* Fue torturada por las autoridades y obligada a firmar confesiones falsas
Ciudad de México.- (AVC) Keren Selsy Ordóñez Hernández, una joven veracruzana que fue detenida y torturada hace casi una década, fue liberada este miércoles tras permanecer injustamente en prisión durante más de nueve años.
Tenía apenas 19 años y cuatro se-manas de haber dado a luz cuando comenzó la pesadilla.
Su caso fue dado a conocer y acompañado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), que este miércoles celebró públicamente la resolución de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Tlaxcala, que ordenó su libertad inmediata, tras considerar acreditadas las violaciones graves a sus derechos humanos y el uso de confesiones obtenidas bajo tortura.
“Hoy con mucha alegría celebramos, por fin: #KerenLibre. La magistrada Mary Cruz Ornelas resolvió la apelación y ordenó la libertad inmediata”, informó el Centro Prodh.
La historia de Keren comenzó el 11 de diciembre de 2015, cuando acudió a la casa del padre de su hija, en la colonia Herón Proal, en Veracruz, después de que él le ofreciera dinero para pañales.
Al llegar fue rodeada por al menos seis camionetas con hombres armados, presuntamente policías federales y ministeriales de Tlaxcala. Sin orden judicial, fue detenida y subida por la fuerza junto a su bebé.
En el trayecto, los agentes la golpearon brutalmente, incluso sobre la herida reciente de cesárea.
Bajo amenazas de muerte y advertencias de que perdería a su hija, fue forzada a firmar confesiones fabricadas.

Posteriormente, fue trasladada a Tlaxcala, donde fue acusada falsamente del secuestro de una mujer llamada Diana.
Según el testimonio de Keren, durante los interrogatorios los agentes la amenazaron con enviar a su hija al sistema de adopción y asegurarse de que cayera en “malas manos”.
Su hija, apenas una recién nacida, fue registrada como detenida, entregada al DIF Tlaxcala y puesta en proceso de adopción.
Gracias a la intervención de la madre de Keren, la bebé pudo ser recuperada y creció bajo el cuidado de su abuela materna mientras Keren enfrentaba una larga prisión injusta, sin contacto con su hija.
La liberación de Keren es un caso de cómo la tortura, la fabricación de pruebas y el uso del sistema penal como herramienta de injusticia continúan afectando gravemente a mujeres en México, particularmente a las más jóvenes y vulnerables.
Diversas organizaciones han exigido justicia, reparación del daño y sanción para los responsables de su detención arbitraria, tortura y separación forzada de su hija.
Además, el caso ha reactivado el llamado urgente a prohibir el uso de pruebas obtenidas bajo tortura, tal como establece el derecho internacional y la propia Constitución mexicana.