“NOS DUELE”...

* Lamentan los Obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano

* Se solidarizan con el Obispo de Orizaba

* Hacen llamado a los tres niveles de Gobierno a que pongan mayor atención en su trabajo

De la corresponsalía de NOTIVER

XALAPA, Ver.- La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó su solidaridad con Eduardo Cervantes Merino, Obispo de Orizaba, quien esta semana sufrió un asalto junto con un grupo de sacerdotes en la autopista Puebla-Orizaba.

A través de un comunicado lamentó a su vez la inseguridad que se sufre en las carreteras del país, por lo que hizo un llamado a los tres niveles de gobierno que pongan mayor atención en su trabajo.

¡ENCAÑONARON Y ORDENARON A LOS CONDUCTORES DETENERSE...! - *ENTRE ELLOS EL OBISPO DE ORIZABA
Criminales que operan sobre el tramo carretero de las Cumbres de Maltrata atracaron al Obispo de Orizaba, Eduardo Cervantes Merino, junto a sacerdotes que lo acompañaban, despojándolos…

La carta fue firmada por Rogelio Cabrera López, Arzobispo de Monterrey y Presidente de la CEM, así como Ramón Castro Castro, Obispo de Cuernavaca y Secretario General de la CEM quienes pidieron a las autoridades cumplir con sus responsabilidades.

Recordaron que los religiosos viajaban “en una carretera de la zona limítrofe entre Puebla y Veracruz, quienes fueron despojados violentamente de sus pertenencias, pero por gracia de Dios no fueron lastimados”.
“Nos duele profundamente esta situación de inseguridad que se vive todos los días, pedimos a las autoridades de todos los niveles pongan mayor atención y cuidado a un libre y seguro tránsito por las carreteras del país”.
Asimismo, pidieron por la gente que provoca sufrimiento, “que el Señor les dé el don de la conversión y como sociedad sigamos trabajando en la reconstrucción de la Paz que tanto anhelamos”.
“Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, interceda por todos nosotros, y que Dios, en su infinita misericordia, nos brinde la fuerza y la esperanza para seguir caminando como pueblo de México”.

El obispo de Orizaba sufrió el robo de la insignia episcopal, la cual es única en el mundo, ya que es el sello que la Santa Sede les entrega a los obispos.

Un grupo armado detuvo varios vehículos y entre estos viajaban los religiosos, quienes fueron amagados con armas largas y obligados a entregar sus pertenencias, incluyendo los objetos episcopales destinados a sus templos.