CIUDAD DE MÉXICO.- El monto llegará a 54 mil mi-llones de pesos en 2026 y será financiado con deuda o quitando recursos a otras áreas prioritarias, calculan analistas.
Sería el segundo programa con mayores asignaciones, sólo por detrás de Pensiones para Adultos Mayores, estiman.
La creación del nuevo programa de Pensión para el Bienestar de Adultas Mayores tiene una vertiente válida de justicia social, pero fiscalmente será una carga pesada en momentos en que las finanzas públicas carecen de margen de maniobra, alertaron especialistas consultadas por EL UNIVERSAL.
Si se mantiene en los niveles presupuestales de los programas prioritarios del sexenio anterior, la pensión para mujeres de 60 a 64 años será el segundo con mayores asignaciones, sólo por detrás de las Pensiones para Adultos Mayores, estimaron en entrevista.
Desde su punto de vista, la vía para financiar el programa implicaría un mayor endeudamiento o quitar recursos a otras áreas prioritarias, pues calculan que tendrá un costo de 26 mil millones de pesos en su primer año de vida, lo que equivale al programa de ayuda para personas con discapacidad, y cuyo monto aumentará a 54 mil millones de pesos cuando opere totalmente en 2026.
La directora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), Alejandra Macías, hizo ver que este nuevo programa, que iniciará el lunes la inscripción, generará un costo con un origen desconocido. Tampoco forma parte de la estructura programática de 2025 que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) envió a la Cámara de Diputados en junio.
Mencionó que en el CIEP hicieron una estimación preliminar del universo de mujeres beneficiadas, que sería de 1.4 millones, para lo cual se necesitarían 26 mil millones de pesos, monto que se encuentra a la par del programa para discapacidad permanente.
Sin embargo, advirtió que estamos en un punto en que las arcas públicas ya no alcanzan para lo que está establecido, por lo que la creación de ese nuevo programa requerirá más recursos.
“Lo anterior es preocupante porque tiene que ver con la sostenibilidad fiscal, ya que, por un lado, no estamos recaudando ingresos tributarios suficientes, pero por otro, queremos gastar más”, matizó.
Sentenció que eso tarde o temprano generará otro problema en la viabilidad de las finanzas del país, ya que el programa de Pensión para Adultos Mayores tampoco cuenta con una fuente de financiamiento estable. De ahí que lo están acotando en su arranque.
Pareciera que su costo no es tan alto al compararlo con el total para pensiones, pero la bolsa sigue creciendo al ir sumando todos los apoyos sociales con rango constitucional, mientras que los ingresos se mantienen igual.
Deuda creciente
Cuestionó que, si se piensa en que la eficiencia recaudatoria, el combate a la evasión y corrupción, así como la austeridad, seguirán dando frutos económicos, la pregunta sería por qué nos endeudamos.
Eso se refleja en el déficit que creció este año ante la falta de más ingresos presupuestarios, señaló.
La directora de Inclusión y Desarrollo Sostenible en Ethos Innovación en Políticas Públicas, Laure Delalande, coincidió en que, desde el punto de vista presupuestal, hay un problema porque el espacio fiscal es bastante reducido.
Según cálculos que elaboró, más o menos equivaldría a 54 mil millones de pesos anualmente cuando ya se tenga la cobertura plena.
Si se mantiene en los niveles del presupuesto de los programas prioritarios que se tenían en el sexenio anterior, sería el segundo con mayores asignaciones detrás de Pensiones para Adultos Mayores, que cuesta casi 500 mil millones de pesos, estimó Laure Delalande.
“Estamos hablando que representaría 10% de las pensiones para adultos mayores, pero aun con eso se colocaría en la segunda posición”, enfatizó a este diario.
Refirió que el programa que ya existe se creó con el propósito de apoyar a la población que se encuentra en la etapa final de la vida productiva y que tiene el riesgo de caer en pobreza porque el sistema de pensiones es deficiente y así se justifica.
En cambio, puntualizó, el de pensiones para mujeres de 60 y 64 años, de acuerdo con el discurso, es para retribuir, es decir, una compensación por su esfuerzo.
Sin embargo, en su opinión, el programa no debería ser universal, lo mejor es focalizar para dirigirlo a quienes realmente lo necesitan.
“En términos simbólicos es muy fuerte, pero despierta dudas sobre si es la mejor forma ante la alta carga presupuestal, ya que actualmente en cuanto a pensión contributiva estamos en 20% del presupuesto de egresos, eso es mucho porque siempre las pensiones tienen un alto costo para los gobiernos”, dijo.
Costo se puede triplicar
El Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) tiene una estimación de un impacto presupuestal menor para el primer año de 22 mil 100 millones de pesos, pero de un total de 69 mil 500 millones para 2030, al final del sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Refirió que el programa apoyará con 3 mil pesos bimestrales a las mujeres de esos rangos de edad a través de la tarjeta del bienestar.
Se iniciará con mujeres de 63 y 64 años e indígenas y afromexicanas de 60 a 64 años, en especial para las que viven en municipios donde hay una mayor población indígena.
Se implementará de forma gradual, para que a partir de 2026 se otorgue a las de 60 a 64 años.
Analistas de BBVA advirtieron que la deuda pública podría dispararse a casi 60% en relación al Producto Interno Bruto para 2030, tras cerrar el año pasado en 46.8%.