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¡SE SENTÍA COMO ROBOT! -"DURANTE LA PANDEMIA ACEPTÉ QUE NECESITABA AYUDA, NO ERA NORMAL NO COMER, NI BAÑARSE, TENER INSOMNIO..."

“Diana” quien aún no cumple 30 años cuenta que tras la pandemia del Covid-19 se empezó a sentir como un robot, ya no quería ni hacer las actividades más básicas...

¡SE SENTÍA COMO ROBOT! -"DURANTE LA PANDEMIA ACEPTÉ QUE NECESITABA AYUDA, NO ERA NORMAL NO COMER, NI BAÑARSE, TENER INSOMNIO..."

* “Diana” fue diagnosticada con un cuadro de depresión y ansiedad

Xalapa, Ver.- (AVC) “Diana” quien aún no cumple 30 años cuenta que tras la pandemia del Covid-19 se empezó a sentir como un robot, ya no quería ni hacer las actividades más básicas.


En el día mundial de la lucha contra la depresión, ella escribió parte su historia:

“Nunca imaginé tener una enfermedad mental o ¿cómo se le debería de llamar?. Durante la pandemia acepté que necesitaba ayuda, no era normal no comer, ni bañarse, tener insomnio, no sentir nada, los sonidos me irritaba, tener dolores del pecho, autolesionarse, querer estar acostada todo el día y dormir durante el día, tener esa sensación de ser como un robot.”

Después de esos episodios decidió visitar a una psicóloga que tras tres sesiones le recomendó acudir también con un psiquiatra y fue diagnosticada con un cuadro de depresión y ansiedad avanzada.

Lejos de darle tranquilidad contar con un diagnóstico, Diana cuenta que le provocó más angustia al pensar en las posibilidades, tomar medicamentos, decírselo a su mamá, enfrentar la situación en general.

“Mi mente comenzó a sobrepensar, sobre todo lo que podía pasar al tomar medicamentos para ser feliz. No me quedé con una sola opinión, por lo que fui en busca de otra opinión y también fue el mismo el resultado, fue ahí donde acepté que sí estaba mal, al punto de querer terminar con mi vida por décima vez”, escribe.

En este proceso se sentía culpable porque su familia tenía que llevarla a un psiquiátrico, algo que no había pasado por su mente y tener que decírselo a su mamá era especialmente difícil.

“Para mí no fue nada fácil, pues me sentía culpable de que ahora me tenía que llevar a un psiquiátrico, un lugar que nadie se imagina que estará en algún momento de la vida. Mi cabeza me hacía creer que todo era mi culpa, me hacía regresar al pasado y tener que recordar los malos escenarios que me llevaron a este punto”.

A esto se añadieron los comentarios de personas que le recomendaban no aceptar medicación alguna ante el temor de que después no pudiera dejarlos. Algunos familiares incluso opinaron que los psiquiatras sólo atienden a “locos”, y eso generó en Diana una preocupación más.

“Varias personas me decían que me negara a los medicamentos pues me llevarían a una adicción y no podría dejarlos. Cuando hablé con algunos familiares me hicieron el comentario que a un psiquiátrico solo van las personas que están locas, ese tipo de expresión nunca me ha gustado y me molesta demasiado cuando se refieren así a las personas que tienen un problema de salud mental”.

Durante el tratamiento, ella no podía estar solo por los efectos secundarios que pudieran presentar, y por tanto la familia tenía que estar presente, una idea que no le gustaba.

“Para mí era algo molesto y odiaba esa idea que me tenían que cuidar, pensaba por qué ahora me tiene que cuidar y no lo hicieron antes”.

El proceso fue largo pues si bien al inicio su salud mental mejoró, los efectos como dolores de cabeza y fallas en la memoria también se hicieron presentes.

“Por primera vez dormí bien, no desperté en la madrugada y mucho menos me sentía cansada al otro día, y lo impresionante fue que los escenarios que pasaban por mi mente desaparecieron. Todo estaba absolutamente en blanco incluso cuando dormía, no soñaba. Con los días fue siendo estresante, mi memoria empeoró más de lo normal, no recordaba nada y eso me provocó unos dolores de cabeza insoportables”.

A pesar de ello, Diana ha podido ir mejorando y se ha sentido mejor, ahora ha podido realizar actividades que antes no hubiera imaginado, continúa con su terapia y acepta que por momentos se siente como en una montaña rusa de emociones.

Diana pide a quienes están pasando por situaciones similares que no tengan miedo de pedir ayuda o de ser criticados, porque la salud mental es lo más importante.

“No tengan miedo de pedir ayuda o ser criticada por querer estar bien con uno mismo, si uno no funciona para sí mismo no podrá lograr las metas o los objetivos. Siempre diré que la salud mental y las emociones son lo más importante de uno, es válido sentirse triste o con ganas de sentirse perdedor de esta batalla, pero hay alguien que nos espera en casa, en mi caso mis mascotas, ellas son mi motivación de todos los días”.

REPORTAJITO -TRAS EL COVID, LA ANSIEDAD, DEPRESIÓN Y SUICIDIO EN VERACRUZ... VA EN AUMENTO!
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