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¡A RECONCILIARSE!

En el marco de la celebración de las Fiestas de Navidad, el Obispo de la Diócesis de Veracruz Carlos Briseño Arch, emitió el mensaje navideño 2023 en donde insistió a la sociedad veracruzana a "hacer el bien"...

¡A RECONCILIARSE!

LLAMA LA IGLESIA CATÓLICA
¡HACER EL BIEN!

* Obispo Carlos Briseño insta a la reconciliación de la sociedad
* Los tiempos de Jesús no son distintos a los que vivimos, dijo en mensaje navideño

Por Manuel Hernández
Reportero de NOTIVER 

En el marco de la celebración de las Fiestas de Navidad, el Obispo de la Diócesis de Veracruz Carlos Briseño Arch, emitió el mensaje navideño 2023 en donde insistió a la sociedad veracruzana a "hacer el bien".


Aseveró que la Navidad es reconocer y proclamar la grandeza de Dios, que Dios lo puede todo y que para Dios nada es imposible.

Indica que estamos llamados a generar diálogos de reconciliación entre quienes formamos la comunidad y hacer que esta actitud se traslade a nuestra sociedad, como lo hizo Jesús en su tiempo que no es muy diferente al que vivimos, dijo.

"...Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de dar a luz. Y dio a luz a su Hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Lc 2, 6-7.

Queridos hermanos:

La Iglesia toda, vive expectante los días en que la Virgen da a luz al que es la Luz Año con año vivimos el tiempo de Adviento, esperando y creyendo en Aquel que vino, que vendrá y que está viniendo.
Nos llena de mucha alegría en lo profundo de nuestro ser, su presencia salvadora; y nos alegramos con la celebración de la Navidad.
El tiempo mismo se convierte en un signo sensible de nuestra Salvación.
Dios ha dado respuesta a nuestro clamor:
"Dios mío, ven en mi auxilio, el Señor se ha dado prisa en socorrerme. Nos ha socorrido, no dándonos algo distinto de sí, sino que el mismo ha venido a compartir nuestra vida, y de su plenitud hemos recibido gracia sobre gracia" (Jn 1, 16).
Dios se hizo hombre, se hizo cercano, unió el Cielo y la tierra, y camina junto a nosotros (Cfr. Lc 24, 13 ss).
Por eso, la Navidad es reconocer y proclamar: ¡qué grande es Dios!, ¡Dios lo puede todo!, ¡para Dios nada es imposible!... en su grandeza infinita está fundamentada la dignidad de cada ser humano. Todo hombre es importante porque Dios se ha hecho semejante a nosotros (FIp 2, 6-11).
Si no reconocemos la grandeza de Dios, tampoco reconoceremos la grandeza y dignidad del hombre.
Porque el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios.
Sin embargo, el hombre al pecar desfiguró esa imagen de Dios. Por eso, Dios al hacerse hombre en su Hijo Jesucristo nos revela la verdadera imagen del hombre.
De tal manera que al ir asumiendo en nuestra vida paulatinamente la persona de Cristo, buscando identificarnos con sus actitudes, con sus sentimientos, con toda su persona, reconstruimos esa imagen de Dios y esa grandeza y belleza con la que fuimos creados.
Por eso, en este tiempo de adviento, se nos invitó a redescubrir a la persona de Cristo en nuestras vidas, que vino, viene y volverá plenamente al final de los tiempos, con las actitudes de vigilancia, conversión y alegría; y en Navidad, en actitud de humildad.
Si podemos contemplar los signos de los tiempos en el mundo en que vivimos, vemos cómo la violencia es el denominador común.
Por eso, este tiempo, como creyentes en Cristo Jesús estamos llamados a generar diálogos de reconciliación entre quienes formamos la comunidad y hacer que esta actitud se traslade a nuestra sociedad, como lo hizo Jesús en su tiempo, que no es muy diferente al que vivimos; porque, si a Dios no le dio aversión hacerse nuestro hermano en Cristo, tampoco a nosotros nos debe vencer la repulsión que nos provocan los pecados o antipatías que nos separan de nuestro prójimo, y asistidos por el amor de Cristo que nos ha amado incondicionalmente, podemos descubrirnos a nosotros mismos como un regalo, un don de Dios para los otros.
Y a su vez ver a los otros incluso a los que consideramos nuestros enemigos, como un regalo de Dios.
Jesús nos lo enseña en su crucifixión orando, para no caer en la tentación de devolver mal por mal; sino hacer el bien, rezando por quienes nos hacen mal.
Recordemos su oración desde la cruz: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen".
Rezó por quienes lo condenaban.
Nuestra misión es vivir este misterio de Salvación, ayudando a los demás a que descubran el tesoro que es Cristo en sus vidas, para que descubran la salvación que el Señor les ofrece.
Navidad es ser apóstol y evangelio para los otros.
Si ustedes contemplan los signos de la Navidad: regalos, cena, dulces, posadas, luces, cortar nuestras actividades para ir al encuentro de nuestros seres queridos y dedicarles un tiempo, preocuparnos por aquellos que sufren alguna pobreza y acercarnos a ellos, etc.
A estos signos, la sociedad de consumo les ha vaciado de su sentido original.
Pero si los observamos con ojos de fe, veremos que son signos que nos invitan a vivir en el amor de Dios a los demás, nos llaman a la fraternidad, a la solidaridad.
Por eso, en este tiempo se nos recuerda que debemos de convertirnos en evangelio para los demás, siendo portadores de la Buena Noticia, porque en nosotros se trasluzca el amor misericordioso de Dios que acoge y salva a todo hombre.
En este tiempo de gracia ruego al Señor nos conceda un espíritu de discernimiento que nos haga autodescubrirnos como un regalo de Dios para los demás, especialmente para los que están más cerca de nosotros; y, sobre todo, aquellos que a veces son más difíciles de amar.

Cristo es el regalo de Dios para nosotros.
El prójimo es un regalo de Dios para nosotros.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la esperanza dichosa de su reino (Cfr. Prefacio III Adviento).
Quiero desearles de todo corazón, que resplandezca en ustedes el rostro de Dios; Jesús lo ha revelado como Padre, que nos ama gratuita e incondicionalmente.
Todos nosotros que, muchas veces nos encontramos cansados del sinsentido de la vida, acerquémonos al portal a contemplar al Niño nacido de Maria y encontraremos esa paz y alegría en nuestras vidas; la paz que sólo Dios puede dar.
Y así iniciaremos el año con una actitud de esperanza activa para el mundo en que vivimos, convirtiéndonos en luz para los demás. 
Les deseo FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2024".