* Fueron guardias del Batalion
* Huyen cuando pretendían grabarlos
Por Rodrigo Barranco Déctor/NOTIVER
Boca del Río, Ver. Un sujeto de la seguridad privada que cuida al interior de Plaza El Dorado, en la ciudad de Boca del Río, acosó y discriminó a una mujer y su hijo menor de edad, sin motivo aparente, argumentando que eran órdenes del dueño del centro comercial.
Todo inició la tarde de ayer cuando una familia acudió a hacer unas compras a ese establecimiento ubicado en la Riviera Veracruzana, antes de partir, decidieron ir a Chedraui, aprovechando que estaban ahí.
Cuando intentaron ingresar, un uniformado de la compañía, Batalion Seguridad Privada, les impidió el paso porque el niño iba comiendo unas palomitas que habían comprado en el cine de la segunda planta.
El guardia les pidió que eso lo tenían que dejar en paquetería, la familia no opuso resistencia ni chistó comprendiendo el asunto, así que, al ver que era comida, para evitar dejarla guardada, solo el padre entró a comprar un par de productos al supermercado, mientras el pequeño y su mamá esperaban sentados en las bancas que estaban frente a la entrada, cerca de una tienda para mascotas y del elevador.
Aprovechando que el hombre de la casa estaba ausente, un guardia de unos 50 años, delgado, de piel blanca, con los pantalones debajo de la cintura, se plantó enfrente de la señora y el menor que seguían comiendo las palomitas y esperando.
Al principio no les pareció extraño, pero todo cambió cuando el pequeño caminó a un bote de basura para tirar algunas palomas que se habían caído, luego comenzó a caminar alrededor del asiento, pero sin molestar a nadie, pues la plaza en esos momentos estaba casi desértica.
Entonces, el uniformado caminó al bote de basura y regresó para plantarse de nuevo frente a la mujer, pasaron unos segundos, y la increpó diciéndole que el niño no podía andar “bailando” de aquí para allá, porque por esa zona pasaba el “licenciado” y le molestaba.
Cuando la madre preguntó al guardia de quién estaba hablando o a quién se refería, respondió que del dueño de la Plaza El Dorado, que, según él, le enoja mucho ver a infantes caminando por los pasillos y por ese lugar en particular.
La situación se tornó tensa porque el sujeto le hablaba a la mujer cerca de la cara mientras ella estaba sentada, invadiendo su espacio y de forma amenazante.
Para suerte de la familia, en ese mismo momento llegó su esposo que notó la situación y de inmediato increpó al guardia sobre qué estaba pasando.
El empleado nervioso, se llevó sus manos de inmediato al radio y se echó para atrás, ahora sí, guardado su distancia, y repitiendo lo mismo, que estaba prohibido que los niños estuvieran “bailando”, en la plaza, porque eso molestaba al dueño.
El padre de inmediato le dijo que eso no era cierto, que era una tontería y le pidió el nombre de la persona responsable o del sujeto que había dado esas órdenes, pero el trabajador de Batalion dijo que “mejor así la dejaba” y se empezó a retirar.
Sin embargo, el jefe de familia en un tono más firme le preguntó si su hijo había atropellado a alguien, empujado a alguna persona o hecho alguna falta que implicara su reacción, de nuevo, el empleado de la empresa de seguridad sólo se concretó a negar todo con la cabeza y retirarse debido a que el afectado pretendía sacar su celular para grabar todo, pero no tuvo tiempo, ya que huyeron para dentro de Chedraui.
