Don Carlos es velado en Orizaba y José Inés en Río Blanco, mientras que los otros dos fueron enviados a Puebla y a CDMX
Por RODRIGO BARRANCO DÉCTOR/NOTIVER
Luego de horas de arduo trabajo, rescatistas de Atzitzintla, Puebla, lograron recuperar los dos últimos cuerpos que faltaban de los alpinistas accidentados en el volcán Pico de Orizaba.
El accidente dejó como saldo un total de cuatro personas finadas que en la madrugada de ayer fueron enviadas al Servicio Forense de Ciudad Serdán, para hacer el trámite correspondiente para la entrega a sus seres queridos.
Carlos Altamirano Lima, de 53 años, es velado en una funeraria de Orizaba, en donde tenía su residencia. Ahí, su féretro fue recibido con aplausos pues era considerado como uno de los guardianes del Cerro del Borrego.
Mientras que José Inés Zepahua, de 63 años, del Club Clásicos de la Montaña, fue trasladado a su natal Río Blanco, en la misma región montañosa del estado de Veracruz, en donde será sepultado.
Por su parte, Hugo Cruz Vázquez, de 19 años, estuvo en Ciudad Serdán, pero su familia decidió que lo llevaran al pueblo de Chalchicomula, en Puebla, en donde lo despedirán con una ceremonia.
Por último, Humberto Kenji Murai Yasuda, que tenía su residencia en Orizaba, pero de padres japoneses, fue trasladado de inmediato a la Ciudad de México con residencia en Orizaba. Dueños del extinto comercio "La Japonesa", además director de administración y finanzas de la empresa Cafiver..
La muerte de los cuatro alpinistas ha consternado a la comunidad, porque dos de ellos eran guías experimentados que encabezaban expediciones de manera periódica y que sus muertes dejaron como recordatorio la autoridad que tiene la naturaleza.
