* La agresión con manopla a Paulo Enrique
* Y todavía siguió asistiendo al café las tardes durante el mes de agonía de su víctima
Por Rodrigo Barranco Déctor/NOTIVER
La agresión a golpes que sufrió el empresario Paulo Enrique Arrieta Agüero, y que terminó con su vida, derivó de la compra de una camioneta, que quiso regresar, luego de verificar que sus documentos no estaban en regla, según personas cercanas a la víctima.
Según lo que narraron sus allegados, el pasado 13 de noviembre de este 2023, el finado hizo un depósito en efectivo a José María “N”, para apartar una unidad que estaba vendiendo este último.
Sin embargo, una vez que hizo la transacción y al cotejar los documentos, Paulo se percató que los papeles de la camioneta no estaban en regla, por lo que decidió cancelar la compra.
Para esto, ese mismo día, a decir de los testigos, llamó a la persona conocida como Pepe, para informarle que no iban a realizar la negociación debido al cotejo de los documentos.
La propuesta presuntamente fue que José María tomara una comisión del adelanto depositado, para compensar el tiempo perdido, incluso -aseguran sus cercanos- le dijo que podría esperarlo a que vendiera la camioneta para que le regresara todo el dinero completo.
La respuesta de Pepe fue citar a las 12:00 del día, del día 14 de noviembre, en un café ubicado en la avenida Martí, del Fraccionamiento Reforma de la ciudad de Veracruz, en donde prometió arreglar el asunto.
Arrieta Agüero salió al encuentro pactado después del mediodía, pero apenas habían pasado 10 minutos, cuando su esposa recibió una llamada para informarle que su esposo había sido agredido por el vendedor, que supuestamente usó una manopla con picos para golpearlo y apoyado de otras personas.
El empresario sufrió un infarto cerebral, además de otros golpes en el cuerpo, por lo que fue internado en la Clínica San Luis, luego trasladado al Hospital Español, después al Hospital de María y por último al Instituto Mexicano del Seguro Social, de Díaz Mirón, donde murió el pasado 14 de diciembre.
Los cercanos a la víctima aseguraron que José María “N” siempre estuvo enterado de los problemas de salud de Paulo Enrique y de que había una averiguación por lesiones en su contra, sin embargo, todo ese mes de la agonía siguió acudiendo al mismo café, todas las tardes, con los mismos amigos que atestiguaron la golpiza que le dio al finado.