Por FEDERICO GARCIA
Reportero de NOTIVER
 
  En el marco del 55 aniversario de la fundación del Colegio de Abogados de Veracruz A.C., José Alberto Priego Miranda reconoció el legado de los once ex presidentes del organismo colegiado al tiempo que adelanto que el abogado del futuro debe ser una persona íntegra, un profesional con valores éticos y morales.


  La tarde del viernes, en el Museo de la Ciudad de Veracruz se conmemoró el 55 aniversario de la fundación del Colegio de Abogados de Veracruz, (1969-2024) evento que convocó a un centenar de juristas con destacada trayectoria, entre ellos fundadores Ricardo Silva Aguirre y Emilio Fuster.

  Se entregaron reconocimientos a los ex presidentes del Colegio: Rosario Guadalupe Gayot Lara, Braulio Terán del Valle, Luis Martín Capistrán, Francisco Ramírez Llaca, Minerva Cobos Lucero, el laboralista Joaquín Hernández Girón y a Leopoldo Muñiz Descalzo.

  También a Pedro García Pensado, Martha Montoya Barradas, Gustavo Sousa Escamilla y a Gerardo Cruz Tejeda, a quienes se les reconoció su trayectoria en el ámbito de la abogacía, pero sobre todo su contribución al Colegio de Abogados de Veracruz.

  José Alberto Priego Miranda, presidente del Colegio, expresó que sentía una enorme gratitud por el legado construido por generaciones de abogados comprometidos con la justicia y el servicio a la comunidad, “los abogados hemos enfrentado desafíos, superado obstáculos y nos hemos mantenido firmes en el compromiso con la defensa de los derechos y el imperio de la ley”.

  Sin embargo, advirtió, “hoy nos encontramos ante una nueva era, marcada por el avance vertiginoso de la tecnología. Debemos reconocer la necesidad de adaptarnos una vez más, ahora, a las nuevas herramientas y plataformas que están transformando la práctica legal”.
  Más allá de ser expertos en la interpretación de la ley, “debemos aspirar a ser excelentes razonadores jurídicos, capaces de argumentar y sobre todo de comunicarnos de manera efectiva. Debemos ser gestores del conflicto, buscando siempre la resolución pacífica de las controversias”.
“Pero más allá de nuestras habilidades técnicas, debemos recordar que nuestra profesión está intrínsecamente ligada a valores éticos y morales. El abogado del futuro debe ser una persona íntegra, un buen ciudadano que esté comprometido con la justicia y el bien común”.
Y finalizó convocando a sus colegas a, “nunca perder de vista nuestra responsabilidad fundamental: garantizar que la justicia prevalezca, que los derechos sean protegidos y la ley aplicada de manera justa y equitativa”.