Desde niño, José Manuel López Contreras (Cabito López) sabía que su vida profesional estaría vinculada a la música, tenía ocho años cuando, en Soledad de Doblado, empezó a tocar el cencerro con la danzonera que dirigía su padre, el ilustre músico José Mateo López García (Cabito).
En la madurez de su vida profesional, el originario de Soledad de Doblado es especialista en la música popular mexicana, saxofonista, alto, tenor y barítono, con afición especial por el jazz, es, en síntesis, un estudioso de la música con gran destreza para tocar el sax.
Cabito López afirma que, para considerarse un buen músico, “uno tiene que practicar todos los días, escuchar mucha música y platicar con viejos músicos, yo sigo estudiando, siento que todavía faltan cosas por aprender”.
En la polvorienta Soledad de Doblado, Cabito López estudiaba la primaria y, por las tardes, su padre le enseñaba los secretos de la música, principalmente de solfeo y saxofón, “un día, se enfermó el músico que tocaba el güiro y ese día mi padre me pidió suplir al del güiro, iba nervioso durante el viaje en la batea de una camioneta rumbo al rancho donde tocaría la danzonera”.
La presentación fue un éxito, Cabito López tocó el güiro y, después, acabó apoderándose de los timbales en la popular danzonera del maestro Cabito López quien, por cierto, fue el profesor titular de la clase de música en las escuelas de Soledad de Doblado.
Ya con 16 años, Cabito López empezó a tocar el saxofón con la danzonera de su padre y luego con grupos locales, tenía una meta fija en su mente y decidió, para cumplir sus sueños, viajar al puerto de Veracruz para estudiar en Escuela Municipal de Bellas Artes (IMBA).
En el puerto, tocó con varias orquestas de música tropical y salsa, conoció también a grandes músicos del jazz. En octubre de 1991 formó parte de ese grupazo llamado Los Kassino de Chucho Pinto, con quienes viajó al Distrito Federal.
Ya en la capital del país, Cabito López estudió en el Sindicato de Músicos del Distrito Federal la licenciatura como arreglista y saxofonista, en ese ambiente conoció a muchos músicos de época que lo llevaron a tocar con la orquesta de Mariano Mercerón, Orquesta de Pérez Prado, orquestas de jazz y swing y orquetas de salsa y merengue.
En 2007, viajó a Japón con la orquesta de Pérez Prado, “esa experiencia fue muy bonita, porque allá la gente va específicamente a valorar el arte que uno hace”, comentó el músico choleño a Notiver.
Fue invitado como saxofonista para participar en el proyecto de Los Ángeles Negros “Sin Etiqueta” (Ángeles Negros con Orquesta), grabado en vivo con grandes artistas.
Y también ha acompañado al bebé de la salsa Jerry Rivera con la Orquesta Contraste, así como a Gilberto Santa Rosa.
Actualmente es director del Grupo Mandarín, fundado el 14 de julio del 2014 en el puerto de Veracruz, con 11 integrantes de gran prestigio musical, donde se toca la música de catálogo del maestro Chucho Pinto, quien le autorizó para tocar su música con una sola condición:
“Si quieres tocar mi música hazlo, sin problema, pero hazlo bien”, le pidió.
Grupo Mandarín toca además danzones, boleros, son montuno y mambos, sin dejar de lado éxitos de grupos tropicales del sureste mexicano, lo último de la agrupación es el video clip “El Quererén” y “Ese soy Yo”, este último tema en homenaje al maestro Emilio Granados.
Nadie, ni los propios choleños conocen el origen del apodo de Cabito, que distingue a esa respetada familia de músicos de Soledad de Doblado, y es este: Mi abuelito era Cabo de Vía, ferrocarrilero, daba cuenta de los incidentes que ocurrían desde Orizaba hasta el puerto de Veracruz, entonces, sus compañeros se referían a él como Cabo y a sus hijos les empezaron a decir los Cabitos.