Por VÍCTOR PINEDA/NOTIVER

La estudiante veracruzana Ángela Elena Olazarán Laureano sigue poniendo el alto el nombre de Veracruz, ahora con el galardón Chegg.org Global Student Prize 2024, que es, un reconocimiento internacional que la coloca como la mejor estudiante del mundo.

La joven de 18 años de edad, y originaria de Papantla, Veracruz es la primera mujer y estudiante latinoamericana en recibir este prestigioso premio entregado por la Fundación Varkey y Chegg, una empresa estadounidense de tecnología educativa, superando a más de 11.000 candidaturas de 176 países.

En entrevista con la agencia de noticias EFE en la mexicana Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara donde participó en diversas actividades, la joven explicó que el proyecto que presentó surgió durante la pandemia de covid-19 cuando notó la dificultad de acceso a servicios médicos en su comunidad.

En ese entonces era estudiante de bachillerato técnico del Conalep 244 y participaba en un club de robótica, entre ellas y sus compañeros se les ocurrió crear una especie de robot médico que ayudara a diagnosticar la enfermedad entre las personas que vivían en zonas alejadas de los servicios médicos.

“En Papantla, un pueblo originario, las comunidades se encuentran realmente muy lejanas y veíamos la problemática durante la pandemia que no contaban con este acceso al servicio de salud, por medio de la tecnología vimos una oportunidad de llevarles esperanzas”, explicó.

Así nació ‘Ixtlilton’, un asistente médico virtual impulsado por inteligencia artificial que lleva el nombre del dios azteca de la medicina.

La tecnología diagnostica covid-19 y otras 20 enfermedades comunes mediante una serie de preguntas a las y los pacientes desde dispositivos móviles para determinar si es necesario trasladarse a un centro de salud.

El sistema fue puesto a disposición de la población de manera gratuita y ayudó a detectar casos de covid-19 en las comunidades indígenas cercanas, lo que motivó a Ángela a pensar en ampliar su alcance y utilidad.

Ángela trabaja para que la plataforma diagnostique enfermedades más complejas pero que también funcione para quienes no tienen acceso a internet y hacerlo más fácil de utilizar e incluso traducirlo a la lengua totonaca para que no exista esa barrera idiomática.

La experiencia en el concurso le abrió un mundo de posibilidades a la estudiante que ve en las ciencias exactas e ingenierías (conocidas en inglés como STEM) una vía para mejorar la educación de su comunidad.

En 2025 viajará a Estados Unidos para mostrar un proyecto científico en el Space Center Houston, el museo oficial de la NASA y en un futuro sueña con un posgrado en informática y educación en donde pueda especializarse y compartir conocimiento.