* No pierden la esperanza de poder cruzar en 2024

Grupos de migrantes provenientes de países como Venezuela, Haití, Ecuador, Guatemala y El Salvador llegaron ayer hasta el bordo del río Bravo para ingresar a Estados Unidos y entregarse con los agentes de la Patrulla Fronteriza del Sector El Paso.


Entre las 11:00 de la mañana y las 2:00 de la tarde, El Diario registró el arribo de al menos 200 personas hasta el marcador internacional número 36, la mayoría de las cuales formaban parte de familias con niñas y niños menores de diez años de edad, quienes cruzaron el cauce internacional sobre los hombros de sus padres o de otros migrantes que ayudaron a sus madres a cruzar la frontera.

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David, María, Julieta, Juliana y Lucía, de entre 4 y 8 años de edad, cruzaron con sus padres de origen haitiano, aunque ellos sólo hablaban portugués, narró María, quien antes de cruzar la frontera esperó cerca de una hora con su familia en el bulevar Juan Pablo II por temor a ser detenidos por los agentes del Instituto Nacional de Migración (INM).

Juliana cruzó el río de la mano de su papá, sosteniendo una muñeca, mientras que David decía adiós a la cámara con una sonrisa.

Mientras que para algunos menores, cruzar el río que divide a México de Estados Unidos, entre Ciudad Juárez y El Paso, se convirtió en una aventura, para otros como un niño guatemalteco de 12 años de edad fue un proceso que vivieron con miedo después de resbalarse entre el agua helada.

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Unas familias narraron que llegaron la mañana de ayer a bordo de un tren de carga que los dejó en la entrada de Ciudad Juárez, mientras que otras dijeron tener ya tres días en la frontera, pero no haber cruzado porque sabían que los agentes de la Guardia Nacional de Texas los estaban devolviendo a México.

La mayoría caminaron como parte de dos grupos que recorrieron el bordo mexicano desde la altura de la Plaza de la Mexicanidad, después de caminar desde la entrada de Juárez.

“Yo crucé hace tres días, pero hacía mucho frío y los militares nos devolvieron al río… no pudimos soportar y mejor nos fuimos a un hotel. Ahorita vine a ver si ya los están recibiendo”, explicó un venezolano de 21 años de edad.

Otro grupo que ya tenía una hora en los límites del bordo estadounidense dijo haber llegado a la ciudad ayer en la mañana en camiones de pasajeros.

“Tenemos hambre, queremos agua, queremos comida, traemos niños”, gritaban junto al río, en donde el cerco de alambre les impedía subir al bordo para entregarse con los agentes federales.