, por ejemplo, en la Ciudad de México tiene que pagar desde 700 pesos mexicanos (US$35), si compra tan solo un frasco de insulina humana, hasta 2 mil 161 pesos mexicanos (US$109.14) en caso de adquirir insulina glargina, de acuerdo con datos del portal de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco).
Esto sin tomar en cuenta el resto de las compras para tener el control de la glucosa, ya que el Estado no le brinda a los pacientes con diabetes ninguno de estos elementos extra para el cuidado de salud.
Iori, hijo de Miriam, tiene que revisar su glucosa entre seis y siete veces al día, esto quiere decir que utiliza, en promedio, 190 lancetas al mes.
Una caja con 100 unidades varía entre los 200 y 300 pesos mexicanos (alrededor de US$15) en diferentes farmacias privadas.
Todo este gasto se tiene que multiplicar por dos en la familia García, por lo que si en su UMF les dicen que no hay insulina, los gastos pueden crecer de manera desmedida.
“Entre jeringas, tiras y lancetas -que diario se cambian- gastamos alrededor de tres mil o cuatro mil pesos (US$150-200) mensuales para cada uno. Súmale el glucómetro, bolsas de gel para transportar la insulina, una hielera y que su dieta tiene que estar muy balanceada. En el refrigerador siempre hay frutas y antes un kilo de manzanas nos costaba entre 20 y 30 pesos, ahora está alrededor de 50 pesos”, describe Miriam.