* El estado más ganador de la antes Olimpiada Nacional y ahora Juegos Nacionales Conade esconde casos de maltratos sistemáticos por parte de los entrenadores hacia los deportistas, quienes han sido dañados física y psicológicamente
CIUDAD DE MÉXICO (Agencias).- Es un día cualquiera en las instalaciones del Code Jalisco, el instituto del deporte del estado que durante 23 años ha ocupado el primer lugar en los Nacionales Conade, la máxima competencia a nivel nacional.
Entre los niños y jóvenes, mujeres y hombres, campea la angustia.
Se saben indefensos. Sus cuerpos tiemblan porque están a punto de comenzar a sentir dolor.
Es la hora del “pase de fila”, uno de los correctivos arraigados por la selección estatal de judo en Jalisco desde hace más de 20 años y que ha formado parte de una serie de conductas normalizadas hacia los deportistas, entre las que se incluyen rituales de santería y otros abusos que influyeron en la muerte prematura de dos judocas en 2008 y 2022.
Ahí, con sus entrenadores como testigos y quienes los alientan a agredirse unos a otros, los judocas están formados a la espera de ser golpeados en la instalación pública del gobierno de Jalisco que los tiene bajo su resguardo.
Los minutos parecen horas. Son ellos mismos, hombres a mujeres, grandes a chicos, quienes se azotan una y otra vez los glúteos y las piernas con el cinturón de su judogi, el uniforme con el que compiten.
Es un pasillo humano interminable en el que de ida y vuelta reciben el castigo, a veces con el cinturón mojado para infligir mayor daño.
Son 200 gramos de peso de una tela muy gruesa que de tanto golpear la carne dejan la piel amoratada durante días.
Si alguien osa negarse al “pase de fila” será sancionado y acosado por los entrenadores: “eres un maricón”, “eres puto”.

Los señalamientos por vejaciones en el seno de las selecciones estatales de judo en Jalisco salieron a la luz luego de que el 12 de febrero último la señora Gabriela Martínez Ledezma hizo pública la denuncia que presentó ante la fiscalía por una serie de abusos en contra de su hijo menor de edad, quien fue obligado en repetidas ocasiones a golpear a sus compañeros en el “pase de fila”.
Por negarse a participar recibó maltratos físicos y verbales, entre 2022 y 2023, por parte de los entrenadores del Consejo Estatal para el Fomento Deportivo (Code), Axayácatl Germán Ortega Santiago y David García Rodríguez.
El comportamiento de ambos instructores en contra del menor fueron solapados por el jefe de entrenadores de judo en la entidad, el cubano Rubert Martínez Texidor, así como por Sara Cárdenas Arce, a quien la denunciante apunta como principal responsable del caso en su calidad de entrenadora y presidenta de la Asociación de Judo Tapatía (AJT), la cual controla a los formadores que tienen a su cargo la selección estatal en sus distintas categorías, ya que avala los métodos de enseñanza y disciplina ejercidos hacia los menores de edad, incluido el “pase de fila”.
“Me dijo que si no me gustaba cómo se entrenaba, que me llevara a mi hijo, además de que ella tenía la capacidad de bloquear su carrera deportiva”, relata Martínez Ledezma sobre la respuesta que recibió de Sara Cárdenas después de enterarse del caso, a lo que siguieron una serie de represalias como la segregación de los entrenamientos y de la Escuela para Atletas Code Jalisco, donde estudia el menor.
Asimismo, Gabriela Martínez destaca el papel de encubridor y omiso por parte de Fernando Ortega Ramos, director general del Code Jalisco por segunda administración consecutiva, quien fue notificado por el Ministerio Público desde que se abrió la carpeta de investigación de este caso hace 20 meses y apenas decidió abrir un procedimiento el 13 de febrero de este año, un día después de que la madre del menor hiciera pública su queja a través de las redes sociales, argumentando que no estaba enterado del particular.
Como parte de su discurso y respuesta en los medios oficiales del Code Jalisco, Fernando Ortega hace referencia al programa BRILLA (siglas de Busca, Reduce, Informa, Lucha, Levanta, Actúa), definido como un instrumento de blindaje para que los niños y jóvenes deportistas que entrenan en las instalaciones del organismo reciban acompañamiento ante casos de abuso.
No obstante, la mamá del joven judoca niega categóricamente que se le ofreciera dicho respaldo, aun y cuando en primera instancia acudió con el titular del Code.
“Siempre señalé que mi hijo necesitaba un apoyo psicológico y nadie me lo ofreció, ni el propio Fernando Ortega cuando hablé en persona con él me comentó que existiera ese programa”, asegura.
Derivado de la denuncia, Cárdenas Arce fue vinculada a proceso el pasado 17 de febrero por el delito de responsabilidad profesional y técnica, estableciéndose un plazo de tres meses a partir de esa fecha para la investigación complementaria y el desahogo de pruebas con miras a la audiencia intermedia, periodo en el que no podrá acercarse al menor ni a su familia como parte de las medidas cautelares que se le fijaron.
La “Escuela Cubana”, el origen
Los maltratos recurrentes contra los judocas se remontan a más de 20 años con la consolidación del entrenador cubano Alfonso Cárdenas al frente de la enseñanza de este arte marcial en Jalisco, tras su llegada a México en 1999 producto del convenio de colaboración entre la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) de Cuba.
En poco tiempo, el entrenador isleño no sólo ganó medallas para la entidad, también mucho poder para controlar el judo en el estado bajo cuestionables correctivos, como la consolidación del referido “pase de fila”, rituales de santería previo a los torneos y métodos extremos sin supervisión médica.
Una de sus peores prácticas era obligar hasta a seis judocas vestidos con sudaderas, chamarras y trajes sauna (hechos de nylon y poliuretano) a que se metieran a un coche bajo las inclemencias del sol o sepultarlos entre las colchonetas de entrenamiento para que sudaran a mares con el objetivo de que los deportistas se deshidrataran y bajaran de peso en poco tiempo sin importar los daños a la salud que pudieran ocasionarles.
Proceso recopiló el testimonio de tres exintegrantes de la selección estatal de judo en Jalisco durante distintas etapas entre 2005 y 2020, quienes bajo la condición de anonimato relataron de primera mano los abusos a los que fueron sometidos siendo menores de edad.
Es importante destacar que los entrevistados están perfectamente identificados con nombres y apellidos y sus relatos fueron grabados.
“Yo inicié en el judo en otro lado. Cuando llego al Code y descubro el ‘pase de fila’ me impactó ver que ése era el castigo y que lo tenía que vivir. Si tú no querías pegarle al compañero, entonces te tocaba a ti y más fuerte todavía”, relató una testigo que permaneció en la selección estatal por espacio de siete años.
“Cuando eran vacaciones se juntaba mucha gente para entrenar. Eran demasiados y las filas para golpearte eran enormes, calculo que llegaban a ser como 100 personas y teníamos que pasar ida y vuelta, si no les parecía, volvías a pasar”, agregó.
Además del “pase de fila”, las declaraciones de los exjudocas remiten a otras humillaciones por parte de los entrenadores, como confrontar a los deportistas y ponerlos a chocar sus cabezas entre sí o incluso agresiones físicas directas, ignorando los riesgos de posibles conmociones cerebrales u otros daños.
“Si perdíamos un combate sentía un miedo inmensurable porque sabía que Alfonso estaba listo para ponerte una cachetiza horrible y uno no podía ni meter las manos, porque si te quejabas, eran más fuertes los golpes, incluso puñetazos y patadas”, recordó otro testigo, quien llegó a la selección estatal en 2005 a la edad de 13 años.
Pero no sólo se trataba de los abusos físicos.
Según los testimonios, Alfonso Cárdenas encabezaba rituales de brujería la noche previa a los torneos, incluso en las instalaciones de competencia que son administradas por los gobiernos de los estados, a donde llevaba aves vivas como gallinas o palomas para después sacrificarlas degollándolas frente a los menores.