* Y eso en dos años

AVC/Sofía Quiñones

Xalapa, Ver. – La extracción de materiales pétreos en los ríos y cuerpos de agua de Veracruz continúa en expansión, con 22 solicitudes en trámite entre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y la Secretaría de Medio Ambiente del Estado (SEDEMA).
En el caso de la SEMARNAT, se han recibido solicitudes para la extracción en municipios como Temapache, Papantla, Tihuatlán, Cosamaloapan, Amatlán de los Reyes, Ángel R. Cabada y Playa Vicente.

Algunos de estos proyectos contemplan la explotación de ríos como el Pantepec, Cazones, Papaloapan y Tesechoacán, con la intención de extraer piedra, arena y grava para distintos usos.

Por otro lado, la SEDEMA ha registrado solicitudes en localidades como San Andrés Tuxtla, Puente Nacional, Alto Lucero, Catemaco, Coscomatepec, Actopan y Soledad de Doblado. En este caso, los ríos La Antigua, Actopan y Pajaritos están entre los más afectados por la intención de extraer material, lo que podría alterar sus cauces naturales.

Más allá de la extracción en sí, algunos de estos proyectos también incluyen la instalación de bancos de material pétreo, lo que amplía su impacto potencial al ecosistema.

Ambientalistas han advertido que estas actividades pueden generar alteraciones en los ríos y lagunas, aumentando la erosión del suelo y poniendo en riesgo la estabilidad del entorno.

Expertos en medio ambiente han señalado que la remoción de piedras y arena modifica la dinámica de los ríos, lo que puede derivar en desbordamientos más severos y en la contaminación del agua.

Además, la fauna y flora asociadas a estos cuerpos de agua se ven directamente afectadas, ya que muchas especies dependen de estos hábitats para su supervivencia.

Expertos han advertido sobre las graves consecuencias ambientales que esta actividad conlleva, entre ellas la contaminación del agua, la destrucción de flora y fauna, la alteración de cauces y la erosión del suelo.

Uno de los efectos más inmediatos es el incremento de la turbidez del agua, lo que dificulta el desarrollo de especies acuáticas y puede ocasionar la acumulación de desechos orgánicos e inorgánicos.

Además, la remoción de sedimentos y la alteración de los cauces naturales ponen en riesgo a las comunidades cercanas, incrementando la vulnerabilidad ante inundaciones y afectaciones en la disponibilidad de agua.

Desde el ámbito ambientalista, se ha hecho un llamado a la sociedad para sumarse a la defensa de los ríos y generar conciencia sobre la importancia de su conservación.

Entre las acciones cotidianas que pueden contribuir a su protección, destacan la reducción del uso de plásticos, evitar la contaminación del agua, apoyar a colectivos que luchan por su preservación, denunciar a las empresas que contaminan y difundir la necesidad de cuidar estos ecosistemas.

Ante este panorama, se insiste en la necesidad de regulación estricta y seguimiento por parte de las autoridades, así como en la exigencia de una gestión sostenible que garantice la protección de estos recursos naturales para las futuras generaciones.