* Ante descubrimiento de un campo de entrenamiento y exterminio
Por Noemí Valdez
Reportera de NOTIVER
La Iglesia Católica expresó su profunda indignación y dolor ante el reciente descubrimiento de un campo de entrenamiento y exterminio del crimen organizado en el rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco.
La Conferencia del Episcopado Mexicano refirió que este hallazgo incluye crematorios clandestinos, constituye una de las expresiones más crueles de maldad y miseria humana que hemos presenciado en nuestro país.
Como pastores de la Iglesia en México, denunciaron con profunda preocupación que existan muchos lugares como este en nuestra nación, los cuales son sitios donde se han cometido los más graves delitos contra la humanidad.
Estos actos atentan directamente contra la dignidad sagrada de la persona humana creada a imagen y semejanza de Dios.
Los Obispos dijeron que este hecho ponen en evidencia “la omisión irresponsable de autoridades gubernamentales de los tres niveles ante uno de los problemas más críticos que enfrenta el país: la desaparición de personas. Esta realidad exige una respuesta inmediata, contundente y coordinada del Estado mexicano”.

Por ello manifestaron su extrañamiento porque mientras se presume que bajan un 15% los asesinatos dolosos, se trata de ocultar que crecen un 40% las desapariciones.
Desafortunadamente la mayor parte de estas víctimas son jóvenes.
A su vez, reconocieron la extraordinaria labor de las madres buscadoras y distintas organizaciones ciudadanas que, impulsadas por su dolor, valentía y tenacidad, son las que verdaderamente consiguen avances en la búsqueda de sus seres queridos y realizan hallazgos decisivos que mantienen vivo el clamor por la justicia.
Por ello, exhortaron respetuosamente a las autoridades a: Investigar exhaustivamente estos hechos con transparencia y eficacia; Dejar de evadir su responsabilidad o de intentar ocultar esta realidad.
Fortalecer urgentemente, entre los tres niveles de gobierno, los mecanismos de búsqueda e identificación de personas desaparecidas.
Implementar políticas efectivas que prevengan estos crímenes atroces y garanticen la no repetición.
Como sociedad y como nación debemos comprometernos a un rotundo: ¡NUNCA MÁS!
Romper definitivamente con las alianzas que pudieran existir entre el crimen organizado y algunos ambientes políticos para liberar a México de esta decadencia moral.
Por su parte la Iglesia ofreció espacios de diálogo y colaboración para atender esta crisis humanitaria, acompañar a las víctimas y contribuir a la reconstrucción del tejido social tan lastimado por estos actos de violencia extrema.