* Maceda, el bolero filántropo a quien los turistas piden consejos culinarios 
* “Si vas a tener un negocio sé el primero en abrir y el último en irte” 

Por Manuel Hernández
Reportero de Notiver

José Luis Maceda Mora, alias "Maceda" o "El Chicles", es el bolero de mayor edad en el Zócalo de Veracruz con 81 años cumplidos, ha visto extinguirse a sus compañeros en un oficio que la gente cree inexistente pero que persiste, quedamos ocho, dice. 

Pareciera que fue ayer cuando había unos 18 boleros en el Zócalo de la Ciudad, antiguos compañeros como El Tigre, muy conocido en el centro o don Pancho, ya están con el creador.

Maceda, un filántropo que desde un sillón en el Zócalo de este primer Puerto de Veracruz, trata de orientar una filosofía de vida, a veces va al Oxxo a comprar y la gente le pregunta, por qué deja su dinero a la vista, unas monedas en un banquito al lado de su sillón.

Y es que Maceda quiere poner un granito de arena para que la gente se enseñe a no tomar lo que no es suyo.

Hombre que se presenta con cuatro tragedias en la vida. 

Empezó vendiendo chicles en Córdoba de niño le iba muy bien, llegó a tener su propia empresa y a trabajar incluso con un empresario de la zona centro a quien ahora se le conoce como el abuelo del futbolista Miguel Layún. 

Luego vinieron las tormentas, confiar en un contador, Maceda pagaba sus impuestos y entregaba los cheques pero el contador se los quedaba.

La segunda, cuando lo asaltaron en carretera con un tráiler con mercancía de Taiwán que entregó a cambio de su vida y la tercera haber solicitado el préstamo al banco y enfrentado la devaluación del 93, que lo puso en jaque mate económico, pero la cuarta y más dañina fue la peor de todas, perder a su esposa cuando enfermó luego del coraje por el fraude del contador ratero.

En las épocas de vendedor y comerciante viajaba mucho y le gustaban los buenos restaurantes y ahora algunos turistas asiduos lo ubican en el Zócalo para preguntarle sobre consejos culinarios, conoce de todas las cocinas, desde la árabe, española, libanesa y hasta judía. 

De ojos azules que a veces se ponen verdes por su ascendencia italiana por parte de su madre, Maceda se niega a que los boleros vayan a desaparecer en Veracruz, el negocio como en todo tiene días buenos y malos, experto en el centro histórico señala que la obra del zócalo era necesaria e incluso les beneficia el Independencia Peatonal, "la gente usa muchos tenis y zapatos de tela, pero se les olvida que los tenis también se lavan".

Su filosofía de trabajo la aprendió desde su primera empresa, "si vas a tener un negocio sé el primero en abrir y el último en irte".

Llegó a Veracruz hace más de 25 años luego de las cuatro tragedias, encontró un Veracruz romántico, las mujeres iban para un lado y los hombres para el otro, un Veracruz perdido, la gente ya no da ni los buenos días, ni las buenas tardes y qué decir de las noches.

Sobre el oficio de bolero no tiene una historia ancestral, no lo aprendió del padre de su padre sino viendo y aprendiendo para sobrevivir, porque en esta vida, dice Maceda, el que no aprende es porque es huevón.