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¡TUMBAN PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DEL CENTRO SCOP!

El conjunto de los arquitectos Carlos Lazo, Augusto Pérez Palacios y Raúl Cacho ha sido demolido; murales y relieves serán reinstalados en un proyecto de más de 2 mil millones de pesos que no tiene fondos suficientes...

¡TUMBAN PATRIMONIO ARQUITECTÓNICO DEL CENTRO SCOP!

CIUDAD DE MÉXICO.-El conjunto de los arquitectos Carlos Lazo, Augusto Pérez Palacios y Raúl Cacho ha sido demolido; murales y relieves serán reinstalados en un proyecto de más de 2 mil millones de pesos que no tiene fondos suficientes.

El complejo arquitectónico y artístico que fue el emblemático Centro Scop hoy ya no existe.

Han sido demolidos los edificios diseñados por los arquitectos Carlos Lazo, Augusto Pérez Palacios y Raúl Cacho, que albergaban los murales de los artistas Juan O’Gorman, José Chávez Morado, Guillermo Monroy, José Gordillo, Arturo Estrada Hernández, Jorge Best Berganzo, Luis García Robledo y Rosendo Soto, así como el alto relieve de Francisco Zúñiga.

Desde el sismo de 1985, el conjunto sufrió afectaciones, perdió tres niveles en los edificios A y B. Tras el terremoto de 2017, estas oficinas de la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transporte (SICT) dejaron de usarse.

Pese a que en la declaratoria de Monumento Artístico (publicada en 2023) se destaca que “es una de las obras más destacadas de la arquitectura del siglo XX” y tras años de debates y reflexiones entre académicos y vecinos sobre cómo podía salvarse el conjunto, sin aviso, las autoridades iniciaron la demolición de los inmuebles con un proyecto, del que por primera vez podemos dar más detalles.

Demolición inminente
EL UNIVERSAL solicitó información a la SICT sobre el proyecto de rescate.

La dependencia explicó que es un proyecto dividido en dos fases, que la primera consiste en el retiro de los murales y la demolición de los edificios, bajo el argumento de que en 2017 se determinó que los edificios tenían un alto riesgo de colapso, por ello en 2022 “fueron declarados pérdida total” y en 2023 se ratificó el riesgo de colapso.

Este proyecto es realizado por la constructora CAV Diseño e Ingeniería y se informó que el arranque del proyecto fue rápido, ante la posibilidad de que un sismo provocara en cualquier instante un derrumbe.

En esta fase también se trabajaron los estudios de preinversión (técnicos, de impacto social, urbano, ambiental y económico) y el Proyecto Ejecutivo (Arquitectónico e Ingenierías) y se “recopilaron opiniones técnicas con grupos colectivos” y con familiares de los artistas.

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) informó ayer a través de un boletín que se reunió con familiares de los artistas Rosendo Soto y Jorge Best, quienes manifiestan su “agradecimiento” por el proyecto de rescate. El INBAL no incluyó a familiares de los arquitectos.

Al cuestionar si no había otra alternativa además de la demolición, en entrevista, Ramón Velázquez, director general de CAV Diseño e Ingeniería, dijo que los edificios A y B tenían daños estructurales “en menor cantidad”, pero que había otros problemas:

“La cimentación ya había tenido muchas intervenciones con pilotes de madera, pilotes de control y otro reforzamiento. Son muchas intervenciones que lo vuelven muy complicado. La otra opción era renivelar los edificios. ¿Pudo haberse hecho eso? Sí, es técnicamente posible, pero hubiese costado el triple o el cuádruple de lo que va a costar todo el proyecto y también el triple o cuádruple del tiempo y eso no se tenía, porque si hubiese temblado mientras hacíamos esos estudios, pudo haber colapsado. En los edificios C y D había fallas estructurales importantes, grietas alarmantes en trabes y columnas, y también problemas en la cimentación. Creo que la mejor decisión fue demolerlos”.

Antes de demoler los edificios, se retiraron los murales.

Tras el terremoto de 1985 —donde colapsaron tres pisos de los edificios A y B— se reemplazaron las secciones de los murales afectados con réplicas.

Éstas fueron retiradas panel por panel y se encuentran almacenadas en bodegas dentro del terreno.

El proceso de retiro de los murales originales fue distinto, porque no sólo estaban adosados a su muro original de los años 50, sino que después de 1985, se reforzaron con una gruesa capa de concreto y varilla.

Por esta razón, los murales tuvieron que ser retirados por secciones, envueltos por una estructura de metal llamada ethafoam, para amortiguar vibraciones, triplay y un velo, como si se tratara de un sándwich.

Los segmentos de mural yacen en la explanada del terreno.

En el contrato con CAV se indicó que el plazo para completar el retiro de murales y demolición era de 180 días naturales, del 1 de julio al 27 de diciembre de 2023. Sin embargo, los trabajos aún no terminan.

La constructora y la Secretaría explicaron que se debe a que el trabajo de demolición fue más complejo, por lo que se realizó un convenio modificatorio de ampliación de plazos, pero afirman que no se aumentó el monto que será pagado a CAV, de 517 millones 787 mil 59 pesos.

La Fase 1 tiene un progreso del 95%, se proyecta terminar a finales de abril y tiene un costo total de 608 millones de pesos, detalló SICT.

Falta dinero para el siguiente paso
La Fase 2 del proyecto es la construcción de lo que se llamará Parque del muralismo mexicano y restitución de la obra artística, que consistirá en la restauración de los murales in situ, la construcción de tres edificios, para un museo de sitio, oficinas de la SICT y el archivo histórico de la Secretaría, así como la construcción del parque.

De esta parte del proyecto se hará cargo la empresa Ignitia Desarrollos, que ha tenido entre sus obras la construcción de siete Pilares, proyectos para distintas facultades de la UNAM y el anteproyecto de la Cineteca Nacional de Chapultepec y la Bodega Nacional.

En febrero de 2023, el grupo civil en Defensa del Centro Scop había dado a conocer cómo se vería el parque y en la página web https://parquemuralismomexicano.mx/proyecto/ hay renders sobre el Parque, donde se pueden ver por ejemplo que el alto relieve de Francisco Zúñiga no está en su posición original.

La Secretaría dijo que esos proyectos no son las versiones finales y que lo que está en la página web es caché.

“El proyecto actual considera el respeto a la lectura original de los murales. No van a cambiar de ubicación, se respeta la sombra y la disposición de los murales”.
“No se pierde el valor de integración plástica porque la lectura de los murales no se modifica”, agregó el Centro Nacional Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam).

Ante las críticas por la opacidad del proyecto, la dependencia argumentó que no se ha hecho público el proyecto ejecutivo porque el Proceso Informativo Comunitario sigue en revisión por parte de Sedema de la Ciudad de México.

“Cuando el gobierno local nos de las autorizaciones correspondientes para poder salir a comunicar el proyecto, lo haremos”, agregó la dependencia.

Otro obstáculo al que se enfrentan es que la Fase 2 no cuenta con fondos.

La SICT indicó que para el presupuesto de 2024 solicitó recursos para continuar con el proyecto, pero no fueron aprobados.

La cifra proyectada para la segunda fase es de mil 600 millones de pesos.

Proyecto transexenal
El corto plazo que se había estimado para llevar a cabo el proyecto ya había causado reacciones.

El arquitecto Enrique Norten dijo a medios que desistió de participar en el proyecto del Centro Scop porque se le pedía hacer un proyecto ejecutivo en tres semanas, por lo que no había condiciones apropiadas para hacer un trabajo de calidad.

Ante el atraso de la Fase 1 y la falta de recursos para llevar a cabo la Fase 2, el plazo para concluir el proyecto del Parque del Muralismo Mexicano se ha extendido a ser un proyecto transexenal, del que no hay una fecha estimada para su conclusión.

“Si se empezaba la construcción en noviembre del año pasado, estaba proyectado terminarse en junio de 2025. Consideramos que llevará un año y medio la construcción y partiremos cuando tengamos los recursos y los trámites administrativos”, declaró la dependencia.

Pendientes
Aún quedan pendientes, como la publicación de los proyectos ejecutivos del parque, los trabajos de restauración de la Torre de Telecomunicaciones, que tiene daños por los sismos y aunque está considerada en la declaratoria, no forma parte del proyecto.

Renato González Mello, investigador del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, considera la demolición del Centro SCOP como una señal de alerta sobre la obsolescencia de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas porque “no le da suficiente protección al patrimonio del siglo XX. Debe revisarse y reconsiderarse. El Centro Scop no se perdió en los terremotos, que contribuyeron, pero se perdió en un sistema”.