* Testigo protegido describe acuerdos con el grupo Guerreros Unidos
***Miembros del Ejército en Guerrero vendieron armas a la organización criminal Guerreros Unidos, de acuerdo con el testimonio de un testigo protegido que declaró en la investigación sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
CIDUAD DE MEXICO.-A su vez, la banda criminal, según el testimonio, prestaba esas armas a un grupo de reacción inmediata de la Policía de Iguala, conocido como “Los Bélicos”, al que se atribuye haber entregado los 43 estudiantes a los narcos que los desaparecieron.
En el marco de la investigación del asesinato de los normalistas, el 13 de abril el testigo protegido “Carla” rindió una declaración ante la Fiscalía General de la República y detalló los tratos que tenía el grupo criminal con integrantes del 27 Batallón de Infantería, cuando desaparecieron los normalistas.
Este nuevo testimonio fue empleado por la Unidad Especializada en Investigación y Litigación del Caso Ayotzinapa para obtener las órdenes de aprehensión del 13 de junio pasado contra 16 militares, aparentemente implicados en los hechos del 26 de septiembre de 2014 en Iguala.
“Supe, porque yo vi, que soldados de ese batallón vendían armamento al grupo Guerreros Unidos, recuerdo que dentro de esas armas habían G-3, que son como ametralladoras, .9 milímetros, Uzi, una Barrett, siendo que también le vendían al grupo los cartuchos, siendo el enlace ‘El Profe’, jefe de sicarios, quien tenía conocidos en el Ejército y era el contacto con los soldados de ese batallón”, relata el testigo.
“Ese armamento era entregado en una cancha que se llama Escorpión, las cuales se encuentran a un lado de la Chevrolet de Iguala, y otras ocasiones en las canchas (de futbol) del ‘Maracaná’, las cuales se encuentran frente al Estadio Ambrosio Figueroa; por esas armas se pagaba buen dinero a los guachos, de hecho, esas mismas armas que se adquirían a los militares se les prestaban a la Policía Municipal de Iguala, más concretamente al grupo de ‘Los Bélicos’ para el caso de que fuera necesario”.
“Los Bélicos” están señalados como los responsables de entregar a los normalistas de Ayotzinapa a la organización Guerreros Unidos.
En su testimonio, “Carla” refiere que “Los Bélicos” operaba como un grupo de “limpieza” y que era controlado por el entonces Alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y por Sidronio Casarrubias, líder de Guerreros Unidos, y uno de sus lugartenientes.
“‘Los Bélicos’ eran un Grupo de Acción Inmediata de la Policía de Iguala, los que se dedicaban a ejecutar, matar a gente, a los que los mandaba ‘El Peyton’ o Sidronio, quienes los mandaban a matar a los que no querían pagar la droga o los que no querían pagar piso; recuerdo que
‘Los Bélicos’ eran El Gallo, quien es Efrén; Minsa, Rey, Pérez, Don Moy o Moisés, El Güero, el cual era del poblado de Cocula, siendo los que recuerdo”, dice en su testimonio.
“‘Los Bélicos’ estaban a las órdenes de José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, para los cuales lavaban dinero, dinero que era ganancia de los mercados, cines, discotecas, bares, lugares en los cuales se vendía droga también”.
En su relato, el testigo protegido abunda sobre los supuestos sobornos que entregaban a los militares, previo a la tragedia de los normalistas, un tema que ha sido recurrente en las declaraciones de él y otros testigos que han recibido beneficios de la FGR en esta administración.
“Carla” señala que Guerreros Unidos pagaba una nómina de alrededor de 20 militares del 27 Batallón de Infantería. El día primero de cada mes, relata, les hacían llegar 50 mil pesos a cada uno en un sobre.
A cambio, el grupo del narcotráfico tenía vía libre para el transporte de droga y armas o recibir información anticipada de los movimientos de la milicia.
Según su dicho, en unas canchas de futbol de Iguala que ellos conocían como el Maracaná, unos sicarios apodados “El Monkey” y “El Reno” le entregaban los sobres con el dinero a unos militares conocidos como “El Bóxer”, quien al parecer era Capitán, y otro de nombre Trino.
No da muchas referencias de “El Bóxer”, sólo recuerda que en el 2014 tenía alrededor de 35 años de edad, era de 1.55 metros de estatura, robusto, moreno claro, cabello quebradizo “tirándole a chino” y con la herida de un balazo en la pantorrilla derecha.
“Los soldados, a ellos se les daban 50 mil pesos mensuales, los que se le entregaban a una persona que le dicen ‘El Bóxer’, el cual era soldado del 27 Batallón que se encuentra en Iguala, para que este se los repartiera a sus elementos, todos de ese mismo batallón”, dijo Carla.
Había otro soldado que le decían “El Nuevo”, en ese entonces de unos 22 años, quien también buscaba por su cuenta a los criminales para cobrar su soborno. “Carla” menciona que otros militares como un tal Vladimir y Crespo (el Capitán José Martínez Crespo) también estaban en la nómina.